«Mulatas, de ademanes desenvueltos, ataviadas con telas multicolores, abordaban a los transeúntes. Unas eran vendedoras de narcóticos. Las otras, de sus proprios cuerpos.
— ¡ Qué asco !
— La inmensa mayoría de esas mujeres vinieron de Puerto Rico en busca de fortuna. La vida las redujo al estado en que las ves. También las hay que, por cometer un delito, ingresaron en la cárcel y al salir nadie les tendió una mano. El hambre y la miseria hicieron lo demás.»
John A. Lakewood
La araña muere en su trampa
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