miércoles, 6 de enero de 2021

Apuntes de un lector de bolsilibros VIII

Kansas 1170

Al principio, la novela, una entre las primeras del autor, me pareció bastante clásica, tanto a nivel de la historia narrada (una venganza desarrollada tipo juego de pista, con la búsqueda de uno tras otro de los culpables) que del estilo del autor, aparentemente menos personal que en sus obras más tardías, en las cuales, como se sabe, podemos deleitarnos con esta peculiar manera que tenía Adam de hacer frases cortas tan contundentes como un directo en la mandíbula...
Huelga decir que mientras seguía leyendo, el bueno de Surray se encargó de convencerme que me equivocaba por entero y que, por cierto, yo no era tan listo como creía...
En efecto, a medida que avanza la narración, la básica caza del implacable vengador se matiza rápidamente para transformarse en apasionante investigación policíaca, con varios culpables potenciales, falsos indicios y lances imprevistos, hasta que el héroe descubre por fin al verdadero responsable de la fechoría.
Además, cada vez que el lector está a punto de intuir algo, como por ejemplo la identidad del real culpable, Adam no se hace el remolón, tratando de prolongar artificialmente el suspense, y lo suelta sin más, dando a entender que todavía tiene otras sorpresas en la manga, que por cierto va a sacar antes de que se acabe la novela... ¡ Y así es !
Otras cosas disfrutabilisimas son, por ejemplo, la ejecución de Basil Kendall, con estos detalles espeluznantes que prefiguran el salvajismo gore de las futuras narraciones terroríficas del autor, la imagen operística de esta joven con su blanco vestido de novia empapado en sangre, digno de «Lucia de Lammermoor», o este sorprendente capítulo ocho, que empieza como flashback y termina como flashforward, dándonos nueva prueba de las audacias narrativa que sólo se pueden encontrar en los bolsilibros...
Pero lo que me encantó más es que, contrariamente a lo que pasaba en «¡ Adiós, amigo !» (una novela estupenda, con un antepenúltimo capítulo de una negrura desgarradora, causando escalofrío, que se veía completamente estropeada por el obligado final feliz que seguía...), en «El último hombre», que sigue exactamente el mismo recorrido, no sólo la conclusión no arruine nada, sino que el autor logra, mezclando la emoción a su irónico sentido del humor, hacerla totalmente creíble y disfrutable, acabando así su obra con gran maestría.

Como siempre : ¡ muchísimas gracias al compañero Rualrevit por su inestimable ayuda !

Eddie Thorny : Ciento por uno



Aventuras del FBI Extraordinario 4, Editorial Rollán — 1954

Bolsilibros con sorpresa II





Vete tú a saber por qué, hay dos veces el primer cuaderno en este ejemplar mío de «¡ Kiai !»... ¿ Sería el único o habrá más desparramados por el vasto mundo ?

martes, 5 de enero de 2021

«Texas 1800», Pemesa / Producciones Editoriales (1982)


1982

01 : Sam Fletcher : Píldoras de plomo
02 : Pastor Forester : La trampa
03 : Sam Fletcher : Blanco y negro
04 : Pastor Forester : La Ley de los colosos

Rústica. 128 páginas más cubierta. 10,5 x 15.

domingo, 3 de enero de 2021

Apuntes de un lector de bolsilibros VII

Selección terror 198

¡ Una novela absolutamente encantadora !
Claro, el estilo de Ada Coretti es, a veces, algo ingenuo...
A menudo pone diversos adjetivos uno tras otro, de un modo un poco grandilocuente : «Pero lo verdaderamente insólito, alarmante, sobrecogedor»...
También usa casi siempre las mismas palabras para describir los mismos personajes, insistiendo por ejemplo en detalles sin importancia como el bigote teñido del propietario del hotel local : «Allí estaba Michael Andersson, el dueño del pequeño y único hotel, muy bien trajeado, perfectamente rasurado, con el bigote mejor teñido que nunca»...
Pero, en lugar de revelarse un handicap, esta ingenuidad se armoniza muy bien con la historia descabellada, rebosante de gustosos elementos típicos (una aldea aislada, un bosque tupido y lleno de peligros, un monstruo sanguinario y un científico loco, por citar sólo algunos), que la autora nos narra, favoreciendo a medida que avanza la lectura, la creación de un delicioso clima entre el surrealismo y la fábula, que envuelve placenteramente al lector como en un sueño o, más bien, en una pesadilla.
Además, nada de guiño al aficionado u otra horripilante ironía «post moderna», Ada Coretti toma su relato totalmente en serio. Así que uno sólo puede dejarse ganar por la extrañeza venenosa de la obra y, maravillándose, leerla de un tirón hasta descubrir la resolución del enigma.
Así que lo repito sin temor : ¡ Una novela absolutamente encantadora !
Y ahora, dos consideraciones respecto a algunos supuestos defectos de los bolsilibros que han sido subrayados una y otra vez en la red... Primero, no es porque una explicación no llega a convencernos que eso quiere decir que no exista en la obra. Por ejemplo, en este «Diabólico doctor Zaroff», aunque uno puede encontrar el comportamiento de Jack Presley y la razón de tal comportamiento poco creíble, eso no quita que sea debidamente aclarado en la página setenta y seis.
Segundo, otro punto que no deja al parecer de asombrar a los actuales lectores de bolsis, es la facilidad y rapidez de los encuentros en los mismos. Pero, hombres, ¿ es que no tenéis memoria ? Siempre se ha dicho que una de las principales fuentes de inspiración para este tipo de literatura era el cine, ¿ no ? Y ¿ qué pasa en una película tan «tardía» (1986) como «Algo salvaje» de Jonathan Demme ? ¿ El tipo (el fofo Jeff Daniels) no sigue a la encantadora chica (Melanie Griffith en su mejor papel, antes de que sea desfigurada por la cirugía estética...) sin conocerla siquiera ? Y esta película es solo una de las últimas de este tipo, se podrian citar varias centenares iguales, empezando por ejemplo por «Sucedió una noche» de Frank Capra (1934)...
Por otra parte, me acuerdo muy bien, hace unos treinta años, haber dormido algunas veces, después de un concierto punk, en casa de gente que no conocía previamente y que ni siquiera volviera a ver. Era otra época, más divertida y más franca. Y aunque ya no existe, no significa por eso que nunca existió...
Bueno, solo me queda señalar para acabar que en esta obra también, como en muchas otras de la autora, se encuentran un infanticidio y algunas consideraciones poco alegres sobre el matrimonio... Y pensar que Ada Coretti, bajo su verdadero nombre (Isabel Irigaray), escribió un buen puñado de bolsilibros románticos... ¡ Que amor de mujer !

Otra vez un sincero agradecimiento al compañero Rualrevit por tomarse el tiempo y la molestia de repasar mis apuntes. ¡ No sé qué haré sin ti !

O.C. Tavin : Iba a caer...



Aventuras del FBI Extraordinario 3, Editorial Rollán — 1953

Perlas de la sabiduría bolsilibresca XIII


— (...) Lo que ocurre es que hoy se casa Cliff Rooney. Mejor dicho, ya se ha casado.
El viajante de comercio quedó unos segundos con la boca entreabierta. Parpadeó repetidamente.
— ¿ Todo el whisky corre a cargo del tal Cliff Rooney ?
El viejo asintió.
— Exacto. Hoy es fiesta en Pueblo Esmeralda. ¡ Todo lo paga el bueno de Rooney !
— No lo entiendo. ¡ Se casa y aún tiene humor para celebrarlo !

Adam Surray
El último hombre