domingo, 31 de enero de 2021

Cuando también era Linda Malvill : una breve charla con Víctor Claudín

Cuando también era Linda Malvill

Regocijándome en la lectura de «Rosas y vino», quise saber quién se escondía bajo el seudónimo Linda Malvill. No haciéndome todavía muchas ilusiones sobre el éxito de mi investigación, ya que si es verdad que la mayoría de las veces no es demasiado difícil descubrir el verdadero nombre del autor de un bolsi, desafortunadamente la mayoría de las veces también, sean bolsilibristas de toda la vida, con más de quinientos títulos en su haber, o entre los últimos incorporados, llegados apenas algunos años antes de la caída de la «Bruguera», la información que se puede encontrar no da para mucho...
Cuál fue mi sorpresa, aprendiendo que detrás de Linda Malvill había un tal Víctor Claudín, constatar que no sólo este periodista y escritor tenía un sitio internet muy completo, relatando toda su trayectoria, sino que además reivindicaba sus novelas eróticas. Así que en seguida, aunque por los numerosos comentarios no deseados, el sitio parecía un poco abandonado, decidí enviarle un mensaje con algunas preguntas. Y mientras esperaba una hipotética respuesta suya, en vez de irme a dormir, me sumergí ávidamente en este concentrado de vida y de creación, leyendo además un puñado de los sorprendentes relatos disponibles en el sitio...
La mañana siguiente, llegando del trabajo todavía medio adormilado, al controlar mi correo electrónico encontré un entusiasmante mensaje de Víctor. El primero de una buena ristra que me permitió, con gran placer, intercambiar a menudo con una persona amable, divertida y de una vasta cultura.
Así, aunque no descarto la posibilidad, si puedo leer otras de sus obras, de volver a preguntarle cosas sobre su extensa y apasionante trayectoria literaria (ya que más allá de su recorrido en la novela popular, Víctor ha publicado bastante libros de vario índole y todos parecen por lo menos interesantes, algunos totalmente imprescindibles), por el momento os dejo con esta breve charla introductoria :


Tratando de establecer tu bibliografía como Linda Malvill, sólo he podido listar diez títulos de los alrededor de veinte que reivindicas en tu sitio... ¿ Has publicado también bajo otro seudónimo ?
No estoy seguro de la cantidad de títulos que hice, puede que no fueran tantas, sí sé que también usé otro seudónimo, el de Vanessa Jane, que eran más románticas que eróticas (por ejemplo, «Leticia : tiempo de ausencia»). Aunque mi compañera de entonces también participó en alguna de esas, no recuerdo de qué manera ni cuánto.

¿ De verdad, escribiste sólo por dinero estas «noveluchas» ?
Tal vez no parezca adecuado lo de «novelucha», para mi no es nada denigrante. Quiero explicar por qué las trato con aparente cierto desprecio. No porque se trate de erotismo, o de lo que se califica como «literatura popular», en absoluto, porque le tengo un respeto enorme, sino por la calidad. Me refiero a que algunas de ellas están escritas en tres días, trabajando a destajo, por la noche, hasta conseguir los 110 folios que me pedían, porque el encargo era bajo ciertas condiciones: tantas escenas de cama, no más, un viaje, tantas páginas, etc. Es decir, que no me fijaba tanto en la calidad sino en terminar, escribiendo todo seguido, sin parar, porque... y aquí contesto a tu pregunta... sí, sólo por dinero, porque no teníamos para comer... y para escribir, que era lo que ya entonces con veintipocos años era lo que quería hacer.
No es desprecio, yo las valoro, como se puede ver en mi web las enseño, me siento honrado de haberlas hecho, pero con mucha prisa, muy de mercenario, sin corregir. De hecho, la primera que hago es la de «Orgía en el Orient Expres», como homenaje a Agatha, todo mi respeto.


¿ Por qué elegiste el erotismo ?
No elegí el erotismo, me consideraba capaz de escribir lo que fuera, hacía lo que me encargaban. También llevaba a cabo otros trabajos, además de hacer de corrector : adaptaciones de clásicos, en las que reescribía la obra con muchas menos páginas, es decir, resumía una novela de Julio Verne a una cuarta parte de sus páginas, o algo así, por ejemplo.
Además, trabajaba en la redacción de una revista literaria, «Camp de l'arpa», y en la editorial que la publicaba, «Monte Ávila», como director técnico. Y en otras colaboraciones periodísticas.


He visto que, en la misma época, escribiste algunos relatos policíacos... ¿ No te habría gustado trabajar en otros géneros que el erotismo, y para colecciones como «Punto rojo» por ejemplo ?
Claro que me hubiera gustado escribir del oeste, de terror o, sobre todo, policíacas, pero no tenía acceso. Y fíjate si me gustaba que por aquel entonces publiqué un par de relatos negros de los míos en una revista de la época, «Gimlet». Ahora mis últimas novelas son estrictamente criminales, en marzo se publica una gótica...

¿ Este breve recorrido por la novela popular te aportó algo respecto al oficio de escritor ?
Claro que me aportó. Me aportó mucho. El escritor se hace escribiendo, lo que sea, como sea. Y escribí muchas, muchas páginas, escribí muchas, muchas tramas, compuse muchos personajes, muchos, etc. y es parte de mi formación como escritor. Lo valoro mucho y me parece esencial en mi carrera.

Víctor Claudín. Ahora

Bibliografía bolsilibresca de Víctor Claudín más conocido como Linda Malvill y Vanessa Jane (1979 — 1982)


1979

Especial Venus (Bruguera)
21 : Linda Malvill : Orgía en el «Orient Expres»

Sexy flash (Ceres)
10 : Linda Malvill : La droga del amor

Temas de evasión (Bruguera)
146 : Linda Malvill : La «dolce vita» de una vendedora


1980

Sexy star (Ceres)
030 : Linda Malvill : Vacaciones en Munich


1981

Sexy star (Ceres)
106 : Linda Malvill : Una chica provinciana

Temas de evasión (Ceres)
227 : Linda Malvill : Club Celia
241 : Linda Malvill : Un amor de película
255 : Linda Malvill : La residencia de los placeres
263 : Linda Malvill : La cabaretera

Arcadia (Ceres)
10 : Vanessa Jane : Leticia : tiempo de ausencia
23 : Vanessa Jane : El gran dilema


1982

Arcadia nueva serie (Ceres)
004 : Vanessa Jane : Sendas de odio y de amor
023 : Vanessa Jane : Regreso a la esperanza



Respecto al seudónimo Vanessa Jane, durante un instante tuvimos una duda, ya que son cosas de hace treinte años y este seudónimo aparece en la Biblioteca Nacional como pertenecente a Pablo Di Masso (aka Rocco Sartó), pero preguntandole directamente, Rocco me respondió muy amablemente :
«Debo decirle que yo no escribí novelas bajo los pseudónimos que usted menciona. Tampoco recuerdo quién estaba detrás de ellos. Siento no serle de utilidad.»
Así que asunto tajado. Y si alguien más quiere reivendicar ese seudónimo, ¡ que se dé a conocer !

sábado, 30 de enero de 2021

«Brigada secreta», Ediciones Toray (195-)


195-

001 : Frank Moran : Cerco de plomo
002 : Jack Brooklyn : La banda de Pat Duchesne
003 : Jack Brooklyn : A la desesperada
004 : Thomas Settee : El jefe desconocido
005 : Jack Brooklyn : 13, Avenida Lincoln
006 : Uncle Richard : Morfina muriática
007 : N. Miranda : Entre la espada y la pared
008 : E.J. Richmond : La fuerza invisible
009 : E.J. Richmond : La muerte se acerca
010 : Peter Debry : «Cara Quemada»
011 : E.J. Richmond : El C.I.A. entra en acción
012 : Lewis Haroc : Detrás de la niebla
013 : E.J. Richmond : Espías en la Universidad
014 : Gal Falmor : El museo negro
015 : E.J. Richmond : Extraña evasión
016 : James O'Sullivan : Hong-Kong, ciudad siniestra
017 : E.J. Richmond : El F.B.I. acude a la cita
018 : Thomas Settee : Contrabando siniestro
019 : E.J. Richmond : Indochina
020 : Jack Brooklyn : Fidelidad, bravura, integridad
021 : Jack Brooklyn : «Jack Chicago»
022 : Gal Falmor : La momia viviente
023 : Jack Brooklyn : Todo por el deber
024 : Kent Miller : Rebelión en el desierto
025 : James O'Sullivan : Huracán en Los Angeles
026 : James O'Sullivan : Víctima del odio
027 : Ernest Clifton : Alarma en Indochina
028 : Jack Brooklyn : «U-235»
029 : Joe Lincoln : La Isla del Diablo
030 : Jack Brooklyn : Sobre el abismo
031 : Ray Steve : Coacción
032 : Joe Lincoln : Crimen, amor, dinero
033 : Ray Steve : Sabotaje siniestro
034 : James O'Sullivan : Viena, foco de espionaje
035 : Ray Lexington : Contra su destino
036 : Jack Brooklyn : Vivo o muerto
037 : Jack Brooklyn : La muerte al acecho
038 : James O'Sullivan : Frente al peligro
039 : N. Miranda : Orden de asesinato
040 : Austin Tower : Misión cumplida
041 : Gal Falmor : Misterio en el castillo
042 : S.S. Kent : Sangre en el hielo
043 : Larry Gordon : Fórmula Lighton
044 : Harry Jameson : La llamada del sol
045 : Ray Steve : Siete cicatrices
046 : Austin Tower : Un castillo tenebroso
047 : J. Salvatella : Los «espaldas mojadas»
048 : M. Medina : Tres gotas de sangre
049 : Lewis Haroc : Difícil de atrapar
050 : J. Salvatella : Pistoleros en el Caribe
051 : A. Abuly : Asunto liquidado
052 : M. Medina : El misterio de la granja deshabitada
053 : Luis Aroca : ¡ Cuidado, América !
054 : Julio Dorado : El retrato acusador
055 : Sam Fletcher : Secuestro en Nueva York
056 : Austin Tower : El terror anda suelto
057 : Lewis Haroc : Tráfico humano
058 : Austin Tower : Agente improvisado
059 : Robert W. Anderley : Sangre en la Fiscalía
060 : John Mason : Suplantación de personalidad
061 : Kid Manner : Poker de incógnitas
062 : Alex Simmons : La muerte firma el mensaje
063 : Robert W. Anderley : B-S-III-R no contesta
064 : S. Woodman : El «carrousel» de la muerte
065 : Med Ryman : Tahití, final de ruta
066 : Donald Russell : En busca del asesino
067 : Austin Tower : La fábrica de monstruos
068 : Ray Steve : Laberinto sin salida
069 : Alex Simmons : El muerto juega al poker
070 : David O'Malley : Acoso en Argel
071 : Kent Wilson : Un hombre desaparecido
072 : Alex Simmons : Final en el Tibidabo
073 : Lewis Haroc : El pasado amenaza
074 : Alex Simmons : ¡ A matar tocan !
075 : S.S. Kent : Secuestro en la Zona del Canal
076 : Kid Manner : La muerte actúa en el circo
077 : Med Ryman : Cuando la araña teje
078 : Dan Wilder : El misterio de la modelo secuestrada
079 : David O'Malley : La invisible amenaza
080 : Alex Simmons : Vuelve un espectro
081 : Austin Tower : Isla Bermeja
082 : Julio Dorado : El aderezo de Lady Reynolds
083 : Med Ryman : Un muerto vive en la ciénaga
084 : Kent Wilson : Espías en Nueva York
085 : Ray Steve : Viejos camaradas
086 : Austin Tower : Un agente de Pinkerton
087 : Austin Tower : Un pillo internacional
088 : S. Woodman : Reguero de muerte
089 : C.E. Mayo : La sinfonía de la muerte
090 : Med Ryman : El espía de los lentes de oro
091 : Dan Wilder : Tres cadáveres
092 : Louis G. Milk : Seis fotografías
093 : Kent Wilson : La fórmula «K-9»
094 : Peter Debry : Todo un héroe
095 : Louis G. Milk : Herencia fatídica
096 : Austin Tower : El ajedrez de la muerte
097 : Ray Steve : Pacto entre asesinos
098 : Anthony Schaer : Trampa mortal
099 : Louis G. Milk : Oro en círculos
100 : Anthony Schaer : Miedo en los ojos

Rústica. 128 páginas más cubierta. 10,5 x 15.

¡ Muchísimas gracias al compañero Jala para la portada y algunas informaciones !

«Serie Montana», Ediciones Toray (1949)


1949

01 : Max Farrell : El Diablo del Rio Rojo
02 : W. Kenneth : Oro y sangre

Rústica. 96 páginas más cubierta. 10,5 x 15.


Muchísimas gracias al amigo Martin Dorado, quién me proporcionó no solo el listado de esta colección, pero también las magnificas portadas.

«Colección México», Ediciones Toray (1949)


1949

01 : H.C. Granch : El honor de D. Luis Linares
02 : Nicolás Miranda : La tierra del terror
03 : E. Cuenca : El Charro plateado
04 : E. Cuenca : La ley del más fuerte
05 : H.C. Granch : El Halcón Negro
06 : H.C. Granch : El usurpador de Los Arces
07 : Vasco de Monterey : El vengador de Guadalupe
08 : F. Mediante : Mensajero de muerte


Rústica. 112 páginas más cubierta. 10,5 x 15.


Muchísimas gracias al amigo Martin Dorado, quién me proporcionó no solo el listado de esta colección, pero también las magnificas portadas.





viernes, 29 de enero de 2021

Apuntes de un lector de bolsilibros XVII

Metralla 150

Siempre me pasa lo mismo con Rocco Sartó... Cuando ojeo una de sus novelas, antes de empezar a leerla, me parece que me va a durar muy poco, porque la letra es grande y el interlineado poco apretado... Pero nunca sucede así al final. Cada vez necesito de tanto tiempo para saborearla correctamente como para cualquiera otra publicada en la misma época. Y nada de trama facilona o, por lo menos, no demasiado desarrollada con él... A pesar de la aparente brevedad del texto, gracias a la densidad de su escritura no sólo las obras no se acaban en un rato sino que no les faltan nada para ser ¡ más que disfrutables !
Prueba es con «La ira del guerrero», una novela bélica tan excepcional y tan alejada de los tópicos del género como lo puede ser, del mismo autor, la excelentísima «Salto al vacío» de la ciencia ficción post apocalíptica más chabacana...
Además, Rocco Sartó es un poeta loco del pulp, quizá el único que pueda escribir cosas tan sabrosas y geniales como esta : «El rostro del coronel se convirtió en una máscara púrpura, y los músculos se contrajeron como gusanos epilépticos debajo de su piel fláccida».
Pero, como es sencillo afirmar cualquier cosa sin pruebas o sólo basándose en sus propios gustos (preguntadlo a los idólatras de Curtis Garland...), voy a deciros porqué «La ira del guerrero» nada tiene de tópico... Para empezar, ya debemos esperar hasta la trigésima primera página para ver el héroe tomar parte en el conflicto — algo ya capaz de desestabilizar al lector más quisquilloso queriendo guerra...
¡ Y no solamente eso !
Si Joe Flannagan se encuentra combatiendo, no es por su gusto sino porque ha sido alistado de oficio, mientras que era injustamente encarcelado.
Por encima, todas las acciones qué ejecuta, las hace casi sólo, prescindiendo de sus compañeros como de la disciplina militar, y si las hace no es por la grandeza del gobierno que sirve a pesar suyo, sino para poder reclamar su traslado a su país de origen. O, dicho de otro modo, no lucha por el imperio capitalista y su falaz ideal de libertad, tampoco para los otros soldados de su comando, sino por él y para la gente humilde de su tierra natal...
En cuanto a Sartó, al contrario de muchos de sus colegas (de buena gana racistas y mezquinos, adoctrinados como eran por la propaganda gubernamental), con su retrato del odioso coronel Kurowa, no se burla de los japoneses, sólo y únicamente de los militares, estos enfermos mentales, sádicos e impotentes.
Para más inri, en la última parte de la historia, este extraordinario escritor tampoco olvida recordarnos la responsabilidad que tuvieron los industriales tanto en el desencadenamiento como en el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial, con la abyecta presencia en la sombra del colaborador Art Mallory, propietario de una fábrica de caucho...
Por el resto, a lo largo de la novela podemos disfrutar de un exotismo solar a lo Jack London o a lo Hugo Pratt (o quizá a lo Ernest Hemingway) con las trepidantes cazas a los tiburones, de una condena inapelable de cualquier forma de racismo y, como es una obra de Rocco Sartó, de una buena dosis de erotismo húmedo...
Lo que más me ha regocijado todavía es que la novela es tan buena que ¡ hasta el final feliz me ha parecido de agradecer !

Como siempre : ¡ un sincero agradecimiento al compañero Rualrevit por tomarse el tiempo y la molestia de repasar mis apuntes !

martes, 26 de enero de 2021

Apuntes de un lector de bolsilibros XVI

Escalofríos terror 3

La novela sufre de algunos defectos que podrían diluir el interés, si no serle fatal... Por ejemplo al principio, sobre la caja que va a recoger una pareja digna de Abbott & Costello es inscrito «Alucard» (una anagrama ya utilizado en «Son of Dracula» de Robert Siodmak o en «Las vampiras» — no la película de Jesús Franco, sino la de Federico Curiel, con John Carradine y el luchador Mil Máscaras). Y la verdad, en sí mismo ya no tiene mucha gracia esta anagrama, tanto ha sido empleada (hasta han sido capaces de hacer una ¡¡ «Alucarda» !! los bobos)... Lo peor todavía es que una vez despertado el vampiro, nunca será llamado así, siempre y sólo Drácula... Además, otra vez va por medio una cuestión de herencia... La razón por la cual Drácula es implicado en la trama parece bastante descabellada... Y, como seguramente la obra debe haber sido escrita para «Selección terror» y rescatada después, debido al cierre de esta, contrariamente a lo que puede suceder en esta colección, el final es el clásico final feliz con pareja a punto de casarse...
Sin embargo, la magia funciona desde la primera línea, ya que en «Mato, luego existo», como en «El conde Drácula» de Jesús Franco, lo importante no es tanto la historia narrada cuanto la atmósfera conseguida por el autor. Y en este caso, ¡ Ralph Barby se ha literalmente destacado !
Una atmósfera que nada tiene que envidiar a la de las películas más logradas de la «Hammer». Así, todas las escenas en el pabellón de caza resultan ser tan buenas, tan cargadas de dramatismo y de locura como la apertura de «El sabueso de los Baskerville» de Terence Fisher... Mientras que el ataque de Nathaly por parte del monstruo, me pareció más erótico todavía que las más picantes escenas de «Drácula y las mellizas» de John Hough o de «La condesa Drácula» de Peter Sasdy...
Encima de eso, un punto sumamente interesante (y original me parece) es la espeluznante descripción del vampiro, la explicación de su verdadera naturaleza y de cómo usa su poder hipnótico para sugestionar a sus presas... ¡ Algo que da asco y miedo a la vez !
Otro detalle poco habitual, propio de Barby, es que la inevitable historia de herencia, a medida que los personajes se muestran como son, se matiza con algo de lucha de clases, lo que la hace mucho más soportable y hasta disfrutable.
En resumen, «Mato, luego existo» es como un libro de cuentos para adultos, lleno de imágenes inquietantes, de estilo ágil, ideal para leer en plena noche, bajos las sábanas, el cuerpo gustosamente recorrido por frecuentes escalofríos de terror...

Como siempre : ¡ un sincero agradecimiento al compañero Rualrevit por tomarse el tiempo y la molestia de repasar mis apuntes !