Sexy novela s/n
Sacando provecho de su narración coral, Fariñas enlaza sin respiro las secuencias subidas de tono, alternando los contextos y matices (hay incluso una escena de homosexualidad masculina), siendo a veces lascivo, otras guasón y hasta cruel, como cuando la doctora Lebanneur humilla al joven machote con el cual acaba de acostarse, indicándole algunas revistas pornograficas y diciéndole de hojearle un rato, mientras se arregla, ya que seguramente le podrían enseñar algo... Todo esto hasta llegar a la partida propiamente dicha que, lastimosamente, no será el momento cumbre que uno se podía esperar, sino otro polvo más — cuatro por la precisión, pero eso no cambia nada al sentimiento un poco frustrante de ocasión desperdiciada que se desprende del final...
Mientras un marido pretexta deber asistir a una cena de trabajo, otro hombre se preocupa por entretener a su descuidada mujer...
Cuando Fariñas firmaba un relato con su seudónimo italianizante (Enrico Farinacci, nada menos) aprovechaba siempre por dar rienda suelta a su lado más jocoso. Y también para mofarse repetidamente del machismo latino... Así que ese «Sexo al cuadrado», ayudado por su final con sorpresa, se revela una divertidísima (y érotica) historia de traiciones y pretensiones, tan buena como las que se podían gustar en el cine italiano de la época o, más tarde, leer en tebeos como «Cornis», traducciones por desgracia bastante dudosas (con el formato original completamente trastocado) de la longeva y excelente serie, siempre proveniente de Italia, «Corna vissuta».
Como siempre : ¡ un sincero agradecimiento al compañero Rualrevit por tomarse el tiempo y la molestia de repasar mis textos !
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