«Selección Terror» número 586.Publicado en agosto de 1984.
Portada de Salvador Fabá.
Un grupo de chicas atraviesa una terrible tormenta en la noche, manejando un coche que corre riesgo de anegarse en aquella ruta, y con los peligros de un río casi desbordado cercano. Deciden detenerse un rato, pero un hombre extraño que aparece en otro vehículo, les dice que es peligroso mantenerse quietas en el lugar, que es mejor que él las guíe y que sigan sus luces. Luego de un buen rato conduciendo en zonas boscosas, se detienen ante una mansión bastante siniestra, en donde, además de descansar, pasarán horribles experiencias, aunque ellas todavía no lo saben...
Una de las virtudes de Rafael Barberán Dominguez (Ralph Barby), es su facilidad para meternos en un clima angustioso desde los primeros instantes. Me asusté primero pensando que me encontraría con una versión remozada de «La aldea muerta». Pero no. Con tramas que no son rebuscadas o complicadas, Barby logra meternos miedo en determinadas ocasiones, y todo con un aura sobrenatural que sobrecoge y nos hace pensar... ¿ Acaso esto no podrìa ocurrir... ?
Un hombre alto y extraño, a quien no ven el rostro y que luego desaparecerá, es quien les franquea la entrada a la casa, iluminada solo con velas y un extraño fuego en la chimenea, cuyos troncos parecen no consumirse. Las cinco chicas están lideradas por la mayor de ellas y quien conduce el coche, llamada Angie. Todas estudian psicología, salvo una que quiere ser periodista. No son amigas, más bien camaradas. Pero a medida que se distienden y entran en confianza, surgen las confesiones y fantasías sexuales. Una de ellas habla de espiritismo, el cual profesa. Instiga al resto a iniciar una sesión para llamar a los espíritus de aquellos personajes históricos con quienes desearían tener sexo (esta escena en que llaman a los demonios resulta bastante tremebunda)... ¡ craso error... !
Pese a que la propuesta parece algo ridícula, me gustó esta novela. Es opresiva, se palpa el miedo de las protagonistas. Quizás el final es algo precipitado. Al parecer, se acababan las páginas. Cosa extraña, y que se agradece, no hay hombres protagonistas ni romances.
Aunque nunca la nombro, debemos recordar la importancia de Ángels Gimeno, esposa de Don Rafael, en estas obras ; en definitiva, es quien les da la forma en que llegan a nosotros.
Definitivamente, Ralph Barby y esposa, casi nunca defraudan a la hora del miedo o desasosiego. Nota aparte, esta cubierta de Salvador Fabá ya había aparecido en el número 146 de la colección, para una obra de Curtis Garland : «Internado de diabólicas». Le doy :
(buena).
Alfredo Velazquez