Publicado en abril de 1980.
Portada de Miguel García.
Hoy le toca el turno a Silver Kane (Francisco González Ledesma)...
Desgraciadamente, solo he leído dos títulos de este autor (debo remediar eso) y en este género del terror, así que no sé cómo escribirá las novelas del Oeste o las policiales o las de ciencia ficción. Tengo entendido que suelen ser buenas. En cambio, con la novela que hoy nos ocupa, tengo sensaciones encontradas. Antes que nada, los pongo en tema. Mary y Norma son dos jóvenes universitarias, amigas, que a fin de hacer una tesis o doctorado en sus estudios de agricultura, deciden viajar a un pueblo llamado Scottville, en Iowa, para conseguir ayuda económica del tío de una de ellas, el tío Vance. Ya cerca de la región, se dan cuenta de algo extraño : no hay nadie, entre los trigales y maizales, solo ven tractores y vehículos abandonados. Al llegar a la ciudad, otro tanto : nadie, sólo el tañer de una campana doblando a muerto. Las únicas personas vivas que ven, son tres «gamberros» que las desnudan y violan con la mirada. Y aclaro lo de vivas, porque lo siguiente que ven es el cadáver embalsamado de una joven muchacha, sentada en una oficina del hotel al cual se dirigieron.
Mientras escapan de allí a todo correr, se topan con un vehículo fúnebre, cuyo chófer recorre las calles arrojando puñados de cenizas, que terminan siendo los restos calcinados de... ¡ el tío Vance... !
A partir de allí, se suceden unos hechos extraños que nos hacen pensar que estas chicas, o están locas, o son víctimas de una gran confabulación.
Lo primero que quiero decir es que no me gusta cómo está escrita y desarrollada esta novela, por lo menos los primeros capítulos. No sabría decir por qué. Por momentos me daban ganas de dejar de leerla. Un lenguaje enrevesado a veces, con errores (a una de las protagonistas la llaman Norma a veces y otras Nora, la pistola «Beretta» es llamada «Baretta») y aburrido por momentos. Las protagonistas tampoco ayudan mucho, no generan empatía (al menos a mí), se lo pasan gritando y quejándose y hay un recurso de repetir las frases que me crispa los nervios : ejemplo... ¡ No doy más... ! ¡ No doy maaaaas... ! ¡ NO DOY MAAAAAS... ! Casi que por momentos me daban ganas que las violen de una vez y las maten.
Hay otros personajes, el sheriff y el alcalde, que también son bastante densos. Al sheriff dan ganas de patearle el trasero para que reaccione.
Y todo lo antedicho es una pena que suceda, porque la trama y el argumento de la novela, sin ser muy original, son buenos. No puedo hacer comparaciones con películas, porque develaría el final. Es más, si cambiamos la época y tal vez la ubicación, esta obra se podría haber publicado en, por ejemplo, «Oeste Legendario».
Como ya dije, con solo dos libros leídos de este autor, no puedo sacar una conclusión tajante acerca de sus valores. A los seguidores de Kane puede que les guste esta obra, a mí me dejó algo insatisfecho. Buena la cubierta de García, aunque genérica. Siendo bueno, le doy :
(regular)
Alfredo Velazquez