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lunes, 11 de marzo de 2024

Gary Salkow ¡ siempre él !


Otras apariciones del polifacético Gary Salkow en la obra de Adam Surray :

1979

— Gary Salkow es el nombre de un personaje de tebeo, un detective neoyorquino viviendo aventuras con amplias dosis de erotismo y violencia, dibujado por Julien Chassains en El asesino de la torre Eiffel (Servicio Secreto 1513 — Bruguera)

— Salkow es el propietario del apartamento en el cual vive Clive Lemmon en Operación Utopía (Servicio Secreto 1522 — Bruguera)

1980

— El magnate Salkow trata de contratar a Peter Holbrock para que demuestra la infidelidad de su esposa en El caso de la dama ultrajada (Servicio Secreto 1548 — Bruguera)

— Salkow es uno de los matones que acompañan a Howard Manz para matar a Dam Shepard en El enemigo publico número 1 (Servicio Secreto 1559 — Bruguera)

— Hay un patrón de snack llamado Gary, un bastardo morboso que, según el protagonista, disfruta con los problemas ajenos, en Red siniestra (Servicio Secreto 1571 — Bruguera)

— Hay una agencia de transportes llamada Salkow que practica el contrabando en Asesinos a proa (Servicio Secreto 1583 — Bruguera)

1981

— Un tal Salkow tiene un local llamado el Bounty en Flor de asfalto (Punto Rojo 988 — Bruguera)

— El profesor Donald Bishop recuerda a uno de sus amigos ingleses, un tal Salkow, en Sinfonía en negro (Punto Rojo 999 — Bruguera)

— Con otros compañeros, el teniente Salkow investiga en El juego de la verdad (Punto Rojo 1004 — Bruguera)

1982

— Gary Salkow es el viejo propietario del Salkow Ranch en Vidor City en Sigue tu camino, forastero (California 1370 — Bruguera)

— Gary Salkow es uno de los muchos ayudantes de Barry Gammon, el presentador de un talk show emitido por el canal KSM en Buscando a Jennifer (Servicio Secreto 1662 — Bruguera)

— La Salkow Films es el primer empleador de Richard Grabow, ofreciéndole un pequeño papel en la película Lamentos de soledad en El caso del cadáver secuestrado (Punto Rojo 1030 — Bruguera)

— Hay une fiesta en la mansión Salkow, a la cual teme acudir Keith Whitmore, por miedo a aburrirse en Vendetta (Punto Rojo 1044 — Bruguera)

— Gary Salkow, un individuo gordito, de corta estatura, cuellicorto y cabeza grande, es el presidente de la Salkow Company de Richmond en «Dedos finos» Eddie (Punto Rojo 1063 — Bruguera)

— Gary Salkow tiene un bar en Ross Street, en el barrio Wise (una de las zonas menos afortunadas de Dallas) en El pecado del Señor Winters (Punto Rojo 1076 — Bruguera)

1983

— Salkow tiene un granero en el cual una tal Betsy, acusada de reiterados atentados a la moral y ostentosa prostitución, parece muy conocida en La dama del Cimarrón (Búfalo azul 573 — Bruguera)

— Hay un Salkow, un individuo semicalvo, que trabaja en el Hedison Hotel de Winner City en Justicia de pistolero (California 1404 — Bruguera)

— Gary Salkow es el propietario del Fortune, uno de los mejores salones de juego de San Francisco, en Tres tristes tumbas (California 1411 — Bruguera)

— Salkow es el dueño de la funeraria de Wilson City en El loco de Oklahoma (California 1414 — Bruguera)

— Gary Salkow es el jefe de los guardianes en la prisión de Katt Hill en Cerco sangriento (Servicio Secreto 1707 — Bruguera)

— Hay un sargento llamado Gary Salkow, veterano con muchas horas de vuelo, que entabla una buena amistad con Alan Skerrit en Secuestro en Miami (Punto Rojo 1102 — Bruguera)

1984

— Gary Salkow, en compañía de Drew Morrisey, es el guardián del orden en el Saloon Waco en Sheriff por un día (Bisonte serie roja 1882 — Bruguera)

1985

— Gary Salkow es el alcade Wilder Hill y está casado con la infiel Julie en La danza del plomo (Búfalo serie azul 659 — Bruguera)

También se pueden encontrar a otros Salkow en la obra de Adam Surray...

1974

— Un tal Cliff Salkow, pertenecente a la Mafia del Vicio, con su novia Janice, idea someter a chantaje a los magnates de la Olney & Reed Steel en El asesino las prefiere rubias (Punto Rojo 630 — Bruguera)

1977

— Hay un agente Dick Salkow, perteneciente a la Brigada Especial, en la novela El asesino miope escrita por Phillip Jackson en Curso de asesinato acelerado (Servicio Secreto 1394 — Bruguera)

1978

— James Salkow, en compañía del cual Eddie Hough juega al póquer, es el rey del algodón en Cita en Miami (Servicio Secreto 1464 — Bruguera)

1979

— Sally Salkow es la nueva identidad de la inocente y estúpida Sally Miller en ¿ Donde estás, Sally ? (Servicio Secreto 1496 — Bruguera)

— Hay un Donald Salkow que pertenece a la National Security Council en Nueva York — Berlín : sin regreso (Servicio Secreto 1507 — Bruguera)

1980

— Se menciona al caso contra James Salkow, en el cual el testigo de cargo fue asesinado mientras se encontraba en una de las habitaciones de seguridad del palacio de audiencias en La máscara de cristal (Servicio Secreto 1536 — Bruguera)

1981

— Karl Salkow es el rey del ganado tejano y uno de esos clientes seleccionados que, previo pago de elevadas sumas, han disfrutado de la compañía íntima de Samantha Moore en Con la ley al fondo (Punto Rojo 1023 — Bruguera)

1985

— Donald Salkow es la víctima de la primera cacería organizada por Henry Darwell en La jauría salvaje (Bisonte serie roja 1922 — Bruguera)

— Hay un Donald Salkow, convicto y confeso de robo con asesinato, en Maestro del Colt (Bisonte serie azul 731 — Bruguera)

La primera parte aquí

domingo, 18 de febrero de 2024

¿ Se tratará de autoficción camuflada ?


Ned Altman empequeñeció los ojos.
Tal vez para centrar mejor su mirada en el indivi­duo.
Un individuo joven. De unos treinta años de edad. Abundante y descuidado pelo negro. Ojos oscuros. Nariz perfilada. Mentón cuadrado... Sus facciones, aunque co­rrectas e incluso atractivas, acusaban una sempiterna indiferencia. Una expresión de hastío que resultaba irritante.
Vestía chaquetilla de pana que pedía a gritos un pase por la lavandería. La camisa con los dos botones su­periores sin ajustar. El nudo de la corbata desplazado. El pantalón había perdido la raya. Los zapatos también requerían un buen lustre.
Ned Altman terminó por mover la cabeza de un lado a otro.
— Eres un bastardo, Clive.
Clive Lemmon esbozó una sonrisa.
Sin apartar el cigarrillo de la comisura de los labios.
— Okay, Ned. Y ahora suelta la pasta.
Ned Altman, acomodado en un sillón giratorio, abrió uno de los cajones de la mesa escritorio. Extrajo unos folios mecanografiados y unidos por grapas que arrojó sobre la mesa. En la primera de las hojas, en gruesas letras rojas, destacaba el título :
El descuartizador de Louisville.
— Aquí tienes, Clive. Se acabó.
Lemmon también entornó los ojos.
Fijos en Ned Altman. Un individuo que ya había de­jado atrás los cincuenta años de edad. Semi calvo. Adiposo. Una obesidad que ganaba día a día sentado tras la mesa escritorio.
— ¿ Qué quieres decir, Ned ?
— ¡ Maldita sea ! — Altman descargó el puño derecho sobre los mecanografiados folios —. ¡ Esto es basura, Clive ! El asesor literario ha vomitado y yo difícilmente he controlado las náuseas.
— ¿ Asesor literario ? Déjate de eufemismos. Tu editorial está especializada en bazofia. ¿ Qué infiernos te ocurre ?
— Eso te pregunto yo, Clive. Hace más de un año que empezaste a colaborar con la Altman Publishing. Te he publicado más de cincuenta novelas de terror y poli­cíacas. Al principio muy bien, pero últimamente resultan ya impublicables. Esta... El descuartizador de Louisville... Apesta a whisky. ¡ Cada folio apesta a whisky barato ! Apuesto a que la has escrito en pleno delirium tremens. Sólo así se explicaría tan nauseabundo argu­mento. Hablo en serio, muchacho. ¡ Produce náuseas !
Clive Lemmon se aproximó apoyando las manos so­bre la mesa.
Se inclinó hacia Altman.
— ¿ Náuseas ? Escucha con atención, hijo de perra piojosa... Cuando entré por primera vez en tu maldita editorial llevaba bajo el brazo un buen original. Una magnífica novela. Recuerdo tu respuesta, bola de sebo.
— Tranquilo, Clive, tranquilo... También yo la recuer­do. Ciertamente aquella novela era buena. Demasiado buena para la Altman Publishing. Aquí no tienen cabida los originales superiores a los ciento cincuenta folios y nuestro único género literario son las novelas popu­lares de acción y aventura.
— ¡ Oh, sí !... Acción y aventura. Ese fue tu consejo... ¿ Por qué no escribir algo policíaco, de terror... ? Algo con mucho sexo, mucha violencia, mucha sangre, mucho sadismo... Nuestros lectores quieren eso y se lo suministramos en cantidades industriales. Esas fueron tus palabras, Ned. Me largué de aquí, pero ante la im­posibilidad de colocar mi novela en ninguna editorial volví a las pocas semanas. Con un original de terror. Y siguió otro. Y otro...
— Últimamente tus novelas son demasiado... No sé cómo explicarlo. Cierto que el público es morboso. Ávido de violencia, sexo y emociones fuertes; pero tú te pasas de bestia.
— ¿ De veras ? Puedo serlo aún más, Ned.
Altman intuyó la velada amenaza.
Forzó una sonrisa.
— Cree que lo lamento, muchacho; pero hemos deci­dido no aceptarte ningún otro original. La mayoría de los escritores se queman por falta de imaginación. Tu caso es el contrario. Te has abrasado en tu propio in­fierno. Reconócelo, Clive. Sólo escribes cuando necesi­tas dinero. Te encierras en tu habitación con una botella de whisky y en cuatro horas me presentas una novela. Luego no vuelvo a saber de ti hasta que gastas el último centavo.
— Necesito dinero, Ned.
El editor asintió sonriente.
— Correcto, muchacho. En recuerdo a tu colaboración para la Altman Publishing te daré una gratificación de doscientos dólares que...
El movimiento de Lemmon fue rápido.
Extendió las manos atrapando a Ned Altman por las solapas. Lo zarandeó con violencia.
— ¡ No quiero limosnas, Ned ! Te estoy pidiendo lo que me pertenece.
— Te he pagado...
— Seguro. He empapelado las paredes del water con los contratos de edición; pero yo quiero ahora el por­centaje que me corresponde por las ediciones piratas que has lanzado a mis espaldas.
— Eso no es cierto, Clive. He pagado conforme al número de ejemplares que figura en contrato. No hemos lanzado...
Clive Lemmon le abofeteó el rostro con la zurda. Dos trallazos que quedaron marcados en el mofletudo ros­tro del editor.
— ¿ Me tomas por idiota ? Sé que no lo puedo probar. Que tienes todos los papeles en regla, pero también me consta que he sido engañado. Me conformo con dos mil dólares, Ned. Tienes dos opciones. Me pagas... o cobras. ¿ Qué decides, tocino ?
Altman asintió con repetido movimiento de cabeza.
— Te... te los daré..., firmaré un...
— Nada de cheques, Ned. En efectivo. Sácalos de la caja. No digas que no tienes porque te haré saltar un par de dientes.
— Te arrepentirás de...
— Ya estoy arrepentido, Ned. Maldigo el día en que pisé tu pocilga. ¡ Y ahora muévete !
Ned Altman manipuló en el último de los cajones de la mesa escritorio. Extrajo una pequeña caja de caudales que abrió con torpes movimientos. Retiró dos mil dólares.
Dirigió a Lemmon una rencorosa mirada.
— No podrás disfrutarlos, Clive.
— Por supuesto que no. Después de pagar mis deu­das me quedarán unos pocos centavos. Adiós, Ned.
— Pronto te haré llegar noticias mías, muchacho. Voy a denunciarte por robo y malos tratos.
Lemmon sonrió.
Deliberadamente arrojó el cigarrillo sobre la alfom­bra. Acto seguido abandonó el despacho. Antes de ce­rrar por completo la puerta vio como Ned Altman se incorporaba pesadamente para retirar la colilla.
Aquello hizo que la sonrisa volviera a los labios de Lemmon.
Recorrió la amplia sala.
Apestaba a sudor.
El aire acondicionado no funcionaba. Ordenes de Ned Altman para ahorrarse unos dólares. Dibujantes, rotu­ladores, guionistas, correctores... todos sudando como condenados. Había que trabajar duro para engordar a bastardos como Ned Altman.
Una vez fuera del edificio, Clive Lemmon respiró con fuerza.
Union Street, como las restantes calles de San Fran­cisco, rebosaba contaminación; no obstante, resultaba una atmósfera más limpia que la existente en la Altman Publishing.
Al menos para Clive Lemmon.
Se sentía feliz de haber roto definitivamente con la editorial. Ya no volvería a escribir aquella basura para morbosos. Ya no volvería a escribir nada. Se había ce­rrado una etapa. Otra más. Otro fracaso más en la vida de Clive Lemmon.

Adam Surray
Operación Utopía

martes, 6 de febrero de 2024

Exhibicionismo XXIV


Hace un par de semanas, para presumir, dije en un grupo que me faltaban solamente 7 novelas de Adam Surray para tener todo lo que el maestro había publicado entre terror y ciencia ficción...
Y hoy, he recibido este paquete, mandado por el propio Pepe...



Resultado :


Además, para redondear el envío, Pepe consideró oportuno añadir este ejemplar de «Luchadores del espacio»...


Con amigos como el maestro Surray, ¡ sí que la vida vale la pena de ser vivida !
¡¡ Muchísimas gracias, querido Pepe !!

jueves, 18 de enero de 2024

¡ Mis lectores son fantásticos !


A finales del año pasado, mi querido amigo Jose Elena me escribió :

Como sé que te gustan las cosas que aparecen en los bolsilibros, te mando lo que me salió en el nº1162 de «Servicio Secreto», que como sabrás es la reedición de la primera novela de Keith Luger publicada en dicha colección.



Las dos primeras son el anverso y el reverso de un recorte del diario «Las Provincias» de Valencia del 17 de Noviembre de 1971, en el que se da la noticia del fallecimiento de Miguel Oliveros (Keith Luger).


La última es un recorte, supongo que de «Las Provincias» también, con la foto de Keith Luger y el pie «Oliveros murió en el 71», guardado creo porque en esa fecha se publicó en «El Pais» que había muerto Keith Luger, cuando en realidad el fallecido fue Henry Keystone, como se encargó de desmentir «La Vanguardia» del 11 de Julio de 1985.
¡ Para que veas las cosas que se encuentran en los bolsilibros !

¡ Muchísimas gracias Jose Elena !

miércoles, 17 de enero de 2024

miércoles, 3 de enero de 2024

Exhibicionismo XXII


Primer paquete del año, con bolsilibros procedentes de Valencia, Gijón, El Masnou, Barcelona y, por fin, Vitoria-Gasteiz...



Mucha variedad, con obras del amigo Pepe (el gran Adam Surray), Vic Logan, Kelltom McIntire, Albert Rosbund, Lou Carrigan, Ralph Barby, Rocco Sartó o Alex Simmons...


...pero, sobre todo, tres novelas de los recordados Joseph Berna y Adolf Quibus...


...y otras dos de un autor prometedor : Alan Dick, Jr. (por cierto, me encanta el título de tu último bolsi, Alfonso. ¡ Eres un crack !)...


También hay algunas otras cosillas que os mostraré más tarde, como la colección completa de «Jíbaro» o la serie, casi completa, de «Tres hombres buenos». Por el momento, os dejo con estos seis ejemplares de «Yuma»...

lunes, 6 de noviembre de 2023

Cosas de la red XXVI


Lectura sicalíptica para tratar de calentar un poco esta fría noche...
A ver si los pendejos mojigatos de FB me censuran una vez más...

lunes, 30 de octubre de 2023

Reseñas de Alan Dick, Jr. II

Metralla (primera época) nº 9, Bruguera (1963)

Francisco González Ledesma, que no es otro que el autor tras el seudónimo de Silver Kane, era uno de los escritores de bolsilibros más conocidos… y diría que reconocidos.
Sin embargo, no se puede decir que fuese un auténtico todoterreno en cuanto a géneros. Su pluma, o en este caso sería más aplicable su socorrida máquina de escribir, se asocia más con dos de ellos. El western, donde el autor fue uno de los grandes, hasta el punto que muchos solo lo conozcan por escribir este tipo de novelitas; y la novela negra o de espionaje, donde dio también buena muestra de su valía, lo que le hizo incluso saltar fuera del nicho de la literatura popular.
Si nos ponemos exquisitos y repasando toda su producción literaria, que no fue ni mucho menos exigua, tendríamos que reconocer que también hizo sus pinitos aislados como escritor de géneros tan dispares como romántica, terror, e incluso ciencia ficción. Pero en resumen, se podría aseverar que al contrario que otros autores de bolsilibros no era un escritor que se saliera en demasía de sus dos géneros estrella.
Es por eso que este Condenado a morir es una de esas rara avis de Ledesma. Y es que estamos ante una novela de a duro bélica. Si no me fallan las cuentas, solo escribió nueve en toda su carrera; tres de ellas con el poco usado alias de Taylor Nummy y todas englobadas en la colección Metralla. Casi una decena pueden no parecer pocas. Aunque, hablando de un autor que escribió a buen seguro más de un millar de bolsilibros, la estadística se impone.
El caso es que tenía ganas de leer una novelita de guerra del bueno de Silver Kane. Intuía que era un material en el que se podía mover bien, y ahora confirmo que no me había equivocado.
Condenado a morir nos sitúa en los últimos estertores de la Segunda Guerra Mundial. Para más señas, en territorio alemán y en los últimos coletazos del Tercer Reich. Nuestro protagonista es el inglés Phil Hastings, enviado como infiltrado a una misión tan suicida que hace honor al título de la novela: nada menos que matar al mismísimo Adolf Hitler.


Encontramos a un Ledesma bastante inspirado en esta obra. Para empezar, era una persona apuesto a que muy sensibilizada por las guerras. Aparte de vivirla en sus propias carnes de niño en la convulsa Barcelona, llegó por avatares del destino a ser capitán años más tarde al mando de una compañía.
En sus novelas del Oeste es fácil inferir que denunciaba injusticias en muchas de ellas. El cacique que abusa de un pueblo sin ley, los pistoleros sin escrúpulos que aterrorizan a la población con sus armas, las prostitutas con un trato inhumano y degradante… Podríamos hallar muchos más ejemplos de denuncia social, un tanto camuflada, entre sus páginas de papel de pulpa. Por lo tanto, es bastante evidente que escribiendo historias situadas en contiendas bélicas el autor se encuentre como pez en el agua.
Condenado a morir, no va a hablarnos de héroes intachables que defienden una única verdad absoluta, en una guerra maniquea donde un bando es el del todo el correcto ante los malvados adversarios. A pesar de la censura de la época y de las restricciones que tendrían los autores, se puede apreciar claramente que el auténtico demonio es la guerra en sí, y los hombres que la promueven bajo sus propios intereses. 
El protagonista, Hastings, es ya un claro reflejo de los claroscuros de los dos bandos. Enviado a morir en una misión suicida y sin poder hacer otra cosa que obedecer, condicionado por un entrenamiento severo. 
Además, este Hastings de turno es el arquetipo del personaje principal que emplea Ledesma en muchos de sus bolsilibros: pura marca de la casa. Se podría considerar que estamos ante un pistolero, extraído de uno de sus westerns y trasplantado de forma impecable a un escenario infernal, como puede ser el presente con un Berlín bombardeado por los aliados.
¡Y funciona! Aunque pueda parecer contradictorio, lo logra. ¿Qué os parece si os digo que se menciona en más de una ocasión que es alguien que jamás ha fallado ni un solo disparo? ¿No pensaríais que hablo más de un gunman que de un militar?
El bolsilibro tiene un ritmo ejemplar y nos mantendrá pegados a él pasando páginas sin parar. Lo que empieza como un aterrizaje en la zona nazi sin muchos detalles, se va ramificando en una aventura con todos los ingredientes necesarios para que lo devoremos antes de que seamos conscientes. Traiciones inesperadas, dobles y suplantación de identidad, giros de guion continuos, historia de amor entre personajes atormentados… Y bastantes detalles más que es mejor que no os desvele (pero no puedo resistir la tentación de deciros que en algún momento dudaremos si no estamos ante una original ucronía).
En fin, que Condenado a morir es una excelente novela corta que demuestra que Silver Kane era uno de los mejores autores de la literatura popular. Sin desviarse demasiado en cuestiones históricas o militares, nos cuenta un relato donde lo más importante y el conflicto primordial son los sentimientos: lo humano.

Alfonso M. González

miércoles, 25 de octubre de 2023

«Biblioteca Iris — Serie fantástica», Editorial Bruguera (1942)


1942

A. Septama : El secreto de la luna
A. Hyatt Verrill : Las extrañas teorías del Doctor Harris
C. Royet : El desierto de hielo
Russell Hays : La plaga roja


Rústica. 64 páginas más cubierta*. 16 x 21.

*Excepto «Las extrañas teorías» (68 páginas) y «La plaga roja» (80 páginas)

Cabe señalar varias cosas :
— en ninguno de los ejemplares que he podido controlar, figura la fecha de publicación.


— los ejemplares no están numerados y el orden de publicación que puede aparecer en la contraportada varía ligeramente de una a otra vez.


— ha habido al menos una segunda edición, con portada diferente, para «El desierto de hielo» y «La plaga roja».


— «La plaga roja» ya había sido publicada en la colección «Aventuras» de la editorial Prensa Moderna, como algunas otras novelas que componen las varias series de la «Biblioteca Iris» («A prueba de balas» de T.T. Flynn, por ejemplo).


Sin embargo, no he podido comprobar si se trata de las mismas traducciones.

martes, 24 de octubre de 2023

«Gun-man», Editorial Bruguera (1966 — 1967)


1966

01 : M.L. Estefanía : El imperio de los sin ley
02 : M.L. Estefanía : Pistoleros en el valle
03 : M.L. Estefanía : Dos Colts de plata
04 : M.L. Estefanía : La marca de  «Gun-man Kid»
05 : M.L. Estefanía : Reclamado por la ley
06 : M.L. Estefanía : Buitres sobre la ciudad
07 : M.L. Estefanía : Vengando a los amigos

1967

08 : M.L. Estefanía : Descanso truncado
09 : M.L. Estefanía : El soplador
10 : M.L. Estefanía : Viaje a la funda
11 : M.L. Estefanía : Descanso interrumpido
12 : M.L. Estefanía : Fiesta de colgaduras
13 : M.L. Estefanía : Represalias
14 : M.L. Estefanía : Nada más que un justiciero
15 : M.L. Estefanía : Enterrados en el cañón
16 : M.L. Estefanía : La hora de la justicia
17 : M.L. Estefanía : Al rojo vivo
18 : M.L. Estefanía : El sheriff de Tucson
19 : M.L. Estefanía : La «locura» de Cherry
20 : M.L. Estefanía : Tres por uno
21 : M.L. Estefanía : Encuentro asombroso
22 : M.L. Estefanía : La hora del plomo
23 : M.L. Estefanía : Marcha tranquilo
24 : M.L. Estefanía : Viuda belicosa
25 : M.L. Estefanía : ¡ Y que pistolero !
26 : M.L. Estefanía : El hombre de los pasquines
27 : M.L. Estefanía : Ha despertado un pistolero
28 : M.L. Estefanía : Los errores cuestan plomo
29 : M.L. Estefanía : Los atracadores
30 : M.L. Estefanía : El jugador número seis

Rústica. 112 páginas más cubierta. 10,5 x 17,5.

sábado, 21 de octubre de 2023

«Superaventura», Editorial Bruguera (1946)


1946

01 : Grant Taylor : Habla el Colt
02 : Allan Vaughan Elston : Todo un vaquero
03 : Caddo Cameron : Duros de pelar
04 : Lester Gregory : Sendas de muerte
05 : W. Colt Mc Donald : Sombrero negro
06 : W. Colt Mc Donald : El Rebelde
07 : James B. Hendryk : La ley de la frontera
08 : Stuart Hardy : Justicía de Arizona

Rústica. 112 páginas más cubierta*. 16,5 x 22.

*Excepto el número 8 (96 páginas).

lunes, 2 de octubre de 2023

Perlas de la sabiduría bolsilibresca XXVI


— Pero no dudarás en meterme otra vez en una celda.
— No te encerraremos de nuevo en prisión.
(...)
— Pero he robado algunos bancos.
— ¿ Y qué ? Los banqueros se pasan el día robando a la gente honrada y nadie los lleva a prisión.
(...)
— Son unos tipos despreciables, Adam. Se aprovechan de las leyes para apretar las clavijas a todo el mundo.

Ray Lester
Dos chicas con dinamita

sábado, 9 de septiembre de 2023

Reseñas de Alan Dick, Jr. I

D.A.N.S. – Enviado Secreto nº 3, Bruguera (1967)

Para situaros de la manera que considero más rápida y efectiva, creo que hay que ir al grano: James Bond.
El agente secreto creado por Ian Fleming está triunfando en las adaptaciones a la gran pantalla. Estamos a mediados de los sesenta, supongo que se suscitaría una moda o fiebre por los agentes secretos, sospechosamente parecidos al mítico 007.
Y los bolsilibros eran cultura popular, se apuntaban a este tipo de tendencias que pudieran generar interés y ventas. Así que esta colección D.AN.S. - Enviado Secreto sería un trasunto del cine de explotación. En este caso, aplicado a las publicaciones de quiosco.
Hasta aquí todo normal. Lo que se presenta como rara avis, y debe ser algo fuera de lo común en los bolsilibros es en lo referente a otros aspectos de la misma. Me refiero a que estamos ante una colección con algo muy similar a un universo compartido. Normalmente, las editoriales no apostaban por las sagas, secuelas o series con personajes recurrentes. Sin embargo, aquí tenemos la excepción que confirma la regla: cuatro agentes secretos, escritos por sendos autores, en su mundo de ficción propio que se desarrollaba dentro de esta colección.


Y al bueno de Silver Kane le tocaba hacerse cargo de las aventuras de EO-004. O lo que es lo mismo: Johnny Klem. Esta Infierno en el trópico sería, de hecho, la primera entrega donde presenta al personaje.
Y os tengo que confesar que me frotaba las manos. Me explico. Me gusta mucho este autor. A estas alturas ya había dado muestras suficientes de manejarse bien en tramas de espionaje, policiaco, novela negra y todo este tipo de contenidos. Además, esta publicación de agentes secretos, o enviados secretos como los quisieron renombrar aquí, proponía en principio revestirse con algunos elementos de ciencia ficción. O sea: música para mis oídos.
No obstante, este primer número de Johnny Klem me ha decepcionado.
La premisa es simple: el gobierno está preparando unas pruebas de armamento nuclear y unos villanos de turno quieren aprovechar para cometer un atentado bajo ese conveniente escenario. Y, como no podía ser de otra forma, D.A.N.S (que no lo he dicho, pero son las siglas de Departamento Atómico Nacional de Seguridad) tendrá que impedirlo, en esta ocasión a través de su eficiente agente E-004.
Encontramos a Francisco González Ledesma aparentemente desmotivado en esta novela corta. Me da la sensación de que desprende un aroma a funcionario cumplidor, pero falto de pasión. Como a él mismo le gustaría decir: apostaría que fue escrito maquinalmente.
Está claro que es comprensible que con el ritmo de trabajo que llevaban los autores de la novela popular patria haya altibajos en sus obras. Infierno en el trópico nunca acaba de despegar, en mi humilde opinión, y deja un sabor de boca no malo, pero tampoco agradable.
Para comenzar hay problemas con el propio protagonista. Es cierto que los personajes pulp no son un compendio de virtudes en cuanto a profundidad y desarrollo de los mismos, entre otras cosas por la extensión de estos libros que no dan para explayarse demasiado. Aunque en el caso de Johnny Klem este tema es sangrante. Se trata quizá del personaje menos trabajado que he visto en una novela de Silver Kane. Y esto tiene más delito, al ser este bolsilibro un número que sirve de presentación y supuestamente fundacional de este 004.
Quizá pensaréis que siempre nos queda el antagonista. Ese villano malvado e inteligente, que tan bien encaja en este tipo de intrigas, y que planea la destrucción del mundo con una avanzada tecnología y poder económico. Aquí, ese honor recae en una fémina: Mara. Una escultural, fría y calculadora mujer, pertrechada con un ejército de fieles siervos y unas ansias de poder y filosofía de vida que no admiten mucho escrutinio… ni lógica. Un personaje tan desaforado que cae en más de una ocasión en lo absurdo. Como muestra un botón: uno de sus acólitos (que disimula su maldad con el nombre de Devil), recoge una gaviota del mar por orden de Mara, y lo hace con los dientes y se la entrega cual perro fiel a sus pies.
Y no deja de ser curioso, porque Silver Kane sabe en ocasiones manejar este tipo de bretes con humor, como ha demostrado en muchos de sus westerns. Sin embargo, aquí todo este tipo de comportamientos parecen ir en serio, lo que puede dejarnos algo fríos.
Espías, agentes secretos, amenazas tecnológicas y todo este nicho estilo James Bond suele dar pábulo a aparatos increíbles o gadgets ultramodernos. En este terreno sí que reconozco que este bolsilibro nos puede sacar alguna que otra sonrisa, tras casi sesenta años desde su publicación. Es inevitable que en algunos pasajes lo que se nos describe como el no va más de los avances tecnológicos, como puede ser una cámara fotográfica muy pequeña o un transmisor ultra avanzado, pueda hoy quedar en ridículo con el móvil chino más barato que tengamos guardado en un cajón cogiendo polvo. Percibimos un ambiente retro y kitsch, cuando menos entrañable.
Y entre esos ingredientes se va cocinando esta aventura para salvar al mundo de Johnny Klem. Tiene lugar en gran parte en Nassau, la capital de las Bahamas. Y entre playas, clubs exclusivos para millonarios, yates de alto copete y alguna funeraria que produce muertos bien frescos, el bueno de Silver Kane despacha esta novelita.
Haciendo balance, no es que sea un bolsilibro horrendo, pero, como comentaba, personalmente esperaba más. Quizá el propio espíritu de la colección no encaje del todo con la personalidad de Ledesma; que se suele encontrar más a gusto en obras de cierta denuncia social, antihéroes y ambientes más cercanos al spaguetti western. Aquí, en contraposición tiene que lidiar con villanos de opereta y gobiernos intachables, así como con protagonistas que son epítomes de virtudes… Tal vez se halle un tanto desubicado, forzado.
En todo caso, lo comprobaré y ampliaré mis conclusiones cuando haya leído otra entrega de este E-004. Porque sí, hay que darle otra oportunidad.

Alfonso M. González

sábado, 5 de agosto de 2023

La hija del mafioso


Berna es sin duda alguna el jazzman de los bolsilibristas. Muchas veces reutiliza tramas y situaciones, pero siempre la cosa queda en una variación tan disfrutable como las precedentes, no como un cansino refrito.
Además, se trata de uno con pulso firme que, al igual que Art Pepper, te puede tocar la balada más romántica sin nunca caer en algo desagradablemente almibarado.
¿ Una prueba más ?
Esta entrega 1098 de «Punto rojo», titulada «La hija del mafioso».
Sin ser necesariamente de lo mejor de su producción, esta novela queda como anillo al dedo para lo que quiero decir.
El meollo de la cuestión, el enamoramiento de una pareja, no puede ser un tema más estandarte.
Los acontecimientos, conocidos de sobra (una pelea, real o de pega, sirve al protagonista para ligar con la tía, hay confusión respecto al estatus del héroe, agente sí, pero no se sabe a ciencia cierta si de seguros, del FBI o de la CIA), los acontecimientos, decía, sirven de chorus para las improvisaciones humorísticas del autor, que siempre resultan, como se sabe, la mejor parte de su obra.
Y pues, nada más... Si John Coltrane hizo ciento de interpretaciones de «My favorite things», todas absolutamente imprescindibles, ¿ por qué debería uno aguarse la fiesta rechazando un par de horas de hilarante relax con el maestro ?

domingo, 9 de julio de 2023

Cosas de la red XX


Como ayer, día de mi cumpleaños, quería pasarlo en agradable compañía, elegí a esos cuatro ases del teclado y, por el momento, ninguno de ellos me decepcionó.
Surray contundente como siempre, teje una intriga con tintes macabros, una chica suicidándose a modo bonzo, empleando una lata de gasolina. 
Berna, «destapándose» con gusto, narra las andanzas de un par de chicas que han salido de vacaciones y no quieren desperdiciar el tiempo.
Cabe destacar que este Berna subido de tono se desarrolla en Suiza, jajaja.
Gracias, maestro !
Hare, aunque decirlo una vez más acabe por ser un tópico peor que el final feliz con boda incluida, nos propone una versión bolsilibresca de una película de la Hammer. Hasta ahora, poca originalidad, es verdad, pero una eficacia que obliga a pasar página tras página sin parar. Y con una atmósfera tan bien conseguida que, mientras estás leyendo esta historia a la luz parpadeante de una vela (como debe ser), pequeños escalofríos de placer y de miedo mezclados te recorren todo el cuerpo.
Lester, fiel a sí mismo, firma una oestada divertidísima, llena de coscorrón, mamporros y tortazos, como una reinterpretación del tema de la misión suicida por Bud Spencer y Terence Hill. Risas garantizadas.