lunes, 10 de octubre de 2022

Un extraño caso de reescritura

Cuando recibí este bolsi, publicado en 1974 por «Producciones Editoriales», como número 133 de su colección «Federal Bureau Investigation»,


pensé que se trataba de un refrito de esto, también publicado en 1974...


Pero ¡ no !
Se trataba efectivamente de un refrito, pero no de esta novela, sino de aquella,


publicada en 1971, como número 1109 de la colección «Servicio secreto» de «Bruguera»...
Sin embargo, mi sorpresa fue mayor cuando pude constatar que, al contrario de lo que será la norma más adelante en esta colección («FBI»), el texto de las dos ediciones no correspondía exactamente...

Oculto en la fosa

¿ Secuestro ?

Y no solo eso, sino que para despistar mejor tanto al lector como a su editor, Joe se divirtió en cambiar el punto en el cual un capítulo terminaba y el siguiente empezaba.
¡ Hay que verlo para creerlo !

¿ Secuestro ?

En «¿ Secuestro ?», el primer capítulo se acaba en lo que corresponde a la decimonovena línea de la séptima página del primer capítulo de «Oculto en la fosa»...

Oculto en la fosa

Y el segundo capítulo, como si nada, empieza en lo que corresponde a la vigésima línea...

¿ Secuestro ?

Un poco más allá, la cosa se repite, pero al contrario...

Oculto en la fosa

¿ Secuestro ?

Oculto en la fosa

Y así, hasta el final...


Por último, me queda por señalar que «Oculto en la fosa», en su versión original, fue reeditada en «Federal Bureau Investigation» en 1982, como número 322 de la colección.

domingo, 9 de octubre de 2022

Cosas de la red XIII


Me siento bastante dividido respecto a esta novela...
En el conjunto, me gustó más bien y resulta que Caudett es sin dudas mejor de lo que muchos creen.
Sin embargo, la trama, al final, cuando se resuelve, aparece demasiado convencional y dos de los detalles que habrían podido conferir algo de originalidad a la novela son irremediablemente malgastados.
Uno no sirve de nada (el hecho que el protagonista no sea el habitual detective fracasado, sino uno al que todo parece salirle bien) y el otro, placenteramente macabro, sólo sirve para facilitar la investigación de dicho pesquisa, pero no tiene ninguna justificación argumental...
Además, el estilo del autor se hace a veces un poco pesado por el uso de sinónimos bastante extravagantes (por decirlo de una manera) o por el abuso de términos argóticos que uno puede legítimamente preguntarse de dónde los sacas.
No obstante, disfruté de mi lectura y, como todavía poseo muchas más novelas de Caudett en Servicio Secreto, seguramente no tardaré demasiado en empezar otra.