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martes, 25 de mayo de 2021

Apuntes de un lector de bolsilibros XXIV

Selección terror 209

¿ Para que tratar de negarlo ? Esta novela de Ada Coretti no se parece en nada a lo que podría ser el equivalente bolsilibresco de una peli (muy seria y tradicional) de la «Hammer», en cambio está empapado por la misma extrañeza y locura que se pueden encontrar en las mejores obras del inmenso Tod Browning... Sí, en «Escalofríos de muerte» hay muchos ingredientes bizarros habituales en las películas del director de «La parada de los monstruos», de «La marca del vampiro» o de «Los pantanos de Zanzíbar»...
Por ejemplo, varias veces durante la narración se hace referencia al arte circense como al cine, entre los personajes hay una invidente, un cirujano megalómano culpable de un asesinato, un domador borrachin (con sus tres aterradoras serpientes gigantes y homicidas) y, para acabar de crear una atmósfera rara y oprimente, buena parte de la historia se desarrolla en un viejo caserón ubicado cerca de un siniestro pantano, continuamente sumido en una espesa y pegajosa niebla...
Desde luego, como en casi todas las novelas de terror de Ada Coretti, también hay una herencia de por medio. Por suerte, no es sino un elemento más y en ningún modo el que mayor importancia tiene. Hasta puede parecer que ha sido añadido por la autora sólo para subrayar la maldad y lo desagradable que son la gran parte de sus personajes. Y ¡ funciona !
La intriga, en cuanto a ella, es hábilmente desarrollada, se sigue con interés hasta el final y la aclaración del misterio resulta bastante creíble (ya que, a pesar del inverosímil de muchas situaciones, Ada Coretti ha hecho lo mejor que pudiera para que todo encajase y, la verdad, lo logra en el conjunto...). Todavía, lo más apreciable es que la explicación racional de los acontecimientos no quita nada al sentimiento de extrañeza perturbadora que emana de toda la narración, haciendo de este bolsilibro una verdadera rareza.

Como siempre : ¡ un sincero agradecimiento al compañero Rualrevit por tomarse el tiempo y la molestia de repasar mis textos !

miércoles, 5 de mayo de 2021

Apuntes de un lector de bolsilibros XXIII

Servicio secreto 1057

Harry Palmer, el agente secreto encargado de venir a cabo de este embrollado asunto de espionaje internacional es tan hábil para modificar sus connotados que ni siquiera su superior directo conoce su verdadero rostro. Y durante sus investigaciones, para pasar desapercibido, cambia tan repetidamente de disfraz que se parece más a un héroe de folletín, tipo Sherlock Holmes, Harry Dickson o Fantomas, que a un émulo del odioso James Bond...
Lástima sin embargo que la autora no haya sacado más juego de esta interesante idea inicial, tal como lo hacen desde sesenta años los guionistas de «Diabolik», un tebeo italiano (también hubo una película realizada por Mario Bava) en el cual nunca se sabe (hasta que se nos lo desvela), la identidad bajo la cual se escondía hasta el momento el escurridizo criminal...
Un detalle sin duda, que habría todavía incrementado mucho el interés de este bolsilibro y habría además permitido transformar un simple truco divertido en un elemento influyendo realmente sobre el desarrollo de la narración.
En su forma actual, la cosa se queda pues un poquito corta... Pero, no es demasiado grave, ya que los otros ingredientes que componen esta disfrutabillisima historia son : asesinatos sórdidos, traiciones y fracasos. Y, sobre todo, un sentimiento de ridículo respecto al mundillo del espionaje, con sus claves secretas que un niño podría descifrar sin problemas y sus investigaciones de las cuales la resolución parece depender más del clima o de la casualidad, que de ningún capacidad intelectual o razonamiento lógico... Algo que da a esta buenísima novela un regusto patético, muy parecido a el que se desprendía de esta genialidad que es «La carta del Kremlin» de John Huston.
En cuanto a la persecución de esquí, aunque muy breve, me hizo pensar en la de «007 al servicio secreto de su Majestad», una película que había sido estrenada poco antes de la probable redacción de este bolsi. De todos modos, me ha gustado mucho, ya que es poco frecuente encontrar semejantes escenarios en la literatura policíaca de kiosko...
Solamente dos pequeñas cosas me impiden ser todavía más entusiasta respecto a esta obra de María Victoria Rodoreda Sayol : nunca sabremos quién fue herido durante la emboscada del capítulo XVI, ni tampoco quién era la persona con la que Palmer luchó en el capítulo XVIII (y que, al parecer, no era un desconocido para él). Son detalles por cierto, sin embargo me habría gustado que la autora, despuès de usar estas situaciones para hacer su narración más interesante, se tomara la molestia en dejarlas aclaradas...

Federal Bureau Investigation 339

Como siempre : ¡ un sincero agradecimiento al compañero Rualrevit por tomarse el tiempo y la molestia de repasar mis textos !

viernes, 12 de febrero de 2021

Apuntes de un lector de bolsilibros XXII

FBI 921

Una cosa que me gustaría averiguar (un día...) es si el estreno en España de la serie de televisión «Los vengadores», en enero de 1968, hubo realmente una incidencia sobre la narrativa de algunos autores de bolsilibros, como por ejemplo Keith Luger o el que nos ocupa hoy, el recientemente fallecido Mortimer Cody...
Por lo menos, todo parece indicarlo, leyendo esta genial aventura con «asesinos eléctricos», debido a la mezcla que ofrece de investigación policial, elementos fantatecnológicos y suave erótismo — un cóctel típico de la cuarta temporada de la serie inglesa con protagonista Diana Rigg...
La novela empieza con un robo, primero desarrollado en un modo clásico, como en miles de relatos policíacos, hasta que surge justamente el elemento fantatecnológico, que trasforma la narración en algo diferente y muy intrigante. Además, esta breve mitad de capítulo funciona a modo de electrizante (sobra decirlo) pregenérico. Un poco destacado del resto de la intriga y sin embargo totalmente necesario a la comprensión de la misma. Mientras que la segunda parte, en seguida y en pocas páginas (todo va muy rápido, pero sin prisa innecesaria), nos prepara para lo que será la trama principal. Una trama que se demostrará al final más de investigaciones y (pocas... muy pocas) deducciones que de alocadas peripecias al limite del fantástico, la verdad...
Lo bueno todavía es que esta vez, aunque nuevamente dominará el aspecto meramente policial sobre la fantasía, la obra sabrá mantener sus promesas hasta su amargo final. Al contrario por ejemplo de «Espectro» («FBI» 945) o «Empezo en un tren nocturno («FBI» 843) del mismo autor, que después de un arranque a todo gas y muy sugerente, con atmósferas algo inusuales en los bolsilibros, se harán las dos más rutinaria, cada trama desarrollándose en un modo demasiado previsible o, si se prefiere, demasiado conforme a las expectativas del asesor literario más tradicionalista...
Quizá el resultado es superior aquí porque desde el principio, no hay misterio para el lector. Y tampoco será necesario al protagonista revelarse un brillante émulo de Sherlock Holmes (¡ tanto mejor, la verdad, ya que no parece ningún lince !) para venir a cabo del enigma — aunque Mortimer Cody, haciendo hincapié en la turbia atracción sexual que ejerce Joan, la principal sospechosa, sobre el federal, logrará sembrar un poco de confusión y hacer la cosa más entretenida... De todos modos, eliminada la obligación de desarrollar una trama ingeniosa, llena de trampas y falsos culpables, el  autor puede entonces concentrarse en otros aspectos de la historia. Como por ejemplo la psicología y las motivaciones de sus personajes, que desarolla con una minuciosidad que hace la narración sencillamente apasionante pero, sobre todo, muy emocionante (ya que describe tanto el acuciante deseo de revancha sociale que anima a sus asesinos, subrayando a menudo su condición física, como los ambientes miserables en los cuales son obligados a vivir por culpa de sus desventajas — además, lo hace con una mezcla de compasión y de morbosidad que resulta turbadora para el lector)...
Y si fuera poco, Cody también va salpicando su historia de insinuaciones bastante audaces (como un constante desafío a la censura de la época), insistiendo por ejemplo en la transparencia del camisón de esta mujer de la cual, no obstante le falta la mano izquierda hasta el codo, se desprende un desconcertante atractivo, la vulgaridad de esta otra que ejerce, se nos da a entender, de prostituta de calle o, todavía más perturbador, detallando el atuendo de esta tercera, concienzudamente descrito a pesar de que la pobre que lo viste, ya está muerta electrocutada desde un momento y yace en el pavimento de su casa, ¡ más fría que una chupasirios metida entre sábanas !
A parte de eso, otro punto interesante es como el agente federal se ve asaltado a lo largo de su investigación por irresolubles cuestionamentos y, para ir adelante, debe enfrentarse a sus propios sentimientos (en particular respecto a la atracción que ejerce sobre él la hermosa Joan), en una silenciosa y dolorosa lucha, que encontrara una desgarradora resolución... Así, nada más lejos del estereotipado héroe triunfador que este pobre infeliz, juguete de un destino cruel, al igual que todos los otros protagonistas de esta impactante novela...
Lo que hace que «Asesinos eléctricos» sea, en definitiva, como el retrato duro (se habla de subnormales, se consideran a las mujeres como seres débiles, etc.) y desesperado de una realidad que, la verdad, no lo era menos — y quizá, a pesar del repulsivo políticamente correcto, todavía no ha cambiado mucho para los interesados...

Como siempre : ¡ un sincero agradecimiento al compañero Rualrevit por tomarse el tiempo y la molestia de repasar mis apuntes !

sábado, 6 de febrero de 2021

Apuntes de un lector de bolsilibros XXI

Punto rojo 1129

En esta (como en otras pero estamos hablando de esta por el momento), Rocco Sartó hizo lo mismo en novelística que hicieron, ocho años antes él, Muñoz y Sampayo en tebeística con Alack Sinner : reinventar el arquetípico detective privado de matriz hard-boiled para sumergirlo en la modernidad narrativa y societal de su tiempo. Y, tal como sus dos colegas y compatriotas (¿ una casualidad ?), lo hizo desde una perspectiva izquierdista e exquisitamente sudamericana, aunque la novela sea ambientada en Nueva York...
Todavía, lo que más me ha intrigado mientras leía las tribulaciones de Pete Logan son las otras referencias (aparte de Alack Sinner) que me llegaban naturalmente a la mente, ya que son todas referencias «imposibles» (por hablar como Martin Mystère)...
Primero, con el personaje secundario de Bo Ralphy, propietario de una sala de cine independiente, especializada en la programación de películas clásicas en blanco y negro y amigo íntimo del protagonista, no pude sino ver el parecido con la última creación de Claudio Chiaverotti : «Morgan Lost». En efecto, en este tebeo italiano, publicado por primera vez en octubre 2015 en la península itálica, el héroe, un cazador de serial-killers, es amigo de un tal Fitz, el propietario de una sala de cine especializada en serie B de terror llamada el «Empire»... Un lugar al cual Morgan acude a menudo y en el cual, muchas veces, durante una proyección o hablando con su amigo, ha hallado la solución del enigma que lo atormentaba...
En cuanto al pasatiempo secreto de Bo Ralphy, lo de hacer collages con estrellas cinematográficas, incluyéndose también en la obra final ¿ como no pensar en las creaciones del autor de «Art Brut» o «Arte marginal» Guy Brunet, que rueda películas con siluetas de cartón que pinta él mismo, en vez de actores ?
En fin, las continúas evocaciones del padre del protagonista, algo muy inhabitual en la novela negra, me hizo pensar en la serie de Joseph Hansen (no, no se trata del seudónimo de un autor español) centrada en las andanzas del personaje de investigador de seguros Dave Brandstetter. Sin embargo, no he podido encontrar rastros de eventuales traducciones de novelas de este escritor al castellano...
Así que todo esto resulta muy misterioso y fascinante, como esta trama logradísima de investigaciones, chantaje y amor loco. Sí, porque como lo afirma una vez más nuestro querido autor, el mejor modo para poder soportar este insoportable mundo, rebosante de bajezas y podredumbre, queda sin ninguna duda ¡ enamorarse locamente !
Una pasión que también se percibe en el homenaje que rinde Sartó al cine clásico, ya que todo lo escueto que puede parecer, nunca suena falso, a diferencia del pretencioso e infumable «Parpadeo» de Theodore Roszak. Una obra tan superficial en su conocimiento del séptimo arte y tan caricaturesca en su modo de pintar a los amantes del cine, que no sólo nunca he podido acabarla (a pesar de varios intentos) sino que estaba convencido que fuera escrita mucho más tarde que en 1991 — es decir ya en el auge del internet, basándose exclusivamente en trozos de mala calidad hallados en «YouTube» o haciendo propio las aproximaciones y prejuicios arraigados y repetidos hasta la náusea en concentrados de imbecilidades como «Imdb»...
Además, qué total falta de elegancia escribir un tocho de casi 800 páginas... ¡ y de talento ! si con eso no llega ni siquiera a la mitad de bueno que Rocco Sartó con uno de sus maravillosos bolsilibros de solamente 96 páginas...

Como siempre : ¡ un sincero agradecimiento al compañero Rualrevit por tomarse el tiempo y la molestia de repasar mis apuntes !

Apuntes de un lector de bolsilibros XX

Memorias de una play girl 4

Hay algo sorprendente en esta serie de relatos pornograficos titulada «Memorias de una play girl» y es cómo su autor, ahora A. Mattew, se toma la cosa en serio. Porque a pesar de que la intriga pueda ser vista como un mero pretexto para encadenar polvos, el tío lo hace bien, se toma la molestia en narrar una historia, sencilla pero ingeniosamente construida, con un principio, un final y sin dejar cabos sueltos una vez acabada la última página. Además, aunque el hecho no tiene seguramente ninguna especie de importancia para el lector queriendo sólo recrearse siguiendo las peripecias sexuales de la protagonista, tal Aimée de Vence, A. Mattew llega hasta hacer referencia a un acontecimiento ocurrido en el precedente episodio de la saga. Todavía, no lo hace de manera gratuita sino para ayudar a desarrollar su trama...
En conjunto, la novela funciona macanuda. La historia es lo suficientemente interesante para seguir leyendo hasta su conclusión. Las situaciones de carácter sexual son variadas, bastante imaginativas y bien descritas. Desde luego hay algún fallo a veces en el estilo y la verborrea del mismo puede hacerse también un poquito agotadora a lo largo de la lectura. Por lo menos no se puede culpar al autor de falta de vocabulario ni tampoco de entusiasmo... En cuanto a la carga erótica de la obra, quizá nunca supe crecer (y todavía quedo un pobre adolescente en celo — ¡ qué vergüenza !) pero me ha parecido sumamente efectiva.

Como siempre : ¡ un sincero agradecimiento al compañero Rualrevit por tomarse el tiempo y la molestia de repasar mis apuntes !

jueves, 4 de febrero de 2021

Apuntes de un lector de bolsilibros XIX

California 252

Un Silver Kane de la última etapa, escrito con pocas palabras y protagonizado por todavía menos personajes. Por eso, la resolución del enigma resulta bastante sencilla de adivinar (aunque haya una trampa y una pequeña sorpresa al final). De todos modos, como recita la frase budista : «No hay un camino hasta la felicidad. La felicidad es el camino». Así que la gran soltura narrativa de Silver Kane (o de su hija... o de su peluquero, vete a saber...)* hace que esta novela se lea de la primera a la última página sin parar y con la sonrisa en los labios...
Además, en esta más que en otras, el narrador se emplea tratando de hacer verosímil lo inverosímil. De tal manera que, después de cada tiroteo tan inesperado como fulminante, de cada insospechable emboscada burlada al último instante, el protagonista explica a su prisionero como se enteró de que se trataba de una trampa. Lo que añade un agradable sabor detectivesco al conjunto.

Silver Kane 63

*La verdad, me cuesta creer que otro u otra que Francisco González Ledesma escribieron nunca novelas firmadas Silver Kane, pero es una leyenda urbana que se repite sin parar desde hace años en los círculos de «entendidos» (los mismos que menospreciaban la colección «Federal Bureau Investigation» de «Producciones Editoriales» por la baja calidad de las novelas que publicaba — ¡¡ mientras que eran en realidad reediciones camufladas de «Punto rojo» y «Servicio
secreto» !!), así que vete a saber...

Como siempre : ¡ un sincero agradecimiento al compañero Rualrevit por tomarse el tiempo y la molestia de repasar mis apuntes !

domingo, 31 de enero de 2021

Apuntes de un lector de bolsilibros XVIII

Sexy star 116

Más leo, sea lo que sea, más estoy convencido de la inanidad del concepto de «novela por encargo»... Para mí es una bobada inventada por pura comodidad... Comodidad para los escritores «serios», vinculados a las clases dominantes, que no tienen nada que decir y así pueden menospreciar la obra de los verdaderos autores, basándose en detalles insignificantes, pero también comodidad para los escritores de raza que, camuflados detrás de los imperativos de esta literatura, pueden tranquilamente expresar todo lo que quieren, sin ser demasiado molestados por el poder (cualquiera forma que este adopta)... Así, seguro que, a pesar de las imposiciones puestas por la editorial, ¡ ningún otro que el apasionante Víctor Claudín habría podido escribir «Rosas y vino» !
O, si fuera un otro quien habría escrito esta novela, indudablemente el resultado habría sido totalmente diferente...
La historia no resulta ni particularmente interesante, ni tampoco ofrece grandes posibilidades de desarollo narrativo, la verdad. En pocas palabras : la mujer de una pareja encuentra otro chico y los tres forman durante un tiempo una especie de triángulo amoroso. Nada más... Todavía, esta ausencia total de trama es lo de menos, ya que lo apasionante de estas páginas enardecidas es la radiografía que ofrecen de una juventud y de una época determinada. Y aunque se supone vagamente que la historia se desarrolla en los Estados Unidos (por los nombres de los protagonistas y porque al final se menciona a Las Vegas), el ambiente más bien parece el Madrid de los años 1980 tan querido y tan intensamente vivido por el autor...
Para más inri, Sheila y Peter trabajan en un periódico, mientras que Paul es un músico. Dos ámbitos estrechamente relacionados con el autor de la novela, ya que Víctor, el mismo año que «Rosas y vino», publicó bajo su verdadero nombre una biografía del cantautor Jaume Sisa y después, además de sus numerosas colaboraciones periodísticas y de varios libros sobre la canción popular, abrirá la sala «Elígeme», mítico lugar de la noche madrileña.
Y por cierto, aunque no tienen nada que ver formalmente, hay exactamente la misma inquietud que se refleja en esta obra como en la colaboración de Víctor para el volumen «Así es Madrid»... Es decir la reivindicación de una juventud cosmopolita, cultivada, bohemia, en ruptura con el viejo mundo...
Volviendo a los chicos, Sheila, Paul («rosas») y Peter («vino») son tres jóvenes liberados sexualmente, pero no por eso, como sucede a menudo en nuestra triste época (con su imaginario colonizado por el capitalismo más salvaje), presos de una lógica de consumo, así que las escenas de amor, aunque bastante explícitas, parecen sobre todo románticas, basadas en la entrega, el placer compartido y el respeto de la pareja involucrada... El deseo de poseer, como un fin en sí mismo, más bien es personificado por el repulsivo Olivio, eterno perseguidor de Sheila, hombre de negocios pulido y elegante, rodando en un despampanante coche nuevo y ¡ símbolo de todo lo más aborrecible en la sociedad de consumo de este tiempo !
Otro punto muy interesante es que, debido a la ausencia ya citada de toda trama, al final, cuando el triángulo amoroso se deshace naturalmente, sin drama ni lágrimas, la novela entera se parece entonces a una especie de mágico paréntesis — algo como una metáfora premonitoria de lo que será la movida madrileña en la tumultuosa historia reciente de España...



Como siempre : ¡ un sincero agradecimiento al compañero Rualrevit por tomarse el tiempo y la molestia de repasar mis apuntes !

viernes, 29 de enero de 2021

Apuntes de un lector de bolsilibros XVII

Metralla 150

Siempre me pasa lo mismo con Rocco Sartó... Cuando ojeo una de sus novelas, antes de empezar a leerla, me parece que me va a durar muy poco, porque la letra es grande y el interlineado poco apretado... Pero nunca sucede así al final. Cada vez necesito de tanto tiempo para saborearla correctamente como para cualquiera otra publicada en la misma época. Y nada de trama facilona o, por lo menos, no demasiado desarrollada con él... A pesar de la aparente brevedad del texto, gracias a la densidad de su escritura no sólo las obras no se acaban en un rato sino que no les faltan nada para ser ¡ más que disfrutables !
Prueba es con «La ira del guerrero», una novela bélica tan excepcional y tan alejada de los tópicos del género como lo puede ser, del mismo autor, la excelentísima «Salto al vacío» de la ciencia ficción post apocalíptica más chabacana...
Además, Rocco Sartó es un poeta loco del pulp, quizá el único que pueda escribir cosas tan sabrosas y geniales como esta : «El rostro del coronel se convirtió en una máscara púrpura, y los músculos se contrajeron como gusanos epilépticos debajo de su piel fláccida».
Pero, como es sencillo afirmar cualquier cosa sin pruebas o sólo basándose en sus propios gustos (preguntadlo a los idólatras de Curtis Garland...), voy a deciros porqué «La ira del guerrero» nada tiene de tópico... Para empezar, ya debemos esperar hasta la trigésima primera página para ver el héroe tomar parte en el conflicto — algo ya capaz de desestabilizar al lector más quisquilloso queriendo guerra...
¡ Y no solamente eso !
Si Joe Flannagan se encuentra combatiendo, no es por su gusto sino porque ha sido alistado de oficio, mientras que era injustamente encarcelado.
Por encima, todas las acciones qué ejecuta, las hace casi sólo, prescindiendo de sus compañeros como de la disciplina militar, y si las hace no es por la grandeza del gobierno que sirve a pesar suyo, sino para poder reclamar su traslado a su país de origen. O, dicho de otro modo, no lucha por el imperio capitalista y su falaz ideal de libertad, tampoco para los otros soldados de su comando, sino por él y para la gente humilde de su tierra natal...
En cuanto a Sartó, al contrario de muchos de sus colegas (de buena gana racistas y mezquinos, adoctrinados como eran por la propaganda gubernamental), con su retrato del odioso coronel Kurowa, no se burla de los japoneses, sólo y únicamente de los militares, estos enfermos mentales, sádicos e impotentes.
Para más inri, en la última parte de la historia, este extraordinario escritor tampoco olvida recordarnos la responsabilidad que tuvieron los industriales tanto en el desencadenamiento como en el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial, con la abyecta presencia en la sombra del colaborador Art Mallory, propietario de una fábrica de caucho...
Por el resto, a lo largo de la novela podemos disfrutar de un exotismo solar a lo Jack London o a lo Hugo Pratt (o quizá a lo Ernest Hemingway) con las trepidantes cazas a los tiburones, de una condena inapelable de cualquier forma de racismo y, como es una obra de Rocco Sartó, de una buena dosis de erotismo húmedo...
Lo que más me ha regocijado todavía es que la novela es tan buena que ¡ hasta el final feliz me ha parecido de agradecer !

Como siempre : ¡ un sincero agradecimiento al compañero Rualrevit por tomarse el tiempo y la molestia de repasar mis apuntes !

martes, 26 de enero de 2021

Apuntes de un lector de bolsilibros XVI

Escalofríos terror 3

La novela sufre de algunos defectos que podrían diluir el interés, si no serle fatal... Por ejemplo al principio, sobre la caja que va a recoger una pareja digna de Abbott & Costello es inscrito «Alucard» (una anagrama ya utilizado en «Son of Dracula» de Robert Siodmak o en «Las vampiras» — no la película de Jesús Franco, sino la de Federico Curiel, con John Carradine y el luchador Mil Máscaras). Y la verdad, en sí mismo ya no tiene mucha gracia esta anagrama, tanto ha sido empleada (hasta han sido capaces de hacer una ¡¡ «Alucarda» !! los bobos)... Lo peor todavía es que una vez despertado el vampiro, nunca será llamado así, siempre y sólo Drácula... Además, otra vez va por medio una cuestión de herencia... La razón por la cual Drácula es implicado en la trama parece bastante descabellada... Y, como seguramente la obra debe haber sido escrita para «Selección terror» y rescatada después, debido al cierre de esta, contrariamente a lo que puede suceder en esta colección, el final es el clásico final feliz con pareja a punto de casarse...
Sin embargo, la magia funciona desde la primera línea, ya que en «Mato, luego existo», como en «El conde Drácula» de Jesús Franco, lo importante no es tanto la historia narrada cuanto la atmósfera conseguida por el autor. Y en este caso, ¡ Ralph Barby se ha literalmente destacado !
Una atmósfera que nada tiene que envidiar a la de las películas más logradas de la «Hammer». Así, todas las escenas en el pabellón de caza resultan ser tan buenas, tan cargadas de dramatismo y de locura como la apertura de «El sabueso de los Baskerville» de Terence Fisher... Mientras que el ataque de Nathaly por parte del monstruo, me pareció más erótico todavía que las más picantes escenas de «Drácula y las mellizas» de John Hough o de «La condesa Drácula» de Peter Sasdy...
Encima de eso, un punto sumamente interesante (y original me parece) es la espeluznante descripción del vampiro, la explicación de su verdadera naturaleza y de cómo usa su poder hipnótico para sugestionar a sus presas... ¡ Algo que da asco y miedo a la vez !
Otro detalle poco habitual, propio de Barby, es que la inevitable historia de herencia, a medida que los personajes se muestran como son, se matiza con algo de lucha de clases, lo que la hace mucho más soportable y hasta disfrutable.
En resumen, «Mato, luego existo» es como un libro de cuentos para adultos, lleno de imágenes inquietantes, de estilo ágil, ideal para leer en plena noche, bajos las sábanas, el cuerpo gustosamente recorrido por frecuentes escalofríos de terror...

Como siempre : ¡ un sincero agradecimiento al compañero Rualrevit por tomarse el tiempo y la molestia de repasar mis apuntes !

domingo, 24 de enero de 2021

Apuntes de un lector de bolsilibros XV

Doble juego 26

Es una pena que el interés decae al final de la novela, pero la resolución del enigma es excesivamente predecible y el final elegido por el autor, aunque resulta bastante bien llevado, no impide que parece el camino más fácil para acabar la historia sin cansarse demasiado, dejando así un regusto poco agradable en la boca del lector... Es una pena, sí, porque de otro modo es una obra muy entretenida.
Narrada en primera persona, con tono desenfadado, en una manera que recuerda a lo que hacía en Francia Frédéric Dard con su personaje San-Antonio, mezclando consideraciones más o menos filosóficas con ocurrencias picantes e interpelaciones directas al lector, considerado tanto como un confidente como el testigo privilegiado de las hazañas del héroe, «Carne de ring», así que lo sugiere su título, se desarrolla en el mundillo del boxeo. Todavía, ese escenario es poco utilizado por el autor (lo que agrava sensiblemente el sentimiento de insatisfacción experimentado al acabarse la novela), y la verdad ni siquiera podremos asistir a un encuentro en regla, solo enterarnos a lo largo de la obra de los poco halagadores sentimientos que nutre el protagonista respecto a ese deporte...

Doble juego 20

En este sentido, «El testigo» de Elliot Dooley, publicado el mes anterior a «Carne de ring», como número veinte de la misma colección, es muchísimo más logrado y satisfactorio (a pesar de su final demasiado apresurado)... Dicha historia es en efecto un concentrado de toda la mitología vinculada al boxeo, con sus perdedores magníficos, deseosos de una revancha social, de extirparse de su mísera condición erre que erre, ya celebrados previamente por ejemplo por Jack London («Por un bistec»), Robert Wise («The set-up») o John Huston («Ciudad dorada»). Sin embargo, como la novela es escrita por el genial Enrique Martínez Fariñas, además de haber una chica liberada, al que le gusta el sexo, como compañera del protagonista, éste es puertorriqueño y su mejor amigo afroamericano — y no hace falta decir nada más, creo yo...
En «Carne de ring» también hay un retrato de perdedor (el del padre del héroe) y quizá es lo mejor de la obra. Además contradice otra vez las ideas preconcebidas sobre los bolsilibros, ya que este largo trozo (que abarca casi un capítulo completo) no es nada funcional a la trama, sólo sirve para hacer más titilante el cuestionamiento del protagonista respecto a sus orígenes...
O quizá no, lo mejor de la obra son las corrosivas reflexiones colocadas en la boca del héroe por el autor, tanto sobre el modo de actuar de la policía cuanto sobre su real eficacia. Así que Lucky Marty, aunque esta no sea su más lograda novela, ¡ me encanta !
En cuanto a saber si os recomiendo leer este bolsi, a pesar del sentimiento mitigado que me ha dejado, por supuesto que sí, ya que es bueno que cada uno se haga su propia opinión.

Como siempre : ¡ un sincero agradecimiento al compañero Rualrevit por tomarse el tiempo y la molestia de repasar mis apuntes !

viernes, 22 de enero de 2021

Apuntes de un lector de bolsilibros XIV

Diligencia 109

«La venganza es mía» es una reescritura, hecha probablemente con la novela original a mano, de «Retiro de pistolero» del mismo autor.
Por supuesto, ambas versiones son estupendas, sin embargo, la primera me parece mucho más audaz, aunque fue publicada por primera vez dos años ante del deceso del fantoche. Por eso, uno puede preguntarse si la propaganda de «Astri» que se podía leer en un momento dado en la contraportada de las novelas pertenecientes a las colecciones «Oeste» y «Diligencia» tenía sentido alguno — y como sucede muchas veces, en la pregunta ya tenemos la respuesta...


Antes de continuar, quiero todavía especificar que no me he basado únicamente en mi capacidad de memoria para comparar los dos textos, sino que he utilizado las funcionalidades ofrecidas por los ordenadores. Se podría decir, pues, que es una confrontación casi científica (casi porque no hice yo mismo los ficheros electrónicos y no fue ni siquiera la misma persona que hizo los dos que he utilizado, así que hay un margen de error, sobre todo teniendo en cuenta que hay bastante erratas en «La venganza es mía»).
Bueno, aclarado todo esto ¿ que se puede sacar de esta confrontación ?
En resumen, hay bastante modificaciones de un texto a otro, pero pocas que sean realmente significativas.
Los mayores cambios (en cantidad) son :
— supresión (o por lo menos reducción) de los pasajes descriptivos
— añadido de algunas palabrotas que no aportan gran cosa
Pues, como es sencillo darse cuenta, son cambios superficiales, unos generados por la idea que se hacían, con razón o no, los directores de colecciones respecto a los lectores de la época (imaginándose que en la era de la televisión estos últimos querían más acción y menos literatura), los otros inherente a cada variación de régimen o de moda (es decir : atacar a la superficie de las cosas para asegurarse de que nada verdaderamente substancial pueda jamás cambiar).
De todos modos, variaciones sin mucho interés...
En cuanto a los cambios significativos, lamentablemente son todos inoportunos.
Por ejemplo, y ya pido a los que no han leído la novela todavía que me disculpen, porque voy a revelarle algo importante de la trama (pero, por si acaso, tenéis aún el tiempo de deteneros aquí...), cuando Lund regresa a su rancho, en «Retiro de pistolero» no sabe lo que fue de su mujer (aunque teme que no fue nada bueno lo que le sucedió), mientras que en «La venganza es mía» casi en seguida Grady le dice que la pobre ha muerto. Así, tratando de ser más efectiva en su reescritura, la novela pierde mucho impacto. Ya que en la primera versión el lector, además de temblar por la vida del protagonista, es atenazado por una horrible duda respecto a si Rondine está ya muerta o no (y si no lo es, en cuál estado se encontrará...). Algo que por supuesto no puede suceder leyendo la otra versión.
Desgraciadamente, todos los cambios significativos proceden de la misma voluntad de tratar de hacer la novela más dramática y más contundente y todos fallan tan lamentablemente, logrando sólo hacer la obra menos sutil y menos sugerente.
En «Retiro de pistolero» por ejemplo :
— Gracias, Marge. Yo... no sé qué decirte...
— Ahora no tienes que decir nada. Sólo vivir. Yo esperaré.
Y en «La venganza es mía» :
— Gracias, Marge. Yo... bueno, no sé qué decir...
— Ahora no tienes que decir nada, Vincen. Sólo vivir, alejar el rencor y el resentimiento, nada más. Yo sabré esperar.
Todavía son matices que sólo se pueden apreciar leyendo las dos novelas sucesivamente. Algo que no tiene mucho interés, la verdad. Es un poco como escuchar una tras otra las quinces tomas rechazadas de la misma pieza de jazz... Puede resultar instructivo (y quizá hasta divertido) para el investigador pero ciertamente aburrido para el simple aficionado. Por lo tanto, que encontréis una o otra versión de esta obra, no dudéis en devorarla, no os sentiréis defraudados.

Última cosa : unas de las razones por las cuales no me gusta leer en digital son las erratas añadidas durante el reconocimiento de texto que no logran ser eliminadas. Por ejemplo, en el capítulo once de la versión digital de «La venganza es mía», la palabra «caballos» ha sido erróneamente remplazada por «canallas» durante la divertida discusión sostenida por el protagonista y el propietario del establo. Y esto arruina bastante las cosas, ya que en esta charla, todo es basado sobre el hecho de que Vincen Lund presenta a los cuatros jinetes que busca para acabar con ellos como sus amigos y, aunque el otro ya ha entendido la verdad, le sigue la corriente, así que los dos intercambian una sarta de preguntas y respuestas en tono ambiguo, apuntalada por un delicioso cinismo burlón. Sin embargo, con el surgir de esta palabra que nada puede justificar, sobre todo en este momento de la conversación, se estropea en parte el encanto de este hilarante torneo oratorio...

Como siempre : ¡ un sincero agradecimiento al compañero Rualrevit por tomarse el tiempo y la molestia de repasar mis apuntes !

domingo, 17 de enero de 2021

Apuntes de un lector de bolsilibros XIII

Serie Beee 15

Empezar una novela de Berna es como encontrar a un viejo amigo e ir a tomarse un café juntos... Sabes ya desde el principio que vas a pasar un rato agradable, sin comedura de coco, y aun cuando él no te relata nada nuevo, al final siempre ha sido un placer y te acuerdas gratamente del tiempo pasado en su compañía. Además, Berna es mucho más eficaz que un tubo entero de antidepresivos para alegrarte el día y devolverte la sonrisa. Y no sólo por la abundancia de chistes y aciertos graciosos que hay a lo largo de sus novelas... Todavía hay dos otras razones, más poderosas aún. La primera, porque te da la impresión de que cada dificultad que se cruza en tu camino se puede superar con un poco de buena voluntad y una sonrisa. La segunda, por la armonía que se desprende siempre de sus historias. Unas historias en las cuales cada uno de los personajes, gracias a la misma dosis de buena voluntad y de buen humor ya citada, puede ser lo que le da la gana y cohabitar a su gusto y sin demasiados problemas con los demás... Por lo tanto, cada novela de Berna resulta ser como una divertida y sosegadora lección de aceptación. Aceptación de sí mismo, de los otros y de las adversidades que nos puede deparar la vida...
En «La garra de Satán», como de costumbre, hay todo esto, ni hace falta decirlo. Pero como es una novela reciente, escrita para «Matraca ediciones», además el maestro tuvo el tiempo que necesitaba para ofrecernos una obra de gran calidad.
Así, los personajes son bien definidos y atractivos, y hasta un empedernido anticlerical como yo no puede dejar de sentir algo de simpatía por este «socarrón de campeonato» qué es el reverendo Harold. Las escenas de terror son escuetas pero tan sangrientas como efectivas. Y la trama, ingeniosamente desarrollada, sigue su propio rumbo, lejos de los caminos más trillados...
Si a todo coste debería formular una pequeña crítica al autor sería que, no dejando más protagonismo al malo de la historia, nunca se sabe porqué los asesinos escogieron a estas víctimas en particular (sobre todo la segunda). Un fallo que resulta bastante sorprendente por parte de Berna, siempre muy cuidadoso en este aspecto de su trabajo... Por el resto, fue un inmenso placer poder disfrutar de esta novela en un día tan funesto, así que sólo puedo añadir : muchas gracias por todo, querido amigo y maestro y ¡ hasta siempre !

Como siempre : ¡ un sincero agradecimiento al compañero Rualrevit por tomarse el tiempo y la molestia de repasar mis apuntes !

jueves, 14 de enero de 2021

Apuntes de un lector de bolsilibros XII

Punto rojo 384

Con esta novela, otra vez tenemos pruebas de la audacia narrativa de los bolsilibros...
En efecto, la historia empieza como un «giallo», con dos muertes al arma blanca perpetradas por un desconocido, vestido de negro y con gafas oscuras, pero antes de matarlos sin piedad, el autor se toma el tiempo de bien dibujar sus personajes, desarrollando en derredor de ellos un entorno creíble y interesante. Así que el lector, no pudiendo estar seguro de como va a evolucionar la trama, se queda en vilo, pendiente de los próximos acontecimientos...
Además, para añadir a este clima de incertidumbre, debemos esperar hasta el quinto capítulo (es decir a haber leído al rededor de unas cuarenta páginas) antes de descubrir quién será realmente el protagonista principal, aunque este ya había aparecido previamente en la trama.
Así, con todos estos elementos mezclados, no solamente la intriga se sigue con mucho interés, pero también parece bastante original. Algo siempre de agradecer, aunque no sea propiamente lo más importante en este tipo de literatura...
Por cierto, después de esta primera parte, la narración, con el héroe investigando paso a paso, se hace un poco más tradicional, todavía no por eso menos apasionante. Sobre todo porque Keith Luger entrelaza de un modo totalmente convincente su lograda trama policíaca con un episodio sumamente novelesco de la grande Historia (episodio aún reciente en el año de publicación de este bolsilibro, es decir 1969). Lo que hace el conjunto disfrutabilisimo.
Desgraciadamente, llegado a este punto, poco puedo añadir sin correr peligro de destripar la historia. Me gustaría sin embargo mencionar como, una vez descubierta la identidad del asesino, me pareció que este bolsilibro habría podido ser como un episodio inédito de la cuarta temporada de «Los vengadores» (hablo por supuesto de la serie de televisión con protagonistas John Steed y Emma Peel, no de las paparruchadas actuales tratas de los cómics Marvel) por su calidad, humorismo y mezcla de géneros...
En cuanto a nuestro héroe, como solía ser predecible con este estupendo autor, es un gracioso, que encadena los chistes sin un segundo de tregua y nunca pierde el buen humor, hasta en los momentos más críticos.
No hace falta precisar que, respecto a esta época que vivimos ahora, de una seriedad tan postiza como triste, con las susceptibilidades a flor de piel, me encanta la actitud desenvuelta del tío...

Como siempre : ¡ un sincero agradecimiento al compañero Rualrevit por tomarse el tiempo y la molestia de repasar mis apuntes !

martes, 12 de enero de 2021

Apuntes de un lector de bolsilibros XI

Bravo Oeste 1105

Los títulos de las novelas del Oeste publicadas por Silver Kane al principio de los años 1980 son casi tan intercambiables como las portadas de las novelas mismas. En efecto, la mayoría de las veces, esos títulos ni remotamente se relacionan con la historia narrada. Son títulos genéricos, pero siempre muy efectivos y rebosante de un sentido del absurdo al límite del surreal. Por ejemplo, «Pide permiso y mata»... Por supuesto que a ningún momento, durante esta historia, nadie preguntará antes de apretar el gatillo. Pero no es eso el punto. Lo que importa es lo que significa respecto a la postura adoptada por el autor ante la literatura (o por lo menos ante este tipo de literatura)... Así, al instante preciso de escoger un bolsilibro de esta época de Silver Kane, el lector ya sabe a qué atenerse : a un relato narrado con tono descarado, atiborrado de chistes groseros (¡ mis preferidos !) y de situaciones casi inverosímiles, rozando el grotesco, que hacen semejarse el conjunto mucho más a «Las inmorales del salvaje Oeste» de Russ Meyer que a ninguno otra película o novela del mismo género, incluso a los spaghetti-western los más divertidos y exagerados. Y no solamente eso... Tal vez por alegremente pasarse de la raya, burlándose del matrimonio y, a menudo, del oficio de abocado (una profesión que desarrolló en Bruguera, conjuntamente a las de escritor y de guionista de tebeos, antes de dedicarse al periodismo), es como si Francisco González Ledesma, a través de estas farsas maleducadas, buscara tomarse un desquite, transfigurando una rutina diaria tediosa y agobiante en algo de tan trepidante como hilarante — un poco al mismo modo que lo hacía el personaje de François Merlin en «Cómo destruir al más famoso agente secreto del mundo» de Philippe de Broca...
En cuanto a estructura narrativa, mucho antes que la palabra sea popularizada por una generación de estreñidos del teclado (generación que cree que la literatura se puede aprender en taller y que para hacer un libro es suficiente seguir una receta, tal como para hacer los callos a la madrileña por ejemplo, pero mejor si en dicha receta hay muchos términos en inglés que ni siquiera saben pronunciar... ¡ Todo se parece más chic así !), cada capítulo se acaba con un cliffhanger.
La cosa es tan sistemática qué a veces puede llegar a ser bastante artificial (como lo será después en muchas obras de R.L. Stine, otro aficionado al cliffhanger obligatorio), y puede también que un lector novato del autor se siente defraudado, ya que un buen puñado de estos giros no son para nada inesperados...
El interés todavía es otro y sólo se puede apreciar después de haber leído una cierta cantidad de estas novelas. Sí, porque al cabo de un momento, uno va entendiendo la mecánica del relato tal como la concibe Silver Kane y se crea una especie de juego entre el lector y el autor, el primero tratando de anticipar al segundo, mientras que el segundo se ingenia en despistar al primero. O, dicho con otras palabras : un modo lúdico, y sin pretensiones inútiles, de considerar (tan haciéndola como disfrutándola) a la literatura...
Un rápido paréntesis...
Hay una cosa que nunca llego a entender... La mayoría de la gente (yo no, ¡ por supuesto !) no está considerada en su trabajo, es humillada por su pareja y menospreciada por sus hijos, hasta su kiosquero la toma por el culo, a pesar de eso, en lugar de alegrarse cuando descubra anticipadamente una vuelta de tuerca, se enfada. ¿ Por qué ? Por una vez que acierta en algo, ¡¿ no podría contentarse de regocijarse del hecho ?!
Cierro paréntesis...
Pero, ¿ de que va este «Pide permiso y mata» ?
Si ya no lo habéis entendido, ¡ léanlo !

Como siempre : ¡ muchísimas gracias al compañero Rualrevit por su inestimable ayuda !

lunes, 11 de enero de 2021

Apuntes de un lector de bolsilibros X

Oeste legendario 168

No tengo mucho que decir de esta novela. Lo que no significa que sea mala ni tampoco solo regular. Todo lo contrario, ¡ es buenísima !
Ciertamente en ella hay personajes y situaciones ya vistos en otra parte, pero lo que la hace tan disfrutable es la calidad de la escritura y todavía más la intensidad de esta, porque como es habitual en las obras del grande Gordon Lumas / Burton Hare, cada párrafo, cuando no os deleite con su desilusionada ironía, es cargado con desgarrador lirismo. A tal punto que la vehemencia de los sentimientos no tiene nada que envidiar a la violencia de las escenas de peleas o de los sangrientos homicidios que se suceden a lo largo de la historia... Una historia, digna de una antigua tragedia, fraccionada como tantas en tres partes distintas. Pero a diferencia justamente de tantas, no sigue el esquema clásico (planteamiento, nudo, resolución), ya que se desarrolla de manera más libre y efectiva, concretamente en una última misión, una nueva vida y una despiadada venganza. Y aunque es claro que las partes más emocionantes son sin lugar a dudas la primera y la tercera, no por eso el idilio del protagonista con su esposa se parece a mero relleno. En efecto, gracias al afanoso deseo de absoluto que como siempre parece animar al autor a la hora de tratar del sentimiento amoroso, hay algo de vitalmente adolescente, de casi «cósmico» (para la plenitud experimentada) y, por supuesto, de sumamente conmovedor en el modo en el cual Lumas plasma todo esto sobre el papel.

Como siempre : ¡ muchísimas gracias al compañero Rualrevit por su inestimable ayuda !

sábado, 9 de enero de 2021

Apuntes de un lector de bolsilibros IX

Carola 248

Este bolsilibro se parece a una superproducción en Technicolor... Empieza en la selva africana, continúa en Inglaterra, hay un capítulo intermedio en Italia y, después de un largo viaje, con escala en París, la protagonista llega por fin a Escocia, donde se desarrolla el resto de la melodramática trama, hasta el feliz desenlace...
Sin embargo, debo reconocer que al principio la novela no llegaba a convencerme. No sabía exactamente por qué, pero algo sonaba falso en este cuento de una pareja de blancos (un Lord y un sacerdote) acorralada en una misión africana, a punto de ser despedazados por los Mau-Mau... Algo que parecía tan falso como las selvas de cartón-piedra de los estudios cinematográficos...
Y ¡ por cierto que no me equivocaba !
Si uno se traga la biografía de Carlos de Santander publicada en la contraportada del bolsi, en la que se dice que el escritor «conoce bien ambas Américas, Europa, África y Oriente», no dejará de pasmarle la cantidad de errores contenidas en tan pocas páginas...
Como se debería saber, los Mau-Mau eran rebeldes kenianos y el Kenia es un país de África oriental... Sin embargo, el autor nunca cita el nombre de la ex colonia británica. Sitúa la acción en un enigmático lugar, el cual no he podido localizar, dando a entender que podían encontrarse Mau-Mau en cualquier parte del continente o casi... ¡ Y no es todo !
Otra prueba de las lagunas en geografía de las que sufre el escritor, al final de la novela, el abogado del difunto Lord recibe una carta de... ¡ África occidental !
Para añadir a la confusión y a la artificialidad de esta parte del relato, los nativos se dirigen a los blancos llamándolos «sahib», un término usado en... ¡ India !
Por supuesto, no es cuestión de burlarse de Carlos de Santander, culpándole de cometer errores sobre cosas que en su tiempo no podía conocer (como lo hacen hoy algunos imbéciles presumidos cuando peroran sobre cualquier fallo en novelas de ciencia ficción...), sino deplorar, a la vista de la naturaleza de sus equivocaciones, que el escritor ni se había tomado la molestia de simplemente abrir un Atlas para tratar de hacer más creíble una escena que en estas condiciones resulta completamente falsa y, además, se relaciona en modo bastante suelto al resto de la obra, con su exotismo de pacotilla...
Eso aparte, es una buenísima novela, como tantas otras del mismo autor, con varias subtramas entrelazadas, tipo la búsqueda por parte de la protagonista, Lorene Massati, de revelaciones sobre su misterioso pasado, el dilema sufrido por Lord Kimberton, que no llega a confiar en Lorene, la mujer de la cual se ha enamorado, con motivo de una supuesta culpa de ella (no por nada uno es católico ¡ jajaja !) o las artimañas de una repulsiva pareja, los hermanos Robert y Lizer Blackster, para apoderarse de la tentadora herencia... Todo esto condimentado con muchos sufrimientos, humillaciones, un poco de fetichismo y la mezcla de algunos elementos tomados de otros géneros, tal como el policial por ejemplo. Elementos que se pueden encontrar tanto en la investigación que lleva Lorene para descubrir sus orígenes que en el tentado asesinato del cual será víctima, pero también, de manera más amplia, en la conclusión de la novela. En efecto, dicha conclusión, qué da la clave del enigma, tiene lugar dentro de un salón, con todos los protagonistas reunidos, así como era costumbre a la hora de la verdad en los relatos de misterio de factura inglesa...
Un aspecto bastante sorprendente, y quizá un poco paradójico en el contexto de la novela romántica, es la manera particularmente negativa con la que Carlos de Santander pinta a los ricachones...
En esta historia son seres altivos, caprichosos, abyectos...
En particular Robert Blackster, del cual su hermana dice : «tu cuerpo grasiento está gordo y blando como una uva madura que revienta si se la aprieta con el dedo»...
Pero no es el único en suscitar asco en el lector...
Por su parte, Lizer Blackster, la hermana, es una arpía dispuesta a todo, tanto a vender su cuerpo como a perpetrar un asesinato, con la idea de asegurarse la fruición de la herencia...
Además goza morbosamente atormentando sin piedad a la pobre Lorene...
En cuanto a Lord Kimberton, es sólo al contacto con la dulce y ponderada miss Massati que conseguirá suavizar su temperamento despótico y avasallador...
Lo más sorprendente todavía es que hay en esta obra por lo menos tres muertes violentas, una tentativa de violación, algo semejante a escoptofilia, emborrachamientos a repetición, sobrentendidos escabrosos y humillaciones cargadas de tensión sexual, y sin embargo, según el dichoso asesor moral de la Bruguera, es una novela apta para todos... ¿ Quién sabe ? Quizá su mujer le había chupado la polla la noche anterior y el mojigato se sentía más relajado ese día... En todo caso, «El secreto del medallón» es una obra apasionante, rica en matices y acontecimientos dramáticos que vale la pena leer, a pesar de su primer capítulo poco convincente.

Ya sabéis : ¡ muchísimas gracias al compañero Rualrevit por su inestimable ayuda !

miércoles, 6 de enero de 2021

Apuntes de un lector de bolsilibros VIII

Kansas 1170

Al principio, la novela, una entre las primeras del autor, me pareció bastante clásica, tanto a nivel de la historia narrada (una venganza desarrollada tipo juego de pista, con la búsqueda de uno tras otro de los culpables) que del estilo del autor, aparentemente menos personal que en sus obras más tardías, en las cuales, como se sabe, podemos deleitarnos con esta peculiar manera que tenía Adam de hacer frases cortas tan contundentes como un directo en la mandíbula...
Huelga decir que mientras seguía leyendo, el bueno de Surray se encargó de convencerme que me equivocaba por entero y que, por cierto, yo no era tan listo como creía...
En efecto, a medida que avanza la narración, la básica caza del implacable vengador se matiza rápidamente para transformarse en apasionante investigación policíaca, con varios culpables potenciales, falsos indicios y lances imprevistos, hasta que el héroe descubre por fin al verdadero responsable de la fechoría.
Además, cada vez que el lector está a punto de intuir algo, como por ejemplo la identidad del real culpable, Adam no se hace el remolón, tratando de prolongar artificialmente el suspense, y lo suelta sin más, dando a entender que todavía tiene otras sorpresas en la manga, que por cierto va a sacar antes de que se acabe la novela... ¡ Y así es !
Otras cosas disfrutabilisimas son, por ejemplo, la ejecución de Basil Kendall, con estos detalles espeluznantes que prefiguran el salvajismo gore de las futuras narraciones terroríficas del autor, la imagen operística de esta joven con su blanco vestido de novia empapado en sangre, digno de «Lucia de Lammermoor», o este sorprendente capítulo ocho, que empieza como flashback y termina como flashforward, dándonos nueva prueba de las audacias narrativa que sólo se pueden encontrar en los bolsilibros...
Pero lo que me encantó más es que, contrariamente a lo que pasaba en «¡ Adiós, amigo !» (una novela estupenda, con un antepenúltimo capítulo de una negrura desgarradora, causando escalofrío, que se veía completamente estropeada por el obligado final feliz que seguía...), en «El último hombre», que sigue exactamente el mismo recorrido, no sólo la conclusión no arruine nada, sino que el autor logra, mezclando la emoción a su irónico sentido del humor, hacerla totalmente creíble y disfrutable, acabando así su obra con gran maestría.

Como siempre : ¡ muchísimas gracias al compañero Rualrevit por su inestimable ayuda !

domingo, 3 de enero de 2021

Apuntes de un lector de bolsilibros VII

Selección terror 198

¡ Una novela absolutamente encantadora !
Claro, el estilo de Ada Coretti es, a veces, algo ingenuo...
A menudo pone diversos adjetivos uno tras otro, de un modo un poco grandilocuente : «Pero lo verdaderamente insólito, alarmante, sobrecogedor»...
También usa casi siempre las mismas palabras para describir los mismos personajes, insistiendo por ejemplo en detalles sin importancia como el bigote teñido del propietario del hotel local : «Allí estaba Michael Andersson, el dueño del pequeño y único hotel, muy bien trajeado, perfectamente rasurado, con el bigote mejor teñido que nunca»...
Pero, en lugar de revelarse un handicap, esta ingenuidad se armoniza muy bien con la historia descabellada, rebosante de gustosos elementos típicos (una aldea aislada, un bosque tupido y lleno de peligros, un monstruo sanguinario y un científico loco, por citar sólo algunos), que la autora nos narra, favoreciendo a medida que avanza la lectura, la creación de un delicioso clima entre el surrealismo y la fábula, que envuelve placenteramente al lector como en un sueño o, más bien, en una pesadilla.
Además, nada de guiño al aficionado u otra horripilante ironía «post moderna», Ada Coretti toma su relato totalmente en serio. Así que uno sólo puede dejarse ganar por la extrañeza venenosa de la obra y, maravillándose, leerla de un tirón hasta descubrir la resolución del enigma.
Así que lo repito sin temor : ¡ Una novela absolutamente encantadora !
Y ahora, dos consideraciones respecto a algunos supuestos defectos de los bolsilibros que han sido subrayados una y otra vez en la red... Primero, no es porque una explicación no llega a convencernos que eso quiere decir que no exista en la obra. Por ejemplo, en este «Diabólico doctor Zaroff», aunque uno puede encontrar el comportamiento de Jack Presley y la razón de tal comportamiento poco creíble, eso no quita que sea debidamente aclarado en la página setenta y seis.
Segundo, otro punto que no deja al parecer de asombrar a los actuales lectores de bolsis, es la facilidad y rapidez de los encuentros en los mismos. Pero, hombres, ¿ es que no tenéis memoria ? Siempre se ha dicho que una de las principales fuentes de inspiración para este tipo de literatura era el cine, ¿ no ? Y ¿ qué pasa en una película tan «tardía» (1986) como «Algo salvaje» de Jonathan Demme ? ¿ El tipo (el fofo Jeff Daniels) no sigue a la encantadora chica (Melanie Griffith en su mejor papel, antes de que sea desfigurada por la cirugía estética...) sin conocerla siquiera ? Y esta película es solo una de las últimas de este tipo, se podrian citar varias centenares iguales, empezando por ejemplo por «Sucedió una noche» de Frank Capra (1934)...
Por otra parte, me acuerdo muy bien, hace unos treinta años, haber dormido algunas veces, después de un concierto punk, en casa de gente que no conocía previamente y que ni siquiera volviera a ver. Era otra época, más divertida y más franca. Y aunque ya no existe, no significa por eso que nunca existió...
Bueno, solo me queda señalar para acabar que en esta obra también, como en muchas otras de la autora, se encuentran un infanticidio y algunas consideraciones poco alegres sobre el matrimonio... Y pensar que Ada Coretti, bajo su verdadero nombre (Isabel Irigaray), escribió un buen puñado de bolsilibros románticos... ¡ Que amor de mujer !

Otra vez un sincero agradecimiento al compañero Rualrevit por tomarse el tiempo y la molestia de repasar mis apuntes. ¡ No sé qué haré sin ti !

sábado, 2 de enero de 2021

Apuntes de un lector de bolsilibros VI


Si uno se detiene a pensarlo, parece más sencillo y más lógico para un guionista o para un productor querer adaptar a la gran pantalla, en una película de una hora y media, a un bolsilibro de noventa y seis páginas que a un tocho como «Bajo el volcán» o el «Quijote» y por eso, debería lógicamente haber decenas de películas tratas de otras tantas novelas de kiosko...
Sin embargo, en concreto hay bastante pocas adaptaciones cinematográficas de bolsilibros. ¿ Porqué ?
Las razones pueden ser varias y quizá algunas nunca las conoceremos, pero las principales deberían ser vinculadas a tres factores determinantes según mi parecer :
— el hecho de que una de las principales fuentes de inspiración para los bolsilibros fue siempre el cine 
— el modo de consumo de la literatura bolsilibresca
— el deseo por parte de los productores de ahorrarse gastos inútiles 
En efecto, el cine en sus inicios era considerado más o menos como una atracción circense. Por eso recurrió pronto, para tratar de «dignificarse», a adaptaciones de obras clásicas o, si no, se aseguró la colaboración de escritores famosos (en 1914, por ejemplo, Gabriele d'Annunzio escribió los subtítulos de «Cabiria» de Giovanni Pastrone). Y después, el séptimo arte siempre conservó esta manía de «vulgarización» (acoplada a una patética voluntad de «dignificarse»), ofreciendo a su público, en una hora y media, a síntesis (más o menos logradas o fieles) de obras de varios centenares de páginas. Una «síntesis» que podemos encontrar también en los bolsilibros. Por eso, no debía parecer muy interesante adaptar a este tipo de novelas a la gran pantalla. El margen de maniobra era demasiado escueto. Prueba de eso es que dos de los títulos de Lou Carrigan que tuvieron una versión cinematográfica cambiaron de género durante el proceso : «Tierra de hombres» pasó del gran Oeste al Chicago de los gángsteres con «La banda de los tres crisantemos» mientras que «El hombre y el miedo» hizo el recorrido contrario, transponiendo un relato policíaco en el Oeste con «La diligencia de los condenados».
Otro factor que no hacía la adaptación de un particular bolsilibro una cosa demasiado interesante para un productor es que no había reseñas en los periódicos para este tipo de publicaciones, ni publicidad. Además, la vida útil de un bolsi, aunque existieran los canjes de revistas, era brevísima. Por eso, en los créditos de las películas, la mayoría de las veces, ni siquiera era indicado el título de la novela adaptada, solo constaba el nombre del autor. Porque esto sí que podía llamar la atención de los lectores y levarlos en las salas de cine.
Por consiguiente, era más barato asegurarse la colaboración directa de un bolsilibrista que tener que pagar los derechos de autor para adaptar a una novela que la mayoría de la gente no había leído (y muchos de los que ya lo había hecho no se acordaban del título). Así, Miguel Cussó (más conocido como Sergio Duval o Michael Küss) tuvo una fértil colaboración con el productor / director Alfonso Balcázar.
Durante la misma época, también otros bolsilibristas fueron bastante activos en el ámbito del séptimo arte, como por ejemplo Jesús Navarro (Cliff Bradley, Jeff Lassiter, etcétera) y, por supuesto, José Mallorquí. Aunque respecto a este último, legítimas dudas surgen con relación a su real involucramiento en algunos proyectos de los cuales firmó oficialmente los guiones en España. En efecto, los créditos de la versión hispana de «El valle de los hombres de piedra» por ejemplo (coproducción con Italia dirigida por Alberto de Martino) lo nombran como único autor del guión, mientras que los créditos de la versión italiana de la película (que me parecen mucho más creíbles) lo citan sólo como uno de los tres a la base del tema... Desgraciadamente, estas triquiñuelas eran más que frecuentes en las coproducciones, por meras cuestiones legales, y raras veces podemos estar seguros de quién hizo qué...
En cualquier caso, el resultado final es siempre el mismo : pocas veces bolsilibros fueron adaptados a la gran pantalla. Pero, y eso ya me interesa más, hubo ciertamente una influencia mutua y benéfica entre los dos. No es por nada que el genial Jesús Franco hizo creer hasta su fallecimiento que había empezado escribiendo bolsis (algo que no es cierto, por supuesto) y además que «Gritos en la noche» era precisamente una adaptación de unas de sus supuestas novelitas firmadas bajo seudónimo...

Como siempre : ¡ muchísimas gracias al compañero Rualrevit por su inestimable ayuda !

martes, 29 de diciembre de 2020

Apuntes de un lector de bolsilibros V

Bufalo serie azul 81

El humor es un ingrediente habitual en las narraciones, por ejemplo, de Silver Kane, Keith Luger o Joseph Berna y, sin embargo, nunca me había pasado lo que me pasó con esta novela de Ray Lester...
Desde la primera página, no sé exactamente porqué, no podía dejar de visualizar la escena que estaba leyendo como si fuera sacada directamente de una película.
Pero no cualquier película, por supuesto (sino, sólo habría recalcado lo bueno y «visual» que era Ray Lester escribiendo y no es eso). ¡ No !
Precisamente uno de esos westerns cómicos (con Bud Spencer y Terence Hill, o los de Anthony Ascott con George Hilton para entenderse) que se hacían más o menos en el momento de la publicación de este bolsilibro (octubre de 1973).
Quizá he tenido esta impresión por el humor bonachón de Lester, que no tiene connotaciones sexuales, contrariamente a el de Kane, o no hace alarde de la misma deliciosa desfachatez que el de Berna, pero también porque rara vez durante este primer enfrentamiento la violencia parece real... Semeja más a la de un dibujo animado : exagerada y divertida. Una violencia que no tiene consecuencias duraderas y aún menos funestas, exactamente como era el caso en las películas con Bud Spencer y Terence Hill, en las cuales nunca había sangre derramado, todo se resolvía con tortazos y mamporros, entre risas y risas (...y algunas flatulencias).
En cuanto a los personajes de «Fierecillas indómitas», son entrañables a pesar de ser bastante tópicos.
Cabe recalcar todavía que, otra singularidad de este excelente autor, los papeles femeninos son muchos más matizados y logrados que los de los hombres.
Por último, lo otro bueno con esta novela es que, aunque la historia sea sencilla, el planteamiento, como suele ser con Ray Lester, es bastante original o, por lo menos, poco previsible. Además, gracias a su buen conocimiento del oficio, el autor consigue dotar su narración de una estructura propia sin dejar de respetar los pasos obligados qué son un arranque a toda velocidad y un final explosivo, lo que hace la lectura más que agradable.

Como siempre : ¡ muchísimas gracias al compañero Rualrevit por su inestimable ayuda !