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sábado, 2 de marzo de 2024

Paralelamente


A la tercera va la vencida, nos enseña la sabiduría popular y este tercer bolsi de Alan Dick, Jr. (Alfonso M. González) resulta la perfecta ilustración de este refrán, pues «Paralelamente» aparece totalmente logrado.
Tiene las mismísimas calidades que las obras anteriores del autor (calidades que no voy a detallar aquí, si no veis a que me refiero, releéis las reseñas de Pulp reality y Viajes en el tiempo low cost que encontraréis en este blog), pero esta vez la narración se desarrolla con toda soltura.
El ritmo no decae en ningún momento y no hay situaciones que necesitan de ser explicadas a posteriori, de una manera tal vez un poco forzada, para poder ser entendidas.
En cuanto a la resolución del enigma, se revela totalmente satisfactoria, algo bastante asombroso, debido a lo enmarañado que se vuelve la historia a medida que avanza.
Llegado a este punto, no es posible añadir mucho más, teniendo en cuenta que el argumento se podría resumir en un par de frases. Pero, como varias veces con este tipo de literatura, eso es lo de menos. El interés del bolsi, además del placer inmediato de su fruición, es la experiencia que propone. Une experiencia que resulta entrañable también gracias a su concisión.
A fin de cuentas, es posible que las obras del amigo Alan Dick, Jr. / Alfonso M. González tienen más en común con los bolsilibros clásicos de lo que podríamos haber pensado en un principio (debido a los temas elegidos). En efecto, a cada nuevo título aparecen más como la evolución lógica de este tipo de literatura.
Una vez más : ¡ enhorabuena Alfonso y feliz cumpleaños !

Stéphane Venanzi

sábado, 6 de enero de 2024

Viajes en el tiempo low cost


Reseñando este segundo bolsi de Alan Dick Jr., no malgastaré mi tiempo (y el de mis posibles lectores) limitándome en compararlo tontamente con «Pulp reality» para decir cuál de los dos me gustó más, sino que trataré de hacer un primer balance de las aptitudes como narrador de nuestro joven bolsilibrista...
Primero, hay que decir que Alfonso confirma todo lo bueno que se podía pensar de él después de haber leído las desventuras de Suda Chikao. En efecto, con «Viajes en el tiempo low cost», sigue conservando lo mejor del formato bolsi (estilo ameno, acción trepidante, cero aburrimiento), sin sus defectos (como el final necesariamente feliz que, después de un tiempo, empieza a joder seriamente). Pero, además, añade de lo suyo, con una constante crítica social, una deleitable tendencia a la metaliteratura o la elección de estructuras narrativas y temas menos recorridos por los que lo precedieron.
En cuanto a la cuestión de los personajes (si son bien desarrollado o no, para entendernos), creo que es hora de poner fin de una vez a uno de los mayores malentendidos relacionados con este tipo de literatura: sí, señores, los protagonistas son (muchas veces) estereotipados en los bolsilibros, pero esto es ¡totalmente irrelevante!
Aquí, lo más importante no son los personajes (recurso facilón para suscitar identificación y tratar de ocultar al consumidor que los acontecimientos narrados son sin interés — ¡¿por qué, de repente, me viene a la mente un nombre: Hollywood?!), sino la historia en su conjunto. O, dicho de otro modo, lo que importa, además del divertimiento inmediato, es lo que el relato deja entender, entre líneas, de la personalidad del que lo escribió y de la sociedad de la cual es fruto. Así de simple.
Sin embargo, en un tiempo en el cual hay, por desgracia, más alabadores de la última mierda producida por Netflix, con héroes a la individualidad desarrollada durante media docena de episodios, que de películas como «Diamantes de la noche» de Jan Nemec, tal vez se trata de un concepto que ya no se puede entender...
Volviendo a las aptitudes del amigo Alfonso M. González, perdón Alan Dick Jr., como ya he dicho todo lo bueno que uno se puede esperar de él, queda donde duele. O sea que, si resulta evidente que nuestro joven bolsilibrista conoce todos los trucos del oficio, le falta todavía un poco de práctica para que el lector, precisamente, no sé dé cuenta de que, a veces, se tratan de trucos.
En cualquier caso, «Viajes en el tiempo low cost» resulta una lectura más que recomendable, que oscila inteligentemente entre aventura pura (con algunas escenas subidas de tono) y denuncia social, pasado y futuro, y que, en toda lógica, da ganas de leer otras obras del mismo autor.
¡Enhorabuena Alfonso!

Stéphane Venanzi

miércoles, 3 de enero de 2024

Exhibicionismo XXII


Primer paquete del año, con bolsilibros procedentes de Valencia, Gijón, El Masnou, Barcelona y, por fin, Vitoria-Gasteiz...



Mucha variedad, con obras del amigo Pepe (el gran Adam Surray), Vic Logan, Kelltom McIntire, Albert Rosbund, Lou Carrigan, Ralph Barby, Rocco Sartó o Alex Simmons...


...pero, sobre todo, tres novelas de los recordados Joseph Berna y Adolf Quibus...


...y otras dos de un autor prometedor : Alan Dick, Jr. (por cierto, me encanta el título de tu último bolsi, Alfonso. ¡ Eres un crack !)...


También hay algunas otras cosillas que os mostraré más tarde, como la colección completa de «Jíbaro» o la serie, casi completa, de «Tres hombres buenos». Por el momento, os dejo con estos seis ejemplares de «Yuma»...

martes, 5 de diciembre de 2023

«Serie Sci-Fi», SEGASaturno Productions (2023)


2023

01 : Alan Dick, Jr. : Pulp reality
02 : Alan Dick, Jr. : Viajes en el tiempo low cost
03 : Alan Dick, Jr. : Paralelamente
04 : Alan Dick, Jr. : ¡ Vaya mierda de planeta !

Rústica. 96 páginas más cubierta. 10 x 15.

Portadas : «Serie Sci-Fi», SEGASaturno Productions (2023), completa


sobrecubierta exclusiva


sobrecubierta exclusiva


sobrecubierta exclusiva


sobrecubierta exclusiva

lunes, 30 de octubre de 2023

Reseñas de Alan Dick, Jr. II

Metralla (primera época) nº 9, Bruguera (1963)

Francisco González Ledesma, que no es otro que el autor tras el seudónimo de Silver Kane, era uno de los escritores de bolsilibros más conocidos… y diría que reconocidos.
Sin embargo, no se puede decir que fuese un auténtico todoterreno en cuanto a géneros. Su pluma, o en este caso sería más aplicable su socorrida máquina de escribir, se asocia más con dos de ellos. El western, donde el autor fue uno de los grandes, hasta el punto que muchos solo lo conozcan por escribir este tipo de novelitas; y la novela negra o de espionaje, donde dio también buena muestra de su valía, lo que le hizo incluso saltar fuera del nicho de la literatura popular.
Si nos ponemos exquisitos y repasando toda su producción literaria, que no fue ni mucho menos exigua, tendríamos que reconocer que también hizo sus pinitos aislados como escritor de géneros tan dispares como romántica, terror, e incluso ciencia ficción. Pero en resumen, se podría aseverar que al contrario que otros autores de bolsilibros no era un escritor que se saliera en demasía de sus dos géneros estrella.
Es por eso que este Condenado a morir es una de esas rara avis de Ledesma. Y es que estamos ante una novela de a duro bélica. Si no me fallan las cuentas, solo escribió nueve en toda su carrera; tres de ellas con el poco usado alias de Taylor Nummy y todas englobadas en la colección Metralla. Casi una decena pueden no parecer pocas. Aunque, hablando de un autor que escribió a buen seguro más de un millar de bolsilibros, la estadística se impone.
El caso es que tenía ganas de leer una novelita de guerra del bueno de Silver Kane. Intuía que era un material en el que se podía mover bien, y ahora confirmo que no me había equivocado.
Condenado a morir nos sitúa en los últimos estertores de la Segunda Guerra Mundial. Para más señas, en territorio alemán y en los últimos coletazos del Tercer Reich. Nuestro protagonista es el inglés Phil Hastings, enviado como infiltrado a una misión tan suicida que hace honor al título de la novela: nada menos que matar al mismísimo Adolf Hitler.


Encontramos a un Ledesma bastante inspirado en esta obra. Para empezar, era una persona apuesto a que muy sensibilizada por las guerras. Aparte de vivirla en sus propias carnes de niño en la convulsa Barcelona, llegó por avatares del destino a ser capitán años más tarde al mando de una compañía.
En sus novelas del Oeste es fácil inferir que denunciaba injusticias en muchas de ellas. El cacique que abusa de un pueblo sin ley, los pistoleros sin escrúpulos que aterrorizan a la población con sus armas, las prostitutas con un trato inhumano y degradante… Podríamos hallar muchos más ejemplos de denuncia social, un tanto camuflada, entre sus páginas de papel de pulpa. Por lo tanto, es bastante evidente que escribiendo historias situadas en contiendas bélicas el autor se encuentre como pez en el agua.
Condenado a morir, no va a hablarnos de héroes intachables que defienden una única verdad absoluta, en una guerra maniquea donde un bando es el del todo el correcto ante los malvados adversarios. A pesar de la censura de la época y de las restricciones que tendrían los autores, se puede apreciar claramente que el auténtico demonio es la guerra en sí, y los hombres que la promueven bajo sus propios intereses. 
El protagonista, Hastings, es ya un claro reflejo de los claroscuros de los dos bandos. Enviado a morir en una misión suicida y sin poder hacer otra cosa que obedecer, condicionado por un entrenamiento severo. 
Además, este Hastings de turno es el arquetipo del personaje principal que emplea Ledesma en muchos de sus bolsilibros: pura marca de la casa. Se podría considerar que estamos ante un pistolero, extraído de uno de sus westerns y trasplantado de forma impecable a un escenario infernal, como puede ser el presente con un Berlín bombardeado por los aliados.
¡Y funciona! Aunque pueda parecer contradictorio, lo logra. ¿Qué os parece si os digo que se menciona en más de una ocasión que es alguien que jamás ha fallado ni un solo disparo? ¿No pensaríais que hablo más de un gunman que de un militar?
El bolsilibro tiene un ritmo ejemplar y nos mantendrá pegados a él pasando páginas sin parar. Lo que empieza como un aterrizaje en la zona nazi sin muchos detalles, se va ramificando en una aventura con todos los ingredientes necesarios para que lo devoremos antes de que seamos conscientes. Traiciones inesperadas, dobles y suplantación de identidad, giros de guion continuos, historia de amor entre personajes atormentados… Y bastantes detalles más que es mejor que no os desvele (pero no puedo resistir la tentación de deciros que en algún momento dudaremos si no estamos ante una original ucronía).
En fin, que Condenado a morir es una excelente novela corta que demuestra que Silver Kane era uno de los mejores autores de la literatura popular. Sin desviarse demasiado en cuestiones históricas o militares, nos cuenta un relato donde lo más importante y el conflicto primordial son los sentimientos: lo humano.

Alfonso M. González

viernes, 6 de octubre de 2023

Cosas de la red XXV


De verdad ¿ se podría esperar recibir mejor disco para acompañar la lectura del segundo libro del amigo Alfonso Martínez / Alan Dick, jr. ?
El disco, además del concierto en solo, propone un par de bonus tracks (una interpretación de «Take the "A" train» y un dueto entre Sun Ra y un batería no identificado) y 16 minutos de un dueto con Walt Dickerson.
¡ Space is the place !

lunes, 25 de septiembre de 2023

Pulp reality


Hoy en día, las reseñas de libros, como los cuestionarios para citas sexuales, deben dar el máximo de informaciones útiles, para permitir al posible lector saber ya antes de empezar su lectura, y casi a ciencia cierta, si podrá encontrar su felicidad con el volumen elegido. El tiempo resulta, al parecer, un bien cada vez más precioso y, por cierto, más vale perderlo en las redes sociales que con un libro que posiblemente no nos gustará. Por eso, la mayoría de los lectores pide sinopsis, en lugar de una opinión personal. De todos modos, ya se sabe, son todos mayorcitos y pueden hacerse un juicio por sí mismo. Además, una opinión vale la otra y cada día es un nuevo día. En fin... En lo que a mí respecta, me irritan hasta donde sea posible estos resumen redactados con un esmero todo escolar y nunca los leo. Pero, como soy un chico bueno (a pesar de las apariencias), seguiré el juego. Así pues, «Pulp reality» es la historia de un tío que escribe una historia y, de pronto, ve a sus personajes de ficción aparecer en la realidad, poniendo todo patas arriba. ¿Os parece claro hasta ese punto? Perfecto. Por lo tanto, no tengo necesidad de añadir nada más. También es verdad que con eso, ya podéis percataros por vosotros solos que el primer bolsilibro del amigo Alfonso M. González, perdón Alan Dick Jr., no se parece en nada a la ciencia ficción que se podía encontrar habitualmente en este tipo de publicación. Más bien se trata de un metabolsi, pues al mismo tiempo que el autor nos narra una cautivadora aventura, teñida de crítica social, reflexiona sobre el oficio de escribir. Y lo hace de manera muy hábil, mezclando sus propios cuestionamientos de autor con varias leyendas vinculadas al mundillo de la novela popular. Aunque tengo la impresión que el resultado podría haber sido todavía mejor si, para explicar las numerosas palabras prestadas del japonés (¡qué nombre tan raro e impronunciable ha elegido para su pandilla de villanos!), el traductor hubiera añadido notas a pie de página, agilizando así la lectura y reforzando al mismo tiempo la complicidad con el lector. Por último, una advertencia gratuita a los lectores más tradicionales: si a veces la estructura narrativa os puede parecer un poco deshilvanada, es solo porque aún no habéis llegado al cabo de la historia. No temáis, pues, el atrevido golpe de efecto final, además de cohesionar el conjunto, lo aclarará todo y de manera tan inteligente como emotiva. Sin embargo, no os recomiendo, como hice yo, dejar vuestra lectura al final del capítulo ocho para iros a dormir. Pues a la mañana siguiente, cuando retomé el libro, durante un par de páginas me sentí tan desorientado como el protagonista de la novela.

Stéphane Venanzi

sábado, 9 de septiembre de 2023

Bolsilibros y gastronomía XXXV


Para acompañar la lectura de «Pulp reality», cociné カレーパン (pan de curry). Era la primera vez y confieso que estoy bastante satisfecho con el resultado, ya que han quedado casi tan sabrosos como el bolsi de Alan Dick, jr. / Alfonso M. González.

Reseñas de Alan Dick, Jr. I

D.A.N.S. – Enviado Secreto nº 3, Bruguera (1967)

Para situaros de la manera que considero más rápida y efectiva, creo que hay que ir al grano: James Bond.
El agente secreto creado por Ian Fleming está triunfando en las adaptaciones a la gran pantalla. Estamos a mediados de los sesenta, supongo que se suscitaría una moda o fiebre por los agentes secretos, sospechosamente parecidos al mítico 007.
Y los bolsilibros eran cultura popular, se apuntaban a este tipo de tendencias que pudieran generar interés y ventas. Así que esta colección D.AN.S. - Enviado Secreto sería un trasunto del cine de explotación. En este caso, aplicado a las publicaciones de quiosco.
Hasta aquí todo normal. Lo que se presenta como rara avis, y debe ser algo fuera de lo común en los bolsilibros es en lo referente a otros aspectos de la misma. Me refiero a que estamos ante una colección con algo muy similar a un universo compartido. Normalmente, las editoriales no apostaban por las sagas, secuelas o series con personajes recurrentes. Sin embargo, aquí tenemos la excepción que confirma la regla: cuatro agentes secretos, escritos por sendos autores, en su mundo de ficción propio que se desarrollaba dentro de esta colección.


Y al bueno de Silver Kane le tocaba hacerse cargo de las aventuras de EO-004. O lo que es lo mismo: Johnny Klem. Esta Infierno en el trópico sería, de hecho, la primera entrega donde presenta al personaje.
Y os tengo que confesar que me frotaba las manos. Me explico. Me gusta mucho este autor. A estas alturas ya había dado muestras suficientes de manejarse bien en tramas de espionaje, policiaco, novela negra y todo este tipo de contenidos. Además, esta publicación de agentes secretos, o enviados secretos como los quisieron renombrar aquí, proponía en principio revestirse con algunos elementos de ciencia ficción. O sea: música para mis oídos.
No obstante, este primer número de Johnny Klem me ha decepcionado.
La premisa es simple: el gobierno está preparando unas pruebas de armamento nuclear y unos villanos de turno quieren aprovechar para cometer un atentado bajo ese conveniente escenario. Y, como no podía ser de otra forma, D.A.N.S (que no lo he dicho, pero son las siglas de Departamento Atómico Nacional de Seguridad) tendrá que impedirlo, en esta ocasión a través de su eficiente agente E-004.
Encontramos a Francisco González Ledesma aparentemente desmotivado en esta novela corta. Me da la sensación de que desprende un aroma a funcionario cumplidor, pero falto de pasión. Como a él mismo le gustaría decir: apostaría que fue escrito maquinalmente.
Está claro que es comprensible que con el ritmo de trabajo que llevaban los autores de la novela popular patria haya altibajos en sus obras. Infierno en el trópico nunca acaba de despegar, en mi humilde opinión, y deja un sabor de boca no malo, pero tampoco agradable.
Para comenzar hay problemas con el propio protagonista. Es cierto que los personajes pulp no son un compendio de virtudes en cuanto a profundidad y desarrollo de los mismos, entre otras cosas por la extensión de estos libros que no dan para explayarse demasiado. Aunque en el caso de Johnny Klem este tema es sangrante. Se trata quizá del personaje menos trabajado que he visto en una novela de Silver Kane. Y esto tiene más delito, al ser este bolsilibro un número que sirve de presentación y supuestamente fundacional de este 004.
Quizá pensaréis que siempre nos queda el antagonista. Ese villano malvado e inteligente, que tan bien encaja en este tipo de intrigas, y que planea la destrucción del mundo con una avanzada tecnología y poder económico. Aquí, ese honor recae en una fémina: Mara. Una escultural, fría y calculadora mujer, pertrechada con un ejército de fieles siervos y unas ansias de poder y filosofía de vida que no admiten mucho escrutinio… ni lógica. Un personaje tan desaforado que cae en más de una ocasión en lo absurdo. Como muestra un botón: uno de sus acólitos (que disimula su maldad con el nombre de Devil), recoge una gaviota del mar por orden de Mara, y lo hace con los dientes y se la entrega cual perro fiel a sus pies.
Y no deja de ser curioso, porque Silver Kane sabe en ocasiones manejar este tipo de bretes con humor, como ha demostrado en muchos de sus westerns. Sin embargo, aquí todo este tipo de comportamientos parecen ir en serio, lo que puede dejarnos algo fríos.
Espías, agentes secretos, amenazas tecnológicas y todo este nicho estilo James Bond suele dar pábulo a aparatos increíbles o gadgets ultramodernos. En este terreno sí que reconozco que este bolsilibro nos puede sacar alguna que otra sonrisa, tras casi sesenta años desde su publicación. Es inevitable que en algunos pasajes lo que se nos describe como el no va más de los avances tecnológicos, como puede ser una cámara fotográfica muy pequeña o un transmisor ultra avanzado, pueda hoy quedar en ridículo con el móvil chino más barato que tengamos guardado en un cajón cogiendo polvo. Percibimos un ambiente retro y kitsch, cuando menos entrañable.
Y entre esos ingredientes se va cocinando esta aventura para salvar al mundo de Johnny Klem. Tiene lugar en gran parte en Nassau, la capital de las Bahamas. Y entre playas, clubs exclusivos para millonarios, yates de alto copete y alguna funeraria que produce muertos bien frescos, el bueno de Silver Kane despacha esta novelita.
Haciendo balance, no es que sea un bolsilibro horrendo, pero, como comentaba, personalmente esperaba más. Quizá el propio espíritu de la colección no encaje del todo con la personalidad de Ledesma; que se suele encontrar más a gusto en obras de cierta denuncia social, antihéroes y ambientes más cercanos al spaguetti western. Aquí, en contraposición tiene que lidiar con villanos de opereta y gobiernos intachables, así como con protagonistas que son epítomes de virtudes… Tal vez se halle un tanto desubicado, forzado.
En todo caso, lo comprobaré y ampliaré mis conclusiones cuando haya leído otra entrega de este E-004. Porque sí, hay que darle otra oportunidad.

Alfonso M. González