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sábado, 26 de diciembre de 2020

Apuntes de un lector de bolsilibros IV

Sexy-show 2

El segundo número de la revista «Sexy-show» contiene cuatro relatos, aparentemente todos firmados por Francisco Caudet Yarza, bajo otro tanto seudónimos.
El primero, titulado «Sexomania», es el menos interesante del lote. Pero no tanto por culpa del autor sino de la sesión de fotos de la cual es la ilustración...
Sí, porque la revista, como era habitual en la época en este tipo de publicaciones para adultos, tenía un cuaderno de dieciséis páginas a todo color, pero quizá por intentar convencer al lector que no se trataba sólo de un puñado de fotos recicladas sin ton ni son de cualquier revista erótica (como hacía Producciones editoriales en su colección «Sexy novela»), uno de los relatos se basaba en este material. Y por cierto que los responsables de estas sesiones eran más mojigatos que Caudett... De eso el poco interés del relato, arruinado además por un final doblemente decepcionante.
Decepcionante una primera vez porque, para permanecer fiel al material fotográfico, el desenlace sólo podía ser moralizador, haciendo hincapié en la muerte del cornudo, y esto no tiene ningún interés... y una segunda vez porque Caudett, no deseando con razón ser moralizador, no llega por ello a concluir satisfactoriamente su narración, que se vuelve agua de cerrajas...
El segundo relato, «El debutante», es más logrado... Es una comedia entretenida y refrescante, que narra con picardía las andanzas de un novato vendedor de electrodomésticos tratando de atender lo mejor que puede a una atrevida cliente. Todo esto con plétora de detalles y metáforas sin complejo, hasta la revelación final, encantadoramente burlona.
El tercer relato, «Lascivo y cornudo», es todavía mejor, lleno de un humor mordaz, digno de las más incisivas comedias italianas (las de Ettore Scola, Dino Risi o Mario Monicelli para entenderse).
Además, trasluce del conjunto una sátira muy divertida de esta ridícula moda de recurrir a los charlatanes del psicoanálisis para tratar de deshacerse de sus complejos...
El único detalle deplorable es que la prosa aquí, exactamente lo mismo que en los dos primeros textos, se hace a veces, al tiempo que el protagonista alcanza su máxima excitación, un poco embrollada... Como si a la par de la subida de la tensión sexual iba el incremento de la extensión de las frases, con una concatenación ininterrumpida de adjetivos y metáforas algo confusa al final...
Por el resto, la crueldad burlona de esta historia de problemas sexuales, de equívocos y de traición es absolutamente deleitable.
El cuarto y último relato, «Obsesión», el que más me gustó de todos, cambia completamente de registro y también de estilo. La pluma se hace seca, cortante, para narrar la desdicha de un desgraciado lleno de defectos físicos y de deseos insatisfechos. Una historia violenta, cruel, sin final feliz : ¡ la miseria sexual en toda su tristeza y sordidez !
En conjunto, una revista que debería recordar a los conformistas actúales que no todo lo que fue producido durante el destape era chabacano. Y aunque lo fue, ¡ siempre mejor esto que las mojigaterías que se sorben hoy en día !

Y como siempre : ¡ muchísimas gracias al compañero Rualrevit por su ayuda !

sábado, 19 de diciembre de 2020

Apuntes de un lector de bolsilibros III

Biblioteca de chicas 148

Escrita por Rafael Azcona, bajo el seudónimo de Jack O'Relly (seudónimo que utilizó al principio de su carrera para firmar sus novelas y relatos románticos), «La hora del corazón» es una obra muy interesante y disfrutable, a pesar de su final empapado en religiosidad.
Sobre todo, llama la atención, al empezar la lectura, que uno de los protagonistas (y el narrador de la historia) sea el mismísimo Jack O'Relly, que se nos presenta como un guionista de cine americano, de viaje a España para rodar una película...
Quién se imaginaría encontrar a un narrador homodiegético en una novela rosa de finales de la década de 1950, ¿ verdad ?
Durante su estancia en Madrid, a Jack le acompaña Roy Carter, un galán sin escrúpulos por quien llegará el drama y la vergüenza...
Publicada un año antes de la salida en los cines de la adaptación por Marco Ferreri de «El pisito», esta centésima cuadragésima octava entrega de la colección «Biblioteca de chicas» propone un retrato nada reluciente de las estrellas de Hollywood y de su lujoso y despreocupado modo de vida.
Al contrario, a través del personaje de Luís, el autor exalta a la gente humilde, que quiere vivir tomando sus responsabilidades :
«Yo creo que la única manera de vivir en paz consiste en estar en paz uno consigo mismo. Y para eso, basta con sentirse bajo una responsabilidad insoslayable. Si uno se sabe responsable de sus actos, sus actos no pueden ser nunca malos... Por tanto, no se sentirá ni inquieto, ni insatisfecho, ni siquiera preocupado. Vivirá dentro de esa sosegada tranquilidad que es lo más parecido que hay en la realidad a esa entelequia llamada felicidad.»
Una filosofía que, por cierto, todos esos pendejos dañinos de políticos no podrán nunca entender...
Otra cosa que hace pasar las páginas con agrado es el estilo cuidado, con un toque poético, de Azcona.
Da realmente gusto leer una pluma tan atildada sin que por eso pierda su aparente sencillez...
Y por esta razón es doblemente deplorable que el final sea tan santurrón.


¡ Otra vez muchísimas gracias al compañero Rualrevit por su ayuda !

Apuntes de un lector de bolsilibros II

Héroes del espacio 218

Quizá las novelas de Joseph Berna son, con las chicas pechugonas y las películas de Jesús Franco, mis más grandes debilidades. Por eso, esta obra es la centésima trigésima séptima que leo del autor (de las cuatrocientas y pico que escribió por el momento). Y por eso, creo tener un cuadro bastante representativo de su obra para poder arriesgarme a emitir algunas consideraciones generales respecto a la misma...
No conozco precisamente los gustos musicales del amigo Berna, pero para mí es un poco el jazzman de los bolsilibristas. En el sentido que hay bastante historias suyas que son «variaciones» de otras más antiguas. Ya sé, me dirás que eso es más que natural con el ritmo laboral al cual los bolsilibristas eran sometidos y no es nada exclusivo de Berna. Tal vez... Pero no me parece lo mismo reutilizar algunos elementos de una novela a otra y, como él, seguir un esquema parecido para obtener otro resultado.
Por ejemplo, compare «La pelirroja de Cheyenne» y «La chica de Abilene», «La dama y el leñador» y «La rubia y el trampero», «El mayor diamante del universo» y «El planeta de los cíclopes», «Lluvia diabólica» y «Lluvia roja»... Para mí, eso se parece más a lo que hacía Carl Barks en sus historietas o, precisamente, a lo que hacen los jazzmen, improvisando al rededor de un tema, ofreciéndonos infinitas variaciones de un mismo estándar, que las reiteraciones habituales en la novela popular...
Así, este «Misterio en la estación WZ-2000» prefigura bastante la sucesiva y excepcional «Dunas vivientes». Como esta última, pertenece al subgénero de la ciencia ficción terrorífica y, además, es igual de bien, con escenas verdaderamente espeluznantes.
Lo único que no me gustó realmente es la mala costumbre del autor, en sus narraciones corales, quizá por rellenar espacio, de citar siempre todos los nombres de los protagonistas involucrados en la acción. Después de un par de veces, la cosa se hace bastante tediosa, la verdad...
Sino, otra novela muy recomendable.

jueves, 17 de diciembre de 2020

Apuntes de un lector de bolsilibros I

Punto Rojo 478

La historia, una vez la obra acabada, podrá parecer bastante clásica y hasta poco imaginativa, pero no así su desarrollo, perfectamente dominado por la escritora.
En efecto, durante toda la novela, tal como la protagonista, el lector no podrá mas que dejarse llevar por los acontecimientos, sin saber a quién creer ni a dónde va a parar todo esto, María Victoria repartiendo sabiamente los lances imprevistos, sembrando la confusión respecto a la identidad y a las motivaciones de los personajes, y dosificando muy bien el suspense, hasta el dramático climax...
En particular, cada capítulo se concluye con el aporte de un elemento nuevo que a la vez modifica la comprensión que teníamos hasta el momento de la trama y que al mismo tiempo nos obliga a continuar la lectura. ¡ Diabólico !
Otro punto muy interesante, como era habitual en las novelas policiacas de esta autora, el papel protagonista es llevado por una mujer, pero eso sin que la cosa aparezca como forzada (o por decirlo de otra manera : no estamos ante una de estas horrendas películas estadounidenses de hoy que hacen comercio con un feminismo de retaguardia totalmente infumable).
En conjunto : otra excelente novela de María Victoria Rodoreda Sayol, además muy hitchcockiana y no sólo por la evidente referencia a "La ventana indiscreta"...

Federal Bureau Investigation 308

Y por supuesto : ¡ muchísimas gracias al compañero Rualrevit por ayudarme en españolizar mis apuntes !