Publicado en julio de 1980.
Portada de Miguel García.
Seguimos con Ralph Barby y una gran obrita en mi opinión.
O tal vez no lo sea tanto y yo estoy obnubilado por lo que creo es una gran idea fantástica.
O tal vez lo que me gusta (o aterra), es que lo que le ocurre a los protagonistas de esta novela, nos puede pasar a cualquiera de nosotros.
Al punto. Como en muchas de las obras de Barby, los protagonistas suelen ser varios, jóvenes, a veces hippies, a veces estudiantes, siempre hay alguno que destaca por su inteligencia y seriedad, otro/a que fuma porros, una chica seria y otra más liberal, un brutote musculoso, pero con poco cerebro... en esta novela tenemos un grupo más o menos así, tres chicos y tres chicas.
Uno de ellos, Paul, el brutote, digamos, convoca al resto para darles una sorpresa, consistente en traer el auto nuevo y flamante de su padre, para salir a parrandear esa noche. Los otros dos amigos, sabedores de que esto iba a ocurrir, no tienen mejor idea que preparar un balde con barro y mierda, para arrojárselo cuando llegue. Luego de tan linda broma, y ante el enojo de Paul, que los obliga a limpiar el auto aunque no quede tan bien, salen en busca de diversión.
En el camino, se encuentran con un lavadero automático de autos, de esos en los que uno entra por un extremo del túnel, te lavan y secan el auto, y se paga al salir. Sin dudarlo, Paul mete su auto allí para que se lo dejen impecable.
Pero al salir... algo raro pasa. No hay nadie que cobre, la carretera se ha hecho de tierra y no hay autos ni luces, hace frío y está húmedo, y hasta un cadáver han encontrado pendiendo de una horca.
A partir de entonces, todo se vuelve alucinante. Sumergidos en un mundo extraño y antiguo, donde la gente vive temerosa a la sombra de un convento abandonado, aunque habitado por un demonio con cabeza de gato, y perseguidos por cazadores de brujas, que buscan cualquier excusa con tal de torturar.
La idea de que un lavadero de autos sea un portal a otras dimensiones, o al pasado o al futuro, me parece genial. En este caso, parece ser una regresión al pasado, en nuestra línea de tiempo, hacia 1643-1647. Los hechos de la novela que describe Barby parecen ser ciertos en esa época : las Posesiones de Louviers, que hoy se consideran hechos de histeria colectiva, y el juicio a Magdalena Bavan. Por supuesto que el autor usa como base esos pormenores para armar una trama fantástica y sobrenatural, agobiante y con suspenso.
Y luego, el final. Que nos deja un montón de incertidumbre y que es libre de ser interpretado como nos parezca... ¿ Qué pasó aquí... ? ¿ Fue todo un sueño... ? ¿ Ocurrió aquí o allá... ? ¿ En una dimensión paralela... ? ¿ Cuánto duró... Un día o un instante... ?
Muchas preguntas para reflexionar. Para mí, una gran novela por lo que plantea, más que por los hechos en sí.
Y si tienen que lavar el auto, traten de hacerlo a mano o en un lavadero común con empleados. Y como a mí me gustó, le pongo :
(muy buena)
Alfredo Velazquez
No hay comentarios:
Publicar un comentario