lunes, 11 de mayo de 2020

Los linotipistas creativos III

Sus gazapos y otras chapuzas añaden un toque surrealista a las novelas populares, son :

¡ LOS LINOTIPISTAS CREATIVOS !

Hoy :


Lo que se puede leer en la página 72 de esta edición de 1976...


...Y lo que se debería leer...


Para entender cómo podían ocurrir estos errores y conocer más sobre el linotipo, os aconsejo el segundo video disponible en esta página...

Bolsilibros y gastronomía III

domingo, 10 de mayo de 2020

Adam Surray al habla, parte 2



Nota preliminar : Lo siguiente no es una entrevista per se. Es más un cordial intercambio de preguntas y respuestas que se extendió durante varios meses entre José López García (alias Adam Surray) y yo. Lo que Adam nos dice sobre el mundo de los bolsilibros y el oficio de escribir, sin embargo, me ha parecido lo suficientemente interesante como para que se publicara aquí...

Leí recientemente de ti El anticuario, publicado en Selección Terror, y algunos pasajes me parecieron muy eróticos (y muy buenos, por supuesto). ¿ Por qué razón hoy en día rechazas los libros eróticos que escribiste para la editorial Ceres ? Si no es indiscreción, claro...
No es lo mismo un par de capítulos subido de tono en una novela policíaca, o de terror, que toda una novela dándole al tema. Lo de las eróticas fue un compromiso con Fariñas y el resultado no me gustó.
Debo advertirte, para que no me consideres mojigato, que para Bruguera, en Temas de Evasión, la colección Especial Venus publicó Las Trillizas, de un tal Adam Surray. Esa novela me gustó. Las de Ceres siguen repudiadas. Por cierto, Las Trillizas es mi única novela dedicada. Y fue al amigo Berna.

En tu novela del Oeste Odio ancestral me pareció entender que para ti hay un cierto paralelismo entre la guerra de secesión norteamericana y la guerra civil española. ¿ No es así ?
Sí, te doy la razón. Existe cierto paralelismo, aunque aquí todo fue más furibundo y cruel. Se despertaron odios ocultos, rencillas personales que se aprovecharon de la guerra para saldar cuentas.

También Ali-Baba y los 40 marcianos me gustó mucho, sobre todo por su final…
Cinco años después de la muerte de Franco, sentí allí toda la desilusión que pudo haber traído la transición democrática... Pero también vi una imagen profética de la manipulación de la opinión pública ejercida (es solo un ejemplo entre otros muchos, y no son los únicos, ¡ desgraciadamente !) por los Estados Unidos, particularmente en el momento de la segunda guerra del Golfo. 
En algunas novelas me daba por filosofar, pero pronto volvía a los orígenes : procurar distraer al lector y hacerle amena la novela.

¿ Cual era tu rutina de trabajo para escribir tus bolsis ? ¿ Tenías un lugar y una hora preferentes para escribir o acaso escribías cuando tenías un rato libre ?
Mi faceta de escritor estaba condicionada al negocio familiar. En los años 70 disponía de las mañanas para escribir y las tardes en la recepción del hostal. Terminaba la jornada a eso de las nueve, pero siempre quedaba un gin tonic a medio consumir y hasta eso de las diez no aparecía por casa. Me gustaba conversar en la cafetería con los clientes más asiduos. Dado que estaba recién casado (en el 71), al llegar a casa, lo que menos me apetecía era ponerme a matar cuatreros. Resumiendo : escribía por las mañanas.
Si la novela era del Oeste y la tarde en el hostal tranquila, incluso podía escribir un par de capítulos. Policíaco o de ciencia ficción difícilmente, dado que siempre introducía datos o tecnicismos que me gustaba consultar. En casa disponía de un mural de USA con detalle de todos los estados y planos de las ciudades más importantes. Y también de libros de consulta.

¿ Antes de empezar, ya tenias un plan de trabajo detallado o improvisabas la novela a medida que ibas escribiendo ?
De una idea base surgía el argumento. Sin más anotaciones o apuntes. Luego todo iba saliendo ; incluso a mitad de la novela, en ocasiones, la idea original se transformaba y nada tiene que ver con la primitiva. Tú, como escritor, te habrás encontrado con situaciones semejantes. Personajes que, a mitad de la novela te caen gordos, y los eliminas. Otros que iban de secundarios se llevan a la chica.
En los años 80, al jubilarse mi padre, el trabajo en el hostal se complicó. Mi cuñado y yo, junto con el conserje de noche, nos turnábamos. Seguía con las mañanas libres, pero con más responsabilidades. Un hostal de siete plantas y más de cuarenta habitaciones requería un protocolo de riesgos laborables, un informe estadístico para la Oficina de Turismo mensual, una contabilidad... El conserje de noche, ajeno al negocio, tenía sus dos días de descanso semanales reglamentarios. Mi cuñado y yo, si queríamos tener un día libre, era a costa de hacer doblete.
Oye, perdona... Acabo de darme cuenta que estoy derrapando. Vuelvo a los bolsilibros. Mi método era escribir a mano, más bien telegráfico, que luego pasaba a máquina. Era una forma de aprovechar cualquier momento para escribir. Luego, en casa, directamente a la máquina de escribir. Ya que te gustan las cosas divertidas, te diré que tenía una especie de listín telefónico con más de doscientos nombres masculinos y femeninos. Cuando iniciaba una novela buscaba los nombres y los iba tachando para no repetirme mucho. Y si estaba en el hostal, y surgía un nuevo personaje aún sin nombre, en el Libro de Registro de huéspedes encontraba de todas las nacionalidades. Más de un honorable padre de familia de Boston he transformado en asesino.

En este momento, escribo mucho. Acabo de terminar una historia llamada El caso del proctólogo venido a menos. Es un homenaje al cineasta Jesús Franco. Una especie de «versión» de Gritos en la noche mezclada con humor escatológico. ¿ Conoces a este director ?
Jesús Franco también fue uno de mis preferidos. Rompía moldes en una sociedad mojigata y reprimida. Y cuando la censura abrió la mano, los directores de cine se rindieron al erotismo más chabacano, el que daba dinero. El público, años y años sin ver tetas ni coños, llenaba las salas de cine. Las películas de Jesús Franco se catalogaban de «malditas».

Me gustaría volver un poco sobre tu modo de trabajar en la época de los bolsilibros... Me indicaste el plazo de publicación, pero por tu parte, ¿ como actuabas ? ¿ Acaso enviabas tu manuscrito apenas lo habías acabado ? ¿ O lo conservabas un tiempo, con el fin de releerlo y de corregir posibles errores, antes de enviarlo a la editorial ?
Tu pregunta me hizo sonreír. Yo siempre iba con Bruguera fuera de tiempo. Terminada la novela, al instante empaquetada y a Correos. Jamás la repasaba o rectificaba algo. Recuerdo que el amigo Berna, sumamente escrupuloso, utilizaba el tipex para corregir una palabra. Se echaba las manos a la cabeza cuando yo le comentaba que utilizaba una sucesión de «xxxxxxxx» para suprimir el error. Aún hoy, al recordarlo, nos tronchamos de risa.

¿ Crees que el cómic te ha influenciado en el momento de escribir tus novelas ? ¿ Y si fue así, en qué ?
Cierto que los tebeos me llenaron la cabeza de pájaros. El Guerrero del Antifaz, El Pequeño Luchador y demás héroes de la infancia desembocaron poco más tarde en The Phantom, Flash Gordon, Rip Kirby... y con los bolsilibros de Kane, Curtis y Luger. También El Coyote de Mallorqui... Sí, reconozco mi entusiasmo por los tebeos. Y mi novela Cómic de terror es un pequeño homenaje a ellos. Fue una gozada escribirla. Pero, en cuanto a los tebeos... no me influyeron en los bolsilibros.

¿ Alguna de tus novelas ha sido adaptada al cine ? ¿ Te habría gustado ?
Lo de la adaptación de alguna de mis novelas al cine, por supuesto me hubiera gustado. Al poco de empezar mi colaboración con Bruguera surgió la ocasión con una productora cinematográfica de Madrid. Intercambiamos correspondencia y me ofrecieron, creo recordar, 50.000 pesetas por la autorización. Incluso comenté con Bruguera si la editorial se quedaba con algo. Lamentablemente, al final problemas de presupuesto terminaron con el proyecto.
Con Berna ocurrió algo similar. Me contó que querían hacer una película con una de sus novelas de terror. Una que acontecía en un faro y solo con tres personajes. Algo muy goloso para el presupuesto. Al final tampoco prosperó.

Si hubieras tenido la oportunidad, ¿ te habría interesado trabajar en otros medios, como escribir cómics o guiones de cine por ejemplo ?
Lo mío era escribir novelas. Lo de guiones o cómics, aún teniendo ocasión, no me lo hubiera planteado.

Después de convertirte en escritor profesional, ¿ continuaste leyendo bolsilibros ?
En cuanto a lo de leer bolsilibros, sinceramente, pasó al olvido. Más que todo por falta de tiempo.

sábado, 9 de mayo de 2020

«FBI», Editorial Rollán (1972 — 1974)


1972

1085 : Mortimer Cody : Funerales chinos
1086 : Eddie Thorny : Paraíso con serpientes
1087 : Lou Carrigan : Misión imposible
1088 : John A. Lakewood : Desterrado
1089 : Mortimer Cody : Doble pista en Montecarlo
1090 : Lou Carrigan : Un playboy llamado Hamilton
1091 : Frank King : ¿ Cuándo toca morir ?
1092 : Donald Curtis : ¡ Sube al ring y... muere !
1093 : Mortimer Cody : Espionaje, cuestión urgente
1094 : John A. Lakewood : La muerte huele a canela
1095 : Larry King : Mal camino
1096 : Lou Carrigan : Unas cuantas lágrimas
1097 : Mortimer Cody : Por vía diplomática
1098 : John A. Lakewood : Masacre en Tokio
1099 : Frank King : Para morir, París
1100 : Adam Surray : Chicago 71
1101 : Lou Carrigan : Altas finanzas
1102 : John A. Lakewood : La araña muere en su trampa
1103 : Mortimer Cody : Explosivo silencioso
1104 : Gerard Woren : Civilización prohibida
1105 : Herman Tellgon : El negocio del crimen
1106 : Frank King : Alá sea contigo
1107 : John A. Lakewood : Yo «Cara de Palo»
1108 : Lou Carrigan : Los templos de la muerte
1109 : Jeff Lassiter : Tres panteras de Manhattan
1110 : Mortimer Cody : Asesinos mutantes
1111 : Franklin Ingmar : No removais la basura
1112 : Leo Mason : No hay delito impune
1113 : Mortimer Cody : El cerebro del profesor Zouppas
1114 : Lou Carrigan : La pobrecita señora Faith
1115 : M. Saavdrovitch : Genio Blake contra la mafia
1116 : Duncan M. Cody : Cada día un trago amargo en efecto
1117 : Frank King : Siembra macabra
1118 : Lou Carrigan : Piedras sobre el tejado
1119 : Mortimer Cody : Preludios de muerte
1120 : John F. Asley : Sangre y lodo en las colinas
1121 : Curtis Garland : Al borde del escalofrío
1122 : Mortimer Cody : Distrito 14, Manhattan
1123 : Franklin Ingmar : Matar es contagioso
1124 : Curtis Garland : Jeroglífico
1125 : Mortimer Cody : La muerte habla chino
1126 : Lou C. Carrigan : La ninfa en la bañera rosa
1127 : Curtis Garland : Obsesión
1128 : Duncan M. Cody : Un cerebro en ruinas
1129 : Franklin Ingmar : La muerte me aborrece
1130 : Lou Carrigan : Algo más que una broma
1131 : Mortimer Cody : Un traidor entre nosotros
1132 : Curtis Garland : Trampa a una sombra
1133 : Jeff Lassiter : El gran golpe
1134 : Mortimer Cody : La mujer de humo
1135 : Leo Mason : La casta maldita
1136 : Lou Carrigan : Dos y uno... dos

1973

1137 : Mortimer Cody : Metalicus, no ¡ identificado !
1138 : Herman Tellgon : En nombre de la ley
1139 : Lou Carrigan : Tempestad en un vaso de agua
1140 : Mortimer Cody : Un balazo en la nuca
1141 : J. Tell : Miss Muerte
1142 : Lou Carrigan : Monóxido de carbono
1143 : Mortimer Cody : Espías sin misión
1144 : Fred Hercey : La muerte agazapada
1145 : Lou Carrigan : Viejos tiempos, nuevos tiempos
1146 : Mortimer Cody : Yo soy un enigma
1147 : Frank King : Encrucijada vietnamita
1148 : Herman Tellgon : Siniestra mafia
1149 : Mortimer Cody : Se asesina por encargo
1150 : Lou Carrigan : Siempre estamos muriendo
1151 : John A. Lakewood : Melodías de muerte
1152 : Mortimer Cody : Muerte microscópica
1153 : Henry Keystone : Delegación extranjera
1154 : Frank King : Operación «Sayonara»
1155 : Mortimer Cody : Una voz al teléfono
1156 : Lou Carrigan : Tres muertos en la piscina
1157 : John A. Lakewood : Dos veces traidor
1158 : Mortimer Cody : Perra vida de millonarios
1159 : Kelltom McIntire : ¡ En memoria de Jessie... ! *
1160 : Leo Mason : El dedo en la llaga
1161 : Mortimer Cody : Operación «Globos en el cielo»
1162 : Henry Keystone : Delito, S.A.
1163 : Adam Surray : Era un bonito cadáver...
1164 : Mortimer Cody : La estirpe de Yori Tomo
1165 : Sam O'Connor : La muerte tiene los ojos oblicuos
1166 : Henry Keystone : El cuarto hombre
1167 : Mortimer Cody : Las cavernas del futuro
1168 : Lou Carrigan : Botín : un muñeco de nieve
1169 : Henry Keystone : Carnada para tiburones
1170 : Mortimer Cody : El eslabón perdido
1171 : Herman Tellgon : Los asesinos no tienen sexo
1172 : Henry Keystone : Cita a las diez
1173 : Mortimer Cody : Los pequeños asesinos
1174 : Frank King : Saldo en rojo
1175 : Henry Keystone : Una antorcha en la colina
1176 : Mortimer Cody : Operación «Hielo»
1177 : Kelltom McIntire : Loco y ardiente verano *
1178 : Henry Keystone : A remolque del peligro
1179 : Mortimer Cody : Los congeneres de Mister Penn
1180 : Lou Carrigan : Reparto de bienes
1181 : Henry Keystone : Un bikini rojo
1182 : Mortimer Cody : Mistress Death va de visita
1183 : Lou Carrigan : La gatita en luna de miel
1184 : Frank King : La ratonera polaca
1185 : Mortimer Cody : Rompecabezas electrónicos
1186 : J. Tell : Trampa legal
1187 : Lou Carrigan : Ese tipo que toca la armónica
1188 : Mortimer Cody : El incendiario

1974

1189 : Adam Surray : Muerte a la italiana
1190 : Lou Carrigan : Ingrid, mi amor
1191 : Mortimer Cody : Venganza china
1192 : Henry Keystone : Un huracán llamado Winona
1193 : Lou Carrigan : Asuntos de palacio
1194 : Mortimer Cody : Sabotaje imposible
1195 : Leo Mason : Rapto a la americana
1196 : Henry Keystone : ¡ Matad al editor !
1197 : Mortimer Cody : «Winthrop's Mortuary» a su servicio
1198 : Kelltom McIntire : ¡ Olvídate de Larry Cooper ! *
1199 : Frank King : Cita en San Juan
1200 : Mortimer Cody : Un brindis con «Lord X»
1201 : Henry Keystone : Helicóptero en acción
1202 : Herman Tellgon : La comida de los cuervos
1203 : Mortimer Cody : El hombre de los millones
1204 : Lou Carrigan : Sobra un cadáver
1205 : Henry Keystone : Sobre el lomo del tigre
1206 : Mortimer Cody : La dama de las tortugas
1207 : Herman Tellgon : La ciudad y los gangsters
1208 : Lou Carrigan : Plan «alas de oro»
1209 : Mortimer Cody : El asunto del falso federal
1210 : Frank King : Tumbas sin flores
1211 : Kelltom McIntire : Sería estúpido matar a Kingman *
1212 : Mortimer Cody : Proyecto «luz opaca»
1213 : César Torre : ¿ Quién apuesta por el perdedor ?
1214 : Herman Tellgon : Oscuras y siniestras nubes...
1215 : Mortimer Cody : La máquina del sueño
1216 : Lou Carrigan : Premio para insensatos
1217 : Frank King : ¿ Dónde estás, Tovarich ?
1218 : Mortimer Cody : Secuestro en el aire
1219 : Lou Carrigan : Una baza del juego
1220 : Adam Surray : Asesinato por correspondencia

* En la portada : Kellton McIntire

Rústica. 128 páginas más cubierta. 10,5 x 15.

viernes, 8 de mayo de 2020

Adam Surray al habla, parte 1


Los dibujantes españoles (Manuel Gago, 
José Ortiz, Luis Bermejo...) y su obra son 
auténticos olvidados. Aún más que los parias 
que se dedicaban a escribir noveluchas.
José López García

Nota preliminar : Lo siguiente no es una entrevista per se. Es más un cordial intercambio de preguntas y respuestas que se extendió durante varios meses entre José López García (alias Adam Surray) y yo. Lo que Adam nos dice sobre el mundo de los bolsilibros y el oficio de escribir, sin embargo, me ha parecido lo suficientemente interesante como para que se publicara aquí...

Durante tu carrera, muchas de tus novelas fueron publicadas una y otra vez por diferentes editoriales. ¿ Como es posible ? Aclárame un poco esto, por favor...
En los años 50, el autor de bolsilibros, su copyright, era de la editorial. Bruguera era maestra en ello. Con el mayor descaro se quedaba con los derechos de autor de escritores, dibujantes... incluso con los personajes creados (El Capitán Trueno, Mortadelo y Filemón...). Un vistazo a una novela de los años 50, y el copyright es de Francisco Bruguera. Eso cambió en los 60. El INLE (Instituto Nacional del Libro Español) publicó nuevas normas para los contratos de edición. El autor era propietario de la obra y la cedía en edición a la editorial por un periodo de DIEZ años. Transcurridos estos, el autor volvía a recuperar plenos derechos.

Así qué...
Sí, Rollán me reeditó novelas a su antojo. Andina hizo otro tanto, ya que se quedó con el fondo de Rollán. En cuanto a Toray, al dejar de publicar en el 72 bolsilibros, gentilmente permitió que recuperara pleno dominio sobre mi obra.
Publiqué novelas en Andina y Bruguera una vez transcurridos los diez años de carencia. También de Bruguera para Andina. Era un buen negocio por ambas partes. La editorial pagaba como reedición (4.500 pesetas Andina y 5.000 Bruguera) sin importar la tirada, ahorrándose el porcentaje.

¿ Cómo procedías ? ¿ Habías conservado una copia mecanografiada de tus manuscritos ? ¿ O debías mecanografiar otra vez la historia, basándote en la novela anteriormente publicada ?
El autor no realizaba trabajo alguno. Únicamente ENTREGAR la novela a reeditar.
Eso es lo que hacía. Nada de mecanografiar ni copias del original. El envío de la novela tal cual. Bruguera recibía mi novela de Toray. Se las mandaba de tres en tres. Comprueba alguna de esas reediciones de Bruguera y figura que la primera edición es de tal año (por supuesto no pone la procedencia).
Y no me molesté en pedir autorización a Bruguera para que me reeditara Andina. Simplemente cumplidos los reglamentarios diez años, la novela era mía y podía hacer a mi voluntad. 
Una curiosidad... solicité a Bruguera que me devolviera las novelas de Toray enviadas, pero resulta que para hacer la reedición tenían que destripar el ejemplar.

¿ Cómo es que nuestro mutuo amigo Joseph Berna fue tanto reeditado por Ediciones B (que hasta le publicaron títulos inéditos) y tu nada ?
Referente a Ediciones B, ignoro las causas. Mi relación con Bruguera en los últimos meses fue tirante. Nos pagaban con retrasos desde el 84, en el 85 solo tengo contabilizados dos pagos (enero y febrero) la mayoría traducciones y reediciones de Toray, y en el 86 dos únicos pagos en enero. Ya rozando el cierre les reclamé los originales entregados (Hombres de Texas, El valle de las sombras, Una tumba para el ganador, las tres del género del oeste ; y la de terror El restaurador de cadáveres). Al no recibir respuesta envíe una carta bastante airada y fue mi último contacto con Bruguera. Caudet capitaneó una campaña para que los escritores dejaran de enviar originales. No contactó conmigo (no teníamos relación alguna) pero sí con Berna que me informó de ella. Berna siguió enviando originales con gran cabreo de Caudet. Cuando Ediciones B se hizo con Bruguera, Caudet y otros fueron a solicitar ser incluidos en el nuevo proyecto. La respuesta fue que «tururú». Todo esto me lo contó Berna. 
Es un misterio que autores como Silver Kane, Ralph Barby, Ada Coreti... no figuren en absoluto en Selección Terror de Ediciones B ; y un grande como Donald Curtís con solo ocho novelas.
Que Berna sea el más reeditado es de justicia. Ediciones B reconoció que la deuda de Bruguera con él (rozando los tres millones de pesetas) era desorbitada. El amigo Berna tenía el dudoso honor de ser el número tres en deuda pendiente (Ibáñez y Escobar eran los números uno y dos con sus respectivos Mortadelo y Filemón, y Zipi y Zape).

¿ Cuando Bruguera quebró, trataste de proponer tus servicios a la editorial Astri ?
Con Astri no contacté. Caudet fue uno de los promotores de la editorial. Berna tenía contacto con él y se ofreció a colaborar ; pero no aceptaban más autores. Eran unos tres o cuatro a repartir el pastel y el proyecto incierto. Como ya sabes, la aventura no fue larga. Cuando me lo comentó Berna ya me di por enterado.


¿ Cómo ocurría, concretamente, con los editores ? ¿ Tuviste siempre el mismo tipo de relación con todos ?
Nuestro trato con la editorial era siempre con el departamento correspondiente, en este caso con Bolsilibros. Había un jefe de departamento que era el interlocutor. En mis inicios, me desplacé a la editorial Rollán en Pinto (Madrid) y posteriormente a Barcelona para visitar Toray y Bruguera. Ya colaboraba con ellos y mi única intención era darme a conocer. En las tres fui recibido por el jefe del departamento de bolsilibros. Posteriormente, el trato era más bien con sus correspondientes secretarios/as de redacción.

¿ Recibías indicaciones del editor ?
En ninguna de las editoriales me indicaron las pautas a seguir ni rectificaron el original enviado. Era aceptado tal cual. Afortunadamente nunca me rechazaron  un original.
La relación era cordial. Sin problemas. Y, como te comento, más bien con los secretarios. Con Bruguera, dado que Rollan y Toray finiquitaron pronto, fue más intensa. Incluso nos enviaban un regalito por Navidad. Bruguera fue la única que marcaba la producción. Tantas del Oeste, ahora policíacas, unas de terror...

¿ Cuánto tiempo transcurría, de promedio, entre el momento en que enviabas tu manuscrito hasta la fecha de publicación del bolsi correspondiente ?
El plazo de publicación, por término medio, era de uno ocho meses desde el envío del original. En las colecciones del Oeste, al ser más numerosas, era más breve.

¿ Cuando enviabas un manuscrito, era aceptado tal cual ? Ahora, el editor quiere siempre meter las narices en tu trabajo. Es muy molesto y el resultado no es mejor... ¡ Ni mucho menos !
Lo del editor «toca pelotas» en Bruguera, Rollan o Toray, resulta difícil. Eran editoriales importantes, con departamentos varios, secciones... Tocaban el bolsilibro, el cómic, clásicos, divulgación, diccionarios.

¿ Tuviste muchos problemas con la censura durante tu carrera ?
Al mencionar la censura, mi único problema fue una gilipollez de principiante. En mi primera novela Un alto en el camino donde por «orden gubernativa» me obligaban a suprimir una escena en la que la chica se introducía en la cama donde DORMÍA el protagonista. Una novela del 68. En aquellos años la imaginación también debía ser controlada.

¿ Y por parte de las editoriales  ?
Las editoriales tampoco censuraban los originales, pero te voy a contar una anécdota curiosa. Al iniciar mi colaboración con Bruguera en el 72, José Más (director de Bolsilibros y magnífica persona que recuerdo con cariño) me recomendó visitar al asesor literario que daba el visto bueno a los originales y que, casualmente, tenía su domicilio en Valencia. Esa misma sugerencia la recibió el amigo Berna. El asesor se llamaba Joaquín Povill, y tenía una especie de librería de compra, venta e intercambio de libros. Una conversación cordial donde se me recomendó que las novelas fueran siempre amenas, sin muchas complicaciones argumentales, etc., etc.
En los años 80, al poco de iniciar mi breve colaboración con Ceres, me telefoneó Fariñas (Enrique Martínez Fariñas llevaba lo de Ceres) para decirme con gran regocijo (el malogrado Fariñas era un tipo estupendo) que Povill se había escandalizado con La tribu de Shalaw y que bajara el listón en los próximos originales. Me quedé perplejo, pero no por la recomendación. Ignoraba que Povill siguiera como asesor literario después de tantos años. Como se puede comprobar en mis posteriores novelas el listón no varió en absoluto.
Lo del asesor literario de Bruguera es algo inaudito. En el magnífico libro autobiográfico de Ledesma, en el apartado dedicado a Silver Kane, el autor dice que el tal Povill leía absolutamente todos los bolsilibros enviados a Bruguera y que le rechazó sus dos primeras novelas (Historia de mis calles, editorial Planeta, pag. 305). Ahora viene lo más sorprendente... Silver Kane empezó a publicar, aproximadamente, a finales de los 50. ¿ Cómo es posible que siguiera de asesor literario en los 80 ? Según Kane, conocía a la perfección gustos y tendencias de los lectores de bolsilibros.

Continuará...

miércoles, 6 de mayo de 2020

«Confidencias de...», Editorial Antalbe / Ediciones Maisal (1971 — 1973)


1971

01 : Giovanni Casanova : Popea ¡ Arde, Roma ! ¡ Arde !
02 : Giovanni Casanova : Catalina de Rusia, la insaciable
03 : Giovanni Casanova : María Antonieta, del trono al patíbulo

1973

04 : Giovanni Casanova : Mesalina
05 : Giovanni Casanova : Cleopatra
06 : Giovanni Casanova : La Malibrán
07 : Giovanni Casanova : Lucrecia Borgia
08 :
09 : Jean de Luz : Doña Jimena
10 : Gene Buchanan : Madame Recamiere
11 : Gene Buchanan : Madame Staël

Sin dato por el momento :
Vanessa Motalins : Lady Hamilton, como una reina

Rústica. 160 páginas más cubierta. 11,5 x 18.