— Los padres no tienen derecho a imponer un marido a sus hijas, como si estuviésemos en la Edad Media, Patty. Eso pasó de moda hace años, querida. Aquí, en San Luis, los derechos de la mujer empiezan a ser respetados. Ya se acabó aquello de que los padres nos buscaban marido desde el instante en que lanzábamos el primer berrido. Ahora sólo tienen el deber de deslomarse como burros para que nosotras podamos lucirnos y dedicarnos plenamente a la caza del hombre.
Ray Lester
Un pistolero en la familia
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