George se tragó el último bocado sin apenas masticar. Luego limpió sus dedos manchados en su suéter. Al hacerlo, vio que no dejaba de engord...

El cuchillo se hundió casi hasta el mango, luego comenzó a deslizarse hacia abajo, cortando sin esfuerzo la tierna carne. A medida que avanz...

Por supuesto no se trata del recordado Miguel Oliveros Tovar, sino de mi cazarrecompensas perezoso... Aparecido ya en tres bolsilibros y alg...

He acabado de escribir hace algunos días mi última novela del Oeste, tercera aventura larga de mi cazarrecompensa perezoso llamado Keith...