domingo, 24 de agosto de 2025

Curtis Garland : ¿ Qué ha sido de Dolly Doll ?


«Selección Terror» número 87.
Publicado en octubre de 1974.
Portada de Alberto Pujolar.

Durante años, en la era dorada de Hollywood, Dolly Doll fue la reina indiscutida del gore y el Gran Guignol, en cine y teatros. Tan hermosa como macabra, estremecía con sus asesinatos en pantalla, en contraste con su dulce personalidad en la vida real.
En la actualidad de 1974, Dolly Doll ha caído en el más profundo de los olvidos, pero al parecer alguien quiere remediar eso, remedando sus métodos para matar.
Una buena novela de Garland, pero no de las mejores. En principio, incurre en un error, que a los fines artísticos de la novela lo podemos dejar pasar por alto, y es el siguiente : si hay algo que no tenía el cine de terror en los años '30 y '40, era sangre. En «Drácula», de 1931, creo que solo vemos una gota en el dedo de Jonathan Harker. Y aquí, Dolly Doll es una rubia que suele pasearse semidesnuda en camisón transparente, portando un hacha sangrante donde quiera que vaya.
La novela empieza con un prólogo en la actualidad de 1974, donde se nos relatan dos crímenes relacionados con Dolly Doll. El primero ocurre en un cine para nostálgicos, que proyectaba una película de ella, frente a cuatro o cinco trasnochados. Al terminar la función, se encuentran con que uno de ellos se encuentra clavado a la butaca por un bruto cuchillo de carnicero. El otro ocurre poco después del primero, en un teatrucho de marionetas de Grand Guignol poniendo en escena una obra clásica de la blonda asesina, donde, frente a un reducido público, es decapitado el titiritero y su cabeza rodante hace que la gente escape en estampida.
Estos crímenes despiertan en cierto público la curiosidad por saber qué ha pasado con Dolly Doll... ¿ vive, está muerta, tiene relación con estos sucesos actuales... ? Un periodista llamado Richard Scott, redactor en la revista Weekly Show, tratará de echar luces sobre el tema, a través de notas sensacionalistas, y máxime cuando recibe el pedido de una jovencita, que desea que averigüe el paradero de otra artista de la época, rival de Dolly Doll en el arte y tal vez en la vida, llamada Mae Canary, y que era su madre.
Por supuesto, todas las investigaciones llevarán al descubrimiento de un mundo de horror, envidias, celos, tragedias y traiciones, que tal vez hubiese sido mejor dejar oculto.
Uno de los fallos de esta novela, y eso no sé si es por haber leído tantas lecturas afines, o mucho Garland, es que la trama es bastante previsible. El autor lanza un dato casual en algún momento y ese dato, bien ubicado, nos pone en la buena senda.
La lectura también se complejiza porque, a diferencia de «El Rostro del Horror», en donde la acción ocurría en tiempo real, aquí vamos del presente a hechos del pasado, y de aquel al presente. Entonces no se puede estar seguro de nada hasta el final, aunque como ya dije, en esta obra hay bastante de previsible.
Garland suele ser rebuscado y barroco a veces con sus descripciones, vueltero digamos, para contarnos o describirnos algo. Da la sensación de que pone palabras de más para ocupar espacio.
Digamos que la lectura es agradable, hay un cierto homenaje a la película «Freaks» (o «La Parada de los Monstruos»), de Tod Browning (1932), que el autor hace explícita, pero aun así la película nos viene a la mente antes que Garland la nombre. El final es bueno, con una frase que suena a sentencia o aforismo irrevocable. Buena portada de Pujolar, aunque solo reconozco a Chaney padre en esos rostros. Mi puntuación es de :

(buena).

Alfredo Velazquez

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