Publicado en marzo de 1980.
Portada de Jorge Sampere.
Volvemos con el amigo Joseph Berna y su inconfundible estilo. Y todas sus características de erotismo, final bobo feliz y personajes estereotipados...
Max es un gorila enorme y poderoso, con ansias de venganza y con una gran afición a violar mujeres y luego destrozarlas. Claro, sucede que en la cabeza del gorila está el cerebro de Max Kirby, un ex enano que sufría la burla y escarnio de las mujeres, que no lo tomaban en serio como hombre.
Esta novela está un peldaño por encima de la ya reseñada «Cazadores de fantasmas». Más allá de la trama un poco inverosímil, los momentos en los que el gorila aparece funcionan para el terror o, al menos, la angustia, con descripciones truculentas y algo de gore. Hay como dos tramas paralelas, unidas por un personaje en común : Tony Darrow (muy atractivo él). Él es el encargado de cuidar al gorila y proveerle de prostitutas para su goce y es también un tipo obsesionado por «trincarse» a su hermana. Esta actitud inusual es la que lleva a su hermana Stefanie (hermosa) a buscar ayuda de un detective privado (atractivo) para que lo investigue. Esta relación detective / cliente es lo peor de la novela, con diálogos que pueden generar una sonrisa, pero a la larga resultan irritantes (al menos para mí). Eso no impide que el detective sea un tipo eficaz en su trabajo.
En fin, si resistimos el estilo Berna, se deja leer y la trama nos va llevando. Hay una vuelta de tuerca cerca del final que no es del todo sorpresiva, ya que es lógica y casi esperable.
Gran cubierta de Jorge Sampere, que no tiene nada que ver con el argumento, homenajeando a Vincent Price y su «Museo de cera» de 1953. Seré benévolo y le pondré :
(buena)
apenas arañando...
Alfredo Velazquez
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