lunes, 26 de mayo de 2025

Curtis Garland : Lady Frankenstein


«Selección Terror» número 98.
Publicado en enero de 1975.
Portada de Alberto Pujolar.

Nadie desconoce a estas alturas la calidad literaria que habitualmente tiene Curtis Garland (Juan Gallardo Muñoz), aunque también tiene sus patinazos. En la presente novela, de las mejores para mí, vuelve con el personaje Frankenstein. En líneas generales, muchos de los bolsilibros de esta colección son, en mi opinión, muy «cinematográficos», es decir, podrían convertirse casi sin corregir en guiones para películas. Cuando muchacho, yo leía esta novela imaginándola como una película de los estudios Hammer, con su ambientación victoriana, y hasta ponía al actor Christopher Lee como el científico protagonista (también puse en mi mente al mismo actor en «Yo encontré a Frankenstein», también de Garland).
El autor nos aclara en un prólogo que su Dr. Frankenstein no se ciñe al original, que es su visión, ya que al ser un personaje de ficción, se lo  puede manejar con cierta libertad. Y arranca la novela, dividiéndola en dos partes bien diferenciadas. La primera, que es la mejor, es un poco más larga que la segunda, y agrega luego un breve final. Tanto en la primera parte, como en el final, agrega sendas citas de la novela original de Mary Shelley.
La novela no presenta grandes misterios ocultos. En definitiva, estando Frankenstein de por medio, ya sabemos lo que va a hacer : o crear un monstruo, o revivirlo, o trasplantar un cerebro, es su desarrollo y la acción trepidante lo que nos obliga a leer para saber en qué terminará todo, sobre todo en la primera parte. La ambientación rezuma goticismo por todas partes, y estimula grandemente la imaginación. Todo empieza en Londres, con una hermosa y joven asesina, una Lady para más datos, ajusticiada en la horca por haber cometido cinco asesinatos. Había estado a punto de casarse con un joven, noble también, pero salió a la luz su monstruosa carrera criminal y ello no ocurrió. Este joven, Sir Lawrence Conway, no quiso saber nada con ocuparse del funeral de su dama, pero luego, al saber que no tenía familiares que la reclamaran y que su cuerpo iría a parar a una fosa común de condenados, cambia de opinión. Tarde, porque mientras él cavilaba, cierto doctor suizo reclamaba el cuerpo desde Ginebra para hacerse cargo de darle «cristiana sepultura». Así, asistimos al trepidante viaje del cadáver de una convicta por toda Europa, en medio de turbios acontecimientos.
La segunda parte es ya un poco más convencional, y transcurre en Ginebra, donde nos enteraremos de los propósitos finales del siniestro Victor Frankenstein. 
Resumiendo, y en mi opinión, una interesante historia del mito Frankenstein, que hubiera estado bueno verla en pantalla grande. Gran cubierta de Pujolar, alusiva. Esta vez le doy :

(muy buena)

Alfredo Velazquez

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