martes, 12 de enero de 2021

Apuntes de un lector de bolsilibros XI

Bravo Oeste 1105

Los títulos de las novelas del Oeste publicadas por Silver Kane al principio de los años 1980 son casi tan intercambiables como las portadas de las novelas mismas. En efecto, la mayoría de las veces, esos títulos ni remotamente se relacionan con la historia narrada. Son títulos genéricos, pero siempre muy efectivos y rebosante de un sentido del absurdo al límite del surreal. Por ejemplo, «Pide permiso y mata»... Por supuesto que a ningún momento, durante esta historia, nadie preguntará antes de apretar el gatillo. Pero no es eso el punto. Lo que importa es lo que significa respecto a la postura adoptada por el autor ante la literatura (o por lo menos ante este tipo de literatura)... Así, al instante preciso de escoger un bolsilibro de esta época de Silver Kane, el lector ya sabe a qué atenerse : a un relato narrado con tono descarado, atiborrado de chistes groseros (¡ mis preferidos !) y de situaciones casi inverosímiles, rozando el grotesco, que hacen semejarse el conjunto mucho más a «Las inmorales del salvaje Oeste» de Russ Meyer que a ninguno otra película o novela del mismo género, incluso a los spaghetti-western los más divertidos y exagerados. Y no solamente eso... Tal vez por alegremente pasarse de la raya, burlándose del matrimonio y, a menudo, del oficio de abocado (una profesión que desarrolló en Bruguera, conjuntamente a las de escritor y de guionista de tebeos, antes de dedicarse al periodismo), es como si Francisco González Ledesma, a través de estas farsas maleducadas, buscara tomarse un desquite, transfigurando una rutina diaria tediosa y agobiante en algo de tan trepidante como hilarante — un poco al mismo modo que lo hacía el personaje de François Merlin en «Cómo destruir al más famoso agente secreto del mundo» de Philippe de Broca...
En cuanto a estructura narrativa, mucho antes que la palabra sea popularizada por una generación de estreñidos del teclado (generación que cree que la literatura se puede aprender en taller y que para hacer un libro es suficiente seguir una receta, tal como para hacer los callos a la madrileña por ejemplo, pero mejor si en dicha receta hay muchos términos en inglés que ni siquiera saben pronunciar... ¡ Todo se parece más chic así !), cada capítulo se acaba con un cliffhanger.
La cosa es tan sistemática qué a veces puede llegar a ser bastante artificial (como lo será después en muchas obras de R.L. Stine, otro aficionado al cliffhanger obligatorio), y puede también que un lector novato del autor se siente defraudado, ya que un buen puñado de estos giros no son para nada inesperados...
El interés todavía es otro y sólo se puede apreciar después de haber leído una cierta cantidad de estas novelas. Sí, porque al cabo de un momento, uno va entendiendo la mecánica del relato tal como la concibe Silver Kane y se crea una especie de juego entre el lector y el autor, el primero tratando de anticipar al segundo, mientras que el segundo se ingenia en despistar al primero. O, dicho con otras palabras : un modo lúdico, y sin pretensiones inútiles, de considerar (tan haciéndola como disfrutándola) a la literatura...
Un rápido paréntesis...
Hay una cosa que nunca llego a entender... La mayoría de la gente (yo no, ¡ por supuesto !) no está considerada en su trabajo, es humillada por su pareja y menospreciada por sus hijos, hasta su kiosquero la toma por el culo, a pesar de eso, en lugar de alegrarse cuando descubra anticipadamente una vuelta de tuerca, se enfada. ¿ Por qué ? Por una vez que acierta en algo, ¡¿ no podría contentarse de regocijarse del hecho ?!
Cierro paréntesis...
Pero, ¿ de que va este «Pide permiso y mata» ?
Si ya no lo habéis entendido, ¡ léanlo !

Como siempre : ¡ muchísimas gracias al compañero Rualrevit por su inestimable ayuda !

2 comentarios:

  1. Muchas gracias por el artículo, me ha gustado mucho, muy entretenido de leer.

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    1. Gracias a ti por hacérmelo saber... Y no dudes en leer cualquier Silver Kane inédito de la misma época, te divertirá todavía más que este apunte ;-) Un abrazo !

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