Punto rojo 384
Con esta novela, otra vez tenemos pruebas de la audacia narrativa de los bolsilibros...
En efecto, la historia empieza como un «giallo», con dos muertes al arma blanca perpetradas por un desconocido, vestido de negro y con gafas oscuras, pero antes de matarlos sin piedad, el autor se toma el tiempo de bien dibujar sus personajes, desarrollando en derredor de ellos un entorno creíble y interesante. Así que el lector, no pudiendo estar seguro de como va a evolucionar la trama, se queda en vilo, pendiente de los próximos acontecimientos...
Además, para añadir a este clima de incertidumbre, debemos esperar hasta el quinto capítulo (es decir a haber leído al rededor de unas cuarenta páginas) antes de descubrir quién será realmente el protagonista principal, aunque este ya había aparecido previamente en la trama.
Así, con todos estos elementos mezclados, no solamente la intriga se sigue con mucho interés, pero también parece bastante original. Algo siempre de agradecer, aunque no sea propiamente lo más importante en este tipo de literatura...
Por cierto, después de esta primera parte, la narración, con el héroe investigando paso a paso, se hace un poco más tradicional, todavía no por eso menos apasionante. Sobre todo porque Keith Luger entrelaza de un modo totalmente convincente su lograda trama policíaca con un episodio sumamente novelesco de la grande Historia (episodio aún reciente en el año de publicación de este bolsilibro, es decir 1969). Lo que hace el conjunto disfrutabilisimo.
Desgraciadamente, llegado a este punto, poco puedo añadir sin correr peligro de destripar la historia. Me gustaría sin embargo mencionar como, una vez descubierta la identidad del asesino, me pareció que este bolsilibro habría podido ser como un episodio inédito de la cuarta temporada de «Los vengadores» (hablo por supuesto de la serie de televisión con protagonistas John Steed y Emma Peel, no de las paparruchadas actuales tratas de los cómics Marvel) por su calidad, humorismo y mezcla de géneros...
En cuanto a nuestro héroe, como solía ser predecible con este estupendo autor, es un gracioso, que encadena los chistes sin un segundo de tregua y nunca pierde el buen humor, hasta en los momentos más críticos.
No hace falta precisar que, respecto a esta época que vivimos ahora, de una seriedad tan postiza como triste, con las susceptibilidades a flor de piel, me encanta la actitud desenvuelta del tío...
Como siempre : ¡ un sincero agradecimiento al compañero Rualrevit por tomarse el tiempo y la molestia de repasar mis apuntes !
Muchas gracias por tu nueva reseña, aunque se ve que te gustó estaría bien que incluyeras una valoración de 1 al 5 por ejemplo.
ResponderEliminarMuchas gracias a ti, amigo, por comentar. Es siempre un placer recibir sugestiones de sus lectores. Desgraciadamente, en este caso, no pienso satisfacerte. Lo siento...
EliminarHay gente al que le gusta poner valoración, yo no.
Simplificando, o juzga cada obra según un mismo patrón (como lo hacen muchos imbéciles que no saben nada de cine, gente que va parangonando obras hechas gastando millones con producciones de bajo presupuesto, sin poder entender que el resultado no puedas ser del mismo nivel...) o la valoración que propones sólo refleja tu propia subjetividad y, por lo tanto, no me parece muy interesante.
Además, ¿ una valoración basada sobre que ? ¿ La literatura en general ? ¿ Los bolsilibros en su conjunto ? Que sea basada en la primera o en la segunda opción, de todos modos esta valoración me parecería tan poco fiable como pretenciosa. Y si es basada sobre otro criterio, ¿ cuál ? ¿ Y qué puede aportar al lector ?
No sé si es porque he publicado algunos bolsis, pero para mí cada libro es como un hijo tuyo. Unos te pueden decepcionar o irritar por el rumbo que tomen, pero los que amas, lo amas por lo que son singularmente, sin perder tiempo a preguntarte si uno te gusta más o menos que sus hermanos. Ya que, además, esta apreciación puede variar mucho de un día a otro...
Por eso, en mis apuntes, prefiero tratar de explicar lo que me ha gustado en la novela y porqué, sin recurrir a una jerarquízación de los autores o semejantes bobadas. Después, a cada uno de hacerse su propia opinión...
¡ Un abrazo !